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Beatriz Perosio

Milei no cayó del cielo                                

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          Los mismos peronistas reconocen que el gobierno de los Fernández y Massa alentó con sus fracasos la llegada de Milei. Realmente el Alberto funcionaba como lo más tibio de un socialdemócrata, que ni siquiera atinó a dejar sin efecto los decretos de Macri, que por ejemplo en el caso de la ley de Medios, la bajó sin más, a pedido de sus patrones Clarín y la Nación. 

            Milei realizó tal descalabro, tan solo en tres meses, lo que a De La Rúa le llevó dos años y a Macri cuatro. Es fácil hacerse el guapo, cuando se tiene atrás a las corporaciones, el establishment, la embajada yanqui, AmCham y el Comando Sur y la OTAN, además del cipayaje oligárquico, las fuerzas armadas, la derecha política y encima con el aval de una parte de población desencantada.

            Tal fue el desencanto, que aproximadamente unos diez millones de electores, no concurrieron a votar en el balotaje entre Milei y Massa, sabiendo que es obligatorio el acto de votar en Argentina, por lo que bien podría considerarse como un acto de desobediencia civil. A la gente ni siquiera le amedrentó el aviso de multa por no votar. Y muchos otros enojados votaron a Milei.

            Convengamos que este es un gobierno de LLA doblemente asistido entre el macrismo, por lo que bien se lo puede denominar como macri-mileismo, ya que los principales ministros fueron cooptados del anterior y fracasado gobierno de Macri y del delaruista inclusive. Milei no tiene gobernadores suyos y está tercero en fuerzas propias en diputados y senadores.

            Está cumpliendo con el vaticinio del mismo Macri cuando advertía que si salía electo nuevamente haría el mismo programa de entrega, pero más rápido. Y lo está intentando cumplir, si no fuera que hasta algunos gobernadores aliados se ven perjudicados por las desquiciadas quitas en subsidios al transporte y fondos educativos, que les merman terriblemente el presupuesto general, además de joderle la vida a la población.

            Entre los personajes que admiraba, además de Martínez de Hoz y Cavallo, figuraba el nefasto Menem, a quien colocó en el Salón de los Próceres entre otros, en reemplazo del Salón de las Mujeres, una provocación que realizó en el día internacional de la mujer. Otra medida con la que pulverizó los ahorros de la clase media fue la decisión del Banco Central, de bajar los intereses anuales de los depósitos bancarios, del 110 al 80 por ciento, con un piso del 70  para los bancos.  Como la inflación es muy superior, esto licúa los ahorros de la clase media, una versión diferente pero coincidente con el “corralito” del 2001 de Cavallo-De la Rúa. No es que bajan las tasas de interés para dar créditos más baratos a la producción, las PYMES, etc.

            O sea que hay varios modelos y gestiones que abonan el proceder y nefasto plan de ajuste, entrega y miseria, que lleva a cabo este anarco siquiátrico. En versión de los mismos analistas liberales, en realidad copia o nos retrotrae a los conservadores de la década infame, cuando éramos una semicolonia inglesa a la que le proveíamos ingentes toneladas de bienes y recursos.

             La historia reciente y el avance de las “derechas” en muchos países, nos muestra que los gobiernos social demócratas o “nacionales y populares” con tibios proyectos de estados de bienestar, lejos de generar procesos revolucionarios, son muchas veces el germen reaccionario y hasta de resurgimiento nazi-fascista, como en Europa o de especímenes como Fujimori (a quien Milei intenta emular), Bolsonaro y Bukele.

            Los partidos marxista-leninistas, en parte, tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esta debacle del auge revolucionario que supimos experimentar en los sesenta y setenta. Debemos rever los métodos para aggiornarnos a las nuevas épocas, por ejemplo para avanzar con el Frente Antiimperialista y Antifascista.

            El surgimiento de estos nefastos personajes mesiánicos tienen varias vertientes, pero los cierto es que cumplen un rol primero experimental y después de facto para los intereses del imperialismo y los monopolios. El común denominador que debe unir al pueblo y los sectores revolucionarios es uno: “Si el ajuste, la entrega y el hambre son ley, la rebelión es justicia”.

JORGE ARTACHO

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