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Beatriz Perosio

Periodistas amigos del presidente Milei

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            Por un pedido de información pública del periodista Ari Lijalad se conoció que Jonatan Viale, conductor en TN y antes en La Nación+, había visitado a Milei en Olivos un domingo hasta altas horas de la noche. El presidente lo reconoció, afirmando en su cuenta de X que los fines de semana se reúne “con amigos”.

            Por otro pedido de información, esta vez de Chequeado.com, se constató que Jonatan Goldfarb -que adoptó como seudónimo el apellido Viale, como su padre Mauro- estuvo en 2 ocasiones en la Quinta presidencial acompañado por su familia.

            El rol de Viale en favor del gobierno es muy claro. Ocupa sus espacios mediáticos para instalar supuestas campañas desestabilizadoras, esconder el hambre y la entrega detrás de la exacerbación de la crítica a cualquier protesta, y llena de elogios al presidente.

            El blindaje mediático del que goza Milei se apoya en parte en ese tipo de “amistades”, que le garantizan una audiencia importante que verá disimuladas las condiciones de vida de la población, las barbaridades que dicen el presidente y su entorno, o los casos de corrupción que se han conocido pero sobre los cuales los grandes medios guardan un silencio evidente.

            El programa de Viale en TN y su streaming tienen una audiencia importante. Pero, lógicamente, no es el único comunicador dedicado a la propaganda oficial.

El mismo informe de Chequeado revela que Esteban Trebucq estuvo en Olivos en 3 oportunidades; Horacio Cabak en 2. Además, José Del Río, Luis Novaresio, Lucas Morando y Marina Calabró visitaron una vez la Quinta.

            Trebucq es el que se conocía como el “pelado de Crónica” y de A24,  actualmente revista en LN+. Al igual que Viale, es uno de los pocos a los que Milei le concede “entrevistas” que en realidad son charlas informales al servicio de la imagen del presidente. En ellas puede proferir atrocidades, como la baja en la edad de la imputabilidad, insultar a opositores, periodistas o militantes, etc.

            El alarde de obsecuencia de Trebucq empezó en realidad antes de que Milei fuera electo, acentuándose desde el mismo día de la asunción cuando, sin pudor alguno, calificó de “revolucionario” y “disruptivo” al discurso que dio el presidente en el Congreso.

            José Del Río, quien oficia de periodista económico, fue otro de los aduladores del discurso inaugural. Dedica sus columnas para defender las medidas económicas del gobierno y maquillarlas de una supuesta batalla contra “castas” y “privilegiados”.

            Luis Majul no figura en la nómina de asistentes, pero actúa como un gran amigo del gobierno. Así, se ocupó de criticar la metodología de la UCA para medir la pobreza, tildando a la casa de estudios privada como “oportunista” e “inconsistente”.

            En un ambiente controlado, guionado y estructurado estos “periodistas” amigos del presidente facho se muestran mansos y pusilánimes al poder. En un rol donde buscan mostrar al mandatario como alguien normal y fuera de la “casta política”, ya ni juegan a la objetividad: “no quieren repreguntar”, aceptan la respuesta y la agresividad del entrevistado con total normalidad. Lejos quedó la performance del periodista comprometido con la realidad: las preguntas y repreguntas no existen.

LA  REALIDAD

            Mientras tanto el trabajo de quienes sí realizan su labor periodística con responsabilidad social se ve entorpecido en esta nueva estructura de la realidad: un trabajo que desde hace décadas viene mal pagado, en precarización creciente, además hoy bastardeado y amenazado por Milei. Quienes realmente informan sobre la grave situación que se vive en nuestro país, quienes hacen investigación periodística e incomodan con la verdad son expuestos por el presidente, que propone que su horda de seguidores y fanáticos los hostiguen en redes sociales.

            Con el cierre y achicamiento de los medios públicos, Télam convertido en agencia de publicidad, las radios nacionales sin producción local, sin financiamiento para los medios comunitarios, cooperativos y populares; la estructura comunicacional de nuestro país se ve notablemente afectada. Los trabajadores de los SRT en Córdoba vienen luchando y denunciando el vaciamiento del multimedios y ni siquiera cobraron el sueldo y medio aguinaldo (ver nota aparte).

            Son los medios públicos los que han abierto espacios para diferentes miradas y voces, y son los que permitieron miradas federales a través de la difusión de contenidos generados en distintas partes del país.

            Milei dijo en muchas oportunidades que los medios públicos son “un mecanismo de propaganda”. Como en ocurre con otros temas, sus medidas muestran lo contrario: lo que él y su gobierno buscan es que todo el sistema de medios se convierta en un dispositivo de propaganda oficial, ya sea por coincidencia de intereses (medios concentrados y gran capital), reduciendo a la actividad publicitaria a los medios del Estado -como ocurrió con Télam- o a través del ahogo económico mediante las consecuencias del ajuste y la privación de fuentes de información regulares y confiables para cientos de medios privados.

            Es imprescindible debatir nuevamente una Ley de Medios, que restrinja a los monopolios y pulpos mediáticos, dando lugar a la multiplicidad de voces de nuestro pueblo. Proyectarnos en futuros, esperamos cercanos,  donde la comunicación sea un derecho pleno. Mientras tanto, y con las herramientas que tenemos seguiremos resistiendo y combatiendo las políticas de hambre, exclusión y entrega de este gobierno de ultraderecha, que restringe los derechos del pueblo y cercena las voces de quienes con su trabajo comunican la realidad. 

MARÍA ALANIZ

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