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Télam no se cierra, Télam se defiende

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            El 1 de marzo Javier Milei anunció el cierre de la Agencia Télam. Lo hizo durante la apertura de las sesiones del Congreso. Con toda la parafernalia de una película yanqui, el presidente parado en un atril, entre otras cosas, anunció: “vamos a cerrar la agencia Télam, que ha sido utilizada durante las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”. Semanas antes ya se había anunciado el cierre del INADI.

            A las pocas horas la página de la agencia estaba dada de baja. El 4 de marzo a la madrugada, los empleados y empleadas se dieron con las vallas policiales impidiendo el ingreso al edificio donde funcionaba la sede principal de la prestigiosa agencia. Sus trabajadores recibieron un mail donde se los dispensaba del trabajo durante unas semanas. Más de 750 de ellos quedaban fuera.

            Mucho se habla de Télam en estos momentos, el vocero presidencial Manuel Adorni con una elocuente violencia y provocación puso en la red X “Saluden a Télam que se va”. Los grandes medios hegemónicos festejan su cierre y los consumidores de esos medios  se llenan de odio sin saber siquiera que es Télam o lo que hace.

¿Qué es una agencia de noticias?

            Una agencia de noticias o agencia de información son organizaciones que proveen información internacional, regional y local a medios de comunicación de todo el mundo. La información puede ser en diversos formatos: fotos, audiovisual o escritas. Estas organizaciones proveen de material y noticias a distintos medios y es un recurso necesario para los medios de comunicación.

            Télam fue creada el 14 de abril de 1945,  de la mano del secretario de Trabajo y Previsión Juan D. Perón  como la agencia Telenoticiosa Americana, más conocida como Télam. El fin era romper con la hegemonía informativa de las grandes agencias norteamericanas. Nació como una empresa mixta, fue privatizada por Frondizi y estatizada luego por Onganía

            Con casi 78 años de funcionamiento, sufrió intervenciones de las distintas dictaduras militares que azolaron el país en la segunda mitad del siglo 20, recortes de presupuestos y despidos de trabajadores como el llevado adelante por el gobierno de Mauricio Macri (con Hernán Lombardi, que despidió a más de 300 trabajadores e intentaba una reestructuración de la institución). Funcionó hasta el 4 de marzo de este año, emitiendo como último cable la noticia de su desaparición.

            La cablera de Télam se apagó, apagando la posibilidad de contar con una agencia nacional de noticias, que garantizaba la pluralidad de información. Dejando en la calle a todo su personal.

Nuevos embates contra los medios públicos

            A los despidos de Télam se suman otros 100 que se concretaron en Radio Nacional. Los “desvinculados” pertenecen a todas las emisoras de país.

            Héctor Cavallero, el nuevo director del medio nacional, dijo que no fueron propiamente “despidos” sino “desvinculaciones” por vencimientos de contratos y la no continuidad de contratos. Lo justificó asegurando que había demasiado personal en las emisoras y que los directivos había sido designados en gobiernos anteriores.  El achicamiento se sumó a las más de 400 profesionales a quienes no se renovaron los contratos en enero de este año y que incluyó a periodistas, conductores, movileros y técnicos. Entre los periodistas cesados hubo muchos de trayectoria reconocida como Víctor Hugo Morales, Darío Villarroel, Federica País, Alejandro Apo, Sandra Russo y Mex Urtizberea. Como denunciaron en su momento Si.Pre.Ba. y FATPREN, las cesantias se vinculan al cercenamiento de la soberanía informativa.

            En otros medios dependientes de RTA, como la TV Pública, se suspendieron noticieros y se dieron de baja programas.

            Tanto la TV Pública como Radio Nacional y demás medios de RTA quedaron bajo la dirección de empresarios provenientes de los monopolios mediáticos, dejando en claro la visión del gobierno de subordinar la comunicación a los intereses de los grupos concentrados del rubro y de la economía en general.

            Los medios de comunicación públicos fortalecen la democracia, son los que llegan a cualquier lugar del país informando, formando ciudadanía y pugnando a que el derecho a la comunicación llegue a todos los rincones de la geografía argentina: desde Ushuaia a La Quiaca y desde la cordillera hasta el mar.

            El desarme de los medios públicos  pone en peligro el sistema de medios plural y diverso, donde la soberanía cultural es denostada y sólo deja al lucro como único fin, donde el derecho a la comunicación como derecho humano fundamental desaparece y deja la comunicación en los poderes mediáticos ya concentrados. Por eso, junto a los gremios del sector y sus trabajadores movilizados, también decimos Télam se defiende.

MARÍA ALANIZ

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