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Hay conflictos, pero la CGT sigue durmiendo la siesta 

            Luego del paro del 24 de enero, desde LIBERACIÓN 409 decíamos que era “el momento para continuar con un Plan de Lucha, y tratar de imponer la agenda popular para enfrentar el mazazo de ajuste, devaluación, inflación, tarifazos y un largo etcétera, que Milei y sus aliados del PRO están lanzando contra trabajadores formales e informales, sectores más pobres e incluso contra las capas medias, y pequeños y medianos productores y comerciantes”.

            Eso decíamos en febrero; transcurrido un mes seguimos con la CGT “durmiendo la siesta”, demostrando su complicidad en los hechos con el ajuste. No es nuevo, también durmieron lindo durante 4 años del gobierno del FDT-UxP, sin siquiera protestar cuando se firmó el acuerdo con el FMI que convalidó la fraudulenta deuda externa contraída por Macri. El ajuste de la mano de Sergio Massa favoreció la reacción contra esa situación: el equivocado voto mayoritario a un facho ajustador como Javier Milei.

            Por abajo la situación va cambiando a medida de la insoportable carestía de la vida. Una gran parte de la clase trabajadora está activa, como lo demuestran las luchas docentes, el paro ferroviario, del transporte, del personal de prensa contra el cierre de Télam y por salarios, etc. El movimiento piquetero está movilizado, con jornadas en las calles reclamando por los programas sociales caídos, contra el cierre de los Centros de Referencia y cuando la ayuda alimentaria a los comedores fue cortada de cuajo por La Libertad Avanza.

            Del 11 al 15 de marzo se desarrollaron importantes conflictos: el paro universitario del 14, contra el ajuste a la educación superior. En Salta, los trabajadores del ingenio San Martín del Tabacal resolvieron el paro por tiempo indeterminado ante 38 despidos y más futuras cesantías. La norteamericana Seaboard Corporation explota 50.000 hectáreas de producción de caña de azúcar y bioetanol, obtiene ganancias extraordinarias y paga sueldos miserables a sus 900 obreros, además del daño ambiental que causa la producción de bioetanol. En Buenos Aires, el sindicato de Obras Sanitarias fue al paro ante despidos en la empresa Agua y Saneamiento (AySA), la que figura en la lista de empresas a privatizar en la nueva versión de la “ley ómnibus” que Milei negocia con los gobernadores. Y prosigue la lucha en la UOM (Metalúrgicos) por falta de acuerdo en la paritaria salarial.

            Esos sectores no han esperado la convocatoria de la CGT e incluso dirigentes burócratas como José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) tuvieron que ir al paro ante el brutal ataque a los derechos laborales. Si la central obrera convocara a un Paro General y un Plan de Lucha, el acatamiento por abajo sería masivo, como ya se comprobó el 24E.

            Los pibes y los no tanto, saltando molinetes en subtes y estaciones de tren, es una postal de todos los días, aunque la policía trate de reprimirlos, como sucedió con una joven embarazada en La Plata, a la que tiraron gas pimienta.

            Esa es la receta de Milei, Bullrich y Macri: hambre y represión para los y las que protesten. Pero el Protocolo Antipiquetes de nada les sirve cuando las masas ganan las calles. Así sucedió el 20 de diciembre, también con los cacerolazos y el paro general del 24 de enero. Y ahora volvió a pasar el 8M, en el Día de la Mujer Trabajadora, con decenas de miles de mujeres y disidencias que protagonizaron una extraordinaria movilización en el Congreso y en todo el país. Las mujeres marcharon por las calles, no por las veredas como pretende la ministra.

            En todas estas luchas y marchas, se exige “paro, paro, paro, paro general!”, para destapar los sordos oídos de los burócratas, que no quieren escuchar ese clamor  creciendo desde abajo.           

            La jornada contra el hambre convocada por todo el espectro de organizaciones sociales, para el 18 de marzo, es un ejemplo a seguir para ir cimentando el camino hacia un Argentinazo que termine con este gobierno ajustador y fondomonetarista.

            Hay que construir la unidad de las luchas que están creciendo en todos los sectores afectados por el ajuste, porque el gobierno intenta recomponerse del fracaso de su “ley ómnibus” en el Congreso, y maniobra para que no se trate el inconstitucional DNU 70/2023, que se está aplicando en perjuicio de pueblo trabajador e incluso las capas medias, como con los alquileres. La convocatoria al “Pacto de Mayo” es otra provocación que intenta tergiversar el contenido patriótico de esa fecha que conmemora el Primer Gobierno Patrio. La única patria a la que sirve Milei es la que tiene por bandera las barras y estrellas (EEUU) o la estrella de David (Israel), evidenciado en la entrega de la vía navegable del Paraná al canal de Montevideo, descartando el Magdalena, y firmando un convenio de “cooperación” con militares de EEUU sobre esa vía.

            Mientras los gobernadores mendigan los fondos que les ha negado, situación que aprovecharon para desatar un nuevo ajuste contra sus poblaciones, Milei avanza con su plan a favor de los fondos como BlackRock y su alineamiento proyanqui.

            Por ello, a la par que se lucha contra el ajuste, la baja de salarios y jubilaciones, los aumentos de los alimentos y tarifas, pérdida de empleos, cierres de comedores por la falta de ayuda alimentaria, etc., hay que denunciar y salir a la calle contra la entrega del país a los buitres financieros y el servilismo con EEUU, el Reino Unido e Israel.

            Desde las Agrupaciones de Base Clasistas, reclamamos el Paro General Activo y un Plan de Lucha sostenido, que culmine en una Rebelión Popular que provoque la derrota total de Milei. Para ello, es necesaria una amplia unidad de los sindicatos combativos con las organizaciones piqueteras y su jornada del 18 de marzo, que hay que replicar sumando al movimiento obrero, obligando a la CGT a convocar al Paro General.            Y es fundamental el trabajo en las bases, incluso de los sectores que votaron a Milei buscando un “cambio” y contra la “casta”, la misma casta que hoy nos gobierna y de la que forma parte el presidente, su hermana y sus funcionarios. Los aumentos de sueldos que se dieron del 48 por ciento fue una nueva muestra que son “más de lo mismo, y peor”, aunque, descubiertos, tuvieron  que dar marcha atrás.

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