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Problemas internos de la Alianza PRO-Cambiemos

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El gobierno todavía cuenta con un grado importante de unidad interna, en lo político, y también con el respaldo de las clases dominantes y el imperialismo, sobre todo el yanqui. No es el grado casi monolítico que exhibía al momento de asumir. Se advierten fisuras y eso ayuda a que el macrismo pierda energía por esas “internas”.

Por ejemplo, el ministro de Energía, Aranguren, fue dejado bastante solo con “el muerto” del tarifazo. Varios colegas suyos se hicieron a un lado, como Rogelio Frigerio, que debió negociar con gobernadores e intendentes de localidades muy afectadas por el aumento del gas y la luz. Otro que puso distancia fue el “ala política”, léase Federico Pinedo, su referente en el Senado.

El proyecto de blanqueo, redactado por Prat-Gay, provocó críticas de Elisa Carrió, que planteó una serie de objeciones y condiciones. No todas fueron aceptadas por el PRO y esas heridas pueden reabrirse durante el debate parlamentario. Carrió también embistió contra el ministro de Hacienda por sus reverencias a los capitales españoles como Repsol que vaciaron YPF, que ella había denunciado ante el  juez Lijo. Y cuestionó a Gabriela Michetti por haber aprobado la designación de Ricardo Echegaray en la Auditoría General de la Nación. Dijo Carrió: “hay principios que no entrego. Porque la conciencia no se entrega por un cargo y yo jamás hubiera entregado mi conciencia para ser vicepresidente y hubiera puesto mi renuncia a disposición antes de designar a un delincuente como Echegaray”.

Los radicales también hicieron sus objeciones a blanqueo de capitales, si bien en términos más comedidos que los de Carrió. Y, aunque tampoco lo admitan públicamente,  hay dirigentes inconformes con el decreto 721 que derogó el firmado por Raúl Alfonsín que subordinaba a las FFAA a las autoridades democráticas.

Habrá que ver si el giro de Macri bien proyanqui hacia la Alianza del Pacífico, a cuya reunión en Chile irá en julio como observador, satisface plenamente a los radicales, más bien inclinados a las “relaciones carnales” con la Unión Europea.

Sobre las multinacionales que operan en nuestro país, cabe especular que las que tienen casas matrices europeas pueden poner sus peros a ese giro tan a favor de Wall Street. Las terminales automotrices que apuntaban al mercado brasileño, ¿todas se van a encolumnar hacia el eje de la Alianza del Pacífico?

Otros conflictos intermonopolios e interoligarquías venían de antes pero ahora entraron su recta final, como el de Monsanto versus los sojeros a los que quería cobrar regalías de la semilla de soja Intacta RR en puerto, si no la habían pagado antes. Ahora estarían por llegar a un acuerdo, con mediación del gobierno de Macri, según informó el ministerio de Agroindustria en la muestra Agroactiva, en Santa Fe. La Sociedad Rural y CRA habían hecho presentaciones judiciales contra la multinacional de Saint Louis. ¿Llegarán ahora a un acuerdo? Quizás, pero no será la última pelea entre bandidos.

Otro caso ilustrativo es el de los bancos, que han ganado plata a chorros en estos meses. Sólo en marzo pasado ganaron 5.061 millones de pesos, lo que se suma a sus ganancias anteriores por usura y devaluación. De todos modos, también allí hay internas, porque el pago a los “fondos buitres” fue un negocio sólo para los extranjeros (JP Morgan, Deutsche, HSBC, UBS, Citibank, Santander y BBVA), donde el Macro y Galicia no pudieron entrar. Aquellos embolsaron 29.7 millones de dólares por preparar la colocación de los bonos y 600 millones por la diferencia de cotización entre su salida y colocación. Los siete privilegiados se quedaron con todo.

Hasta Clarín, que compró Nextel, se sumó al reclamo de las cooperativas en contra de que el gobierno entregue a ATT yanqui la frecuencia de 4G. Entre bueyes a veces hay cornadas…

¿Qué sentido tiene tomar nota de estas diferencias políticas y entre las clases dominantes? El saber que no son una lámina de acero inoxidable. Están cruzados por peleas, que aumentarán al ritmo de la protesta social. El marxismo-leninismo enseña que existen esas contradicciones entre “los de arriba” y deben servir para aumentar más la lucha de “los de abajo”, sin ser furgón de cola de ninguno de los bandidos.

 

SERGIO ORTIZ

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