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Haití: Otro crimen contra la soberanía y dignidad del pueblo

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Haití, una vez más, se encuentra a las puertas de una ocupación militar dirigida principalmente por el imperialismo norteamericano. Este nuevo atropello se confirmó el 7 de octubre pasado luego de la difusión de un Comunicado donde el primer ministro de facto, Ariel Henry, solicitó a los supuestos “socios” de Haití el envío inmediato de una fuerza militar suficientemente numerosa para ayudar a garantizar el paso gratuito de agua, combustible, alimentos y suministros médicos desde los principales puertos, aeropuertos de Haití hasta las comunidades y los centros de salud, como así también solucionar los problemas de inseguridad debidos al accionar de los grupos de bandidos armados que no pueden ser derrotados por la Policía Nacional de Haití (PNH).

Algunas semanas previas a la publicación de este vergonzoso Comunicado, hubo una serie de declaraciones en este mismo sentido por parte de personalidades extranjeras. Entre las cuales, las del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y del presidente de la República Dominicana, Luis Abinader. Este escenario se completó con el discurso pronunciado por el canciller de facto de Haití, Jean Victor Généus, durante la 77 Asamblea de las Naciones Unidas. Este discurso de Généus pasará a la historia como una muestra cabal de incongruencia. En un momento afirmó que todo en Haití está bajo control del gobierno dirigido por Ariel Henry; inmediatamente después pidió de manera directa el envío de una fuerza internacional especializada. Algo insólito teniendo en cuenta su intervención donde resaltaba los resultados supuestamente satisfactorios de la gestión de Henry.

Esta nueva ocupación deriva de una planificación bien diseñada cuya base fundamental fue la creación de centenares de bandas armadas en todo el país para aterrorizar a la población. No fue casual que dichas bandas se instalaron en los principales barrios populares considerados como bastiones de la resistencia, de las movilizaciones y confrontaciones con la PNH. Este terrorismo de Estado no es de hoy. Por ejemplo, durante el gobierno de Jovenel Moïse, el presidente asesinado el 7 de julio de 2021, se cometieron 13 masacres en los barrios populares. Decenas de militantes perdieron la vida debido a las feroces represiones ejecutadas por la PNH. Enfrentado a una crisis económica y política de extrema gravedad, Moïse tuvo que nombrar a siete primeros ministros, el último fue Ariel Henry el 5 de Julio de 2021. Éste no pudo asumir “legalmente”, porque Moïse fue asesinado horas antes de la ceremonia de su juramento. Y sin haber realizado elección alguna, con la caducidad de la Cámara de diputados y de los 2/3 de los senadores decretada por Moïse el segundo lunes de enero de 2021, cabe consignar que éste dirigía mediante decretos.

Entonces, luego de su asesinato no había disposición legal prevista por la Constitución para que Henry pudiera asumir. Su llegada al puesto fue a partir de un tweet de la Sra. Helen La Lime, la jefa de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH). Otra demostración cabal de que Haití es una neocolonia, ya que el poder está ejercido por emisarios extranjeros. Este ejercicio se encuentra en manos de los que crearon desde 2003 un cartel que se denomina Core Group. Este engendro neocolonial está conformado por los embajadores de los EE.UU., Canadá, Francia, Alemania, España, Brasil, y los representantes de la UE, del Secretario General de la ONU y del Secretario General de la OEA. Ellos elaboran las políticas, dictan órdenes a los dirigentes que colocan en el Estado a través de elecciones fraudulentas o, en el caso de Henry, mediante tweet.

A pesar de todo, sobre todo del accionar criminal de las bandas armadas, las masas seguían luchando. Y es en medio de tantos conflictos no resueltos, que grupos de bandidos se federaron y obtuvieron el apoyo explícito de La Lime. En efecto cuando se formó el G-9 liderado por el ex policía Jimmy Chérisier, alias Barbecue, La Lime consideró que se trató de algo positivo, porque, según ella, siempre resulta mejor tratar con uno en lugar de varios. Nadie de buena fe en Haití pone en duda los estrechos vínculos existentes entre los bandidos y miembros de los diferentes gobiernos del PHTK (Partido Haitiano de las Cabezas Rapadas) y el Core Group. El PHTK, partido de extrema derecha, llegó al poder en 2011 luego de la intervención directa de Hillary Clinton cambiando a favor de Michel Martelly el resultado que tenía el Consejo Electoral Haitiano.

No es sorprendente, entonces, esta creencia popular generalizada en todo lo que ocurre es el resultado de un caos planificado por los tutores internacionales y sus vasallos en la dirección de los aparatos del Estado. Haití no fabrica armas ni municiones y casi la totalidad de las armas y municiones provienen de los EE.UU. Por tanto, es menester entender que los bandidos trabajan para los que mandan realmente en Haití, que son los del Core Group, como así también para algunos funcionarios y miembros de la pequeña élite económica.

En medio de esta crisis multifacética, para aumentar mucho más el miedo y el caos, el secuestro se ha transformado en los últimos meses en la principal y más próspera industria. Una situación que atraviesa transversalmente a toda la sociedad, casi todos se sienten amenazados y viven aterrados. Por tanto, los bandidos no son solamente los que empuñan las armas en los barrios populares, sino también son bandidos “legales” La Lime, los del Core Group, Almagro,  Guterres, Abinader,  Henry y varios empresarios haitianos y extranjeros.

Ariel Henry, a partir de una orden del FMI, decidió aumentar en más de 128% los precios de todos los derivados del petróleo. Lo que iba a provocar una inflación incontrolable. Y cuando esta inflación se traslada sobre todo a los precios de los alimentos, en un país donde sobre una población de 11 millones, más de 4 millones padecen de hambruna severa, la respuesta popular no tardaría. Las barricadas se multiplicaron, las movilizaciones ganaron en cantidad y fuerza y se hicieron sentir no sólo para exigir la anulación de los aumentos, sino también la renuncia inmediata de Henry. Se volvió a aplicar la misma estrategia de lucha que se utilizó para exigir la renuncia de Jovenel Moïse: peyi lock (país bloqueado). Incapaces de restablecer las actividades económicas, educativas, de transporte, solucionar la inseguridad, etc., Henry y sus ministros tendrían que haber renunciado si fueran personas decentes. Al contrario, lo único que se les ocurrió a estos traidores y colonizados mentales es solicitar envío de tropas militares extranjeras para una nueva ocupación del país. Eligieron de este modo ser funcionales a los planes de mantener el sistema neocolonial impuesto desde la primera ocupación militar estadounidense de Haití (1915-1934).

Otro aspecto importante de esta profunda crisis, es el cinismo de todos esos bandidos “legales”, nacionales y extranjeros. Ellos dicen que van a ayudar a solucionar los problemas de inseguridad, reforzar las instituciones del Estado, mejorar las condiciones económicas y de vida de la población, restablecer el funcionamiento democrático, etc. Falso, pues la ocupación tiene un solo propósito: mantener el sistema neocolonial y seguir saqueando nuestras riquezas. La presencia de las tropas va a ser el puntal necesario para la organización de elecciones fraudulentas e imponer de nuevo al PHTK o cualquier otra organización similar. Lo que provocará protestas y luchas de todo tipo.

Al mismo tiempo, van a aprovechar esta nueva situación para reorganizar su control en el Caribe evitando todo triunfo popular en Haití. Almagro recordó que todas las anteriores intervenciones fracasaron en cuanto a los objetivos declarados antes de su llegada. Sin embargo, se olvidó de recalcar que, durante la última ocupación militar (2004-2017), la perpetrada por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), varios de sus integrantes violaron a niñas, mujeres, jóvenes, cometieron masacres en barrios populares, reprimieron movilizaciones populares, manipularon elecciones, introdujeron el cólera que mató a más de 30 mil haitianos/as y más 800 mil infectados. Y si no fuera por la solidaridad de la brigada médica cubana, estas cifras hubiesen sido más catastróficas.  La ocupación, lejos de ser una ayuda, es otro elemento de la crisis ininterrumpida de la formación social haitiana.

Es urgente llamar a la solidaridad de los y las militantes antiimperialistas del mundo, en especial de América Latina y el Caribe. Imprescindible, teniendo en cuenta que 19 gobiernos latinoamericanos ya firmaron un documento para acompañar el despliegue de fuerzas militares internacionales. Hace falta también aclarar las verdaderas causas de la crisis haitiana y los objetivos fundamentales de la lucha popular. Esta solidaridad reclamada por diferentes organizaciones populares haitianas, será activa y reforzará la resistencia haitiana. Además, la recuperación de la soberanía y del derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano, sería no sólo un triunfo para este pueblo, sino también una contribución a la lucha antiimperialista en todo el mundo.

                                                                                   HENRY BOISROLIN

                                   Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina

Córdoba, 10 de Octubre de 2022

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