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Ucrania, más fake news de la OTAN y USA contra Rusia

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            El 8 de abril un misil impactó en la estación de trenes de Kramatorsk causando la muerte de al menos 50 personas y más de 300 heridos. Desde allí se trasladaban civiles para su evacuación.

            Inmediatamente, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski culpó a Rusia y pidió una “respuesta global firme” de las potencias por los supuestos crímenes cometidos por las tropas rusas.

            La acusación de Zelenski y las réplicas enfurecidas de los líderes de Occidente -con Biden a la cabeza- tuvieron rápida repercusión en los medios del mundo. El presidente norteamericano dijo que Rusia había cometido “una atrocidad”, olvidándose de las masacres y las torturas que propinó su país en todo el mundo, las sanciones unilaterales que impone o el aval a dictaduras afines. 

            Un día antes Estados Unidos y sus aliados habían logrado la expulsión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, resolución que contó con el lamentable voto del gobierno argentino.

            El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, rechazó rápidamente la imputación, señalando que el ataque se había realizado con  un tipo de misiles denominados Tochka-U que emplea el ejército ucraniano. Sus declaraciones no fueron reflejadas en los medios occidentales, salvo en espacios marginales y secundarios.

            Miradas independientes de los intereses estadounidenses advirtieron que no se podía dar por hecho que el ataque hubiera sido responsabilidad rusa. Por ejemplo, David North -teórico marxista ligado a la Cuarta Internacional- repasó en un artículo  las evidencias de que Ucrania posee misiles del tipo utilizado y que están ubicados en la zona de conflicto. El autor señala, con lógica prudencia, que eso no prueba que los misiles hayan sido lanzados por las tropas de Zelenski. Sin embargo, hace notar que es “posible, incluso probable, que el ejército ucraniano, con sus despiadados contingentes fascistas, lanzara el ataque, sabiendo que alimentaría la propaganda de atrocidades” que atribuyen a Rusia. North también pone en la mira las imágenes del misil en cuestión en las que se lee en ruso “para los niños”, algo que supondría una estúpida autoincriminación de los rusos. Muchísimos medios (Clarín es un ejemplo) se sumaron a la demonización resultante de esa frase.

            Imágenes difundidas permitieron ver el número de serie del misil que golpeó la estación. Diversos medios señalaron que el mismo corresponde al ejército ucraniano, ya que otros proyectiles usados antes exhibían una numeración similar. 

            Quizás esto último tampoco sea determinante (puede que sólo refleje el origen del arma, construida en una fábrica soviética hace muchos años), pero de mínima pone un manto de duda a la afirmación unánime de la prensa occidental, en coro con las intenciones bélicas del gobierno estadounidense.

            Como una solitaria voz racional, desde la cancillería de China solicitaron que se verifique y se compruebe de manera fehaciente las circunstancias del ataque. Rusia, por su parte, inició una investigación penal por el tema. 

            Las Fake News alcanzan así un nuevo nivel. No se trata ya sólo de afirmaciones falsas difíciles de verificar. Ahora cuentan con el apoyo explícito e indisimulado de gobiernos y monopolios mediáticos. Y los monopolios tecnológicos mundiales se ocupan de evitar que resuenen otras voces: YouTube elimina canales (como RT o “Ahí les Va”), Facebook cancela cuentas y elimina contenidos, Twitter etiqueta como “medios del gobierno” a RT, Prensa Latina o Xinhua… pero no a la BBC, a pesar de que es tan estatal como las otras. Son el correlato monopolista del veto inglés al tratamiento de la masacre de Bucha (también atribuida sin pruebas a Rusia), y la expulsión de Moscú del Consejo de Derechos Humanos. El efecto único es impedir que se difundan voces que cuenten sobre el conflicto desde miradas diferentes a las del mando de la OTAN.

            Ejerciendo la impunidad e hipocresía, los medios hegemónicos se quejan de la censura en Rusia. Pero absolutamente nada dicen de las violaciones sistemáticas a los derechos a la información, la comunicación y expresión que ejercen las gigantes de las redes.

            Dmitri Polyanskiy, representante ruso ante la ONU, denunció que Ucrania está preparando nuevos montajes para culpar a Rusia de supuestas violaciones contra civiles. Ese escenario es altamente probable.

            La Segunda Guerra Mundial comenzó luego de que los Nazis justificaron la invasión a Polonia en un atentado contra una estación de radio en Gleiwitz organizado por los propios nazis y adjudicado a Polonia. Acciones de bandera falsa como aquella ocurren hoy a diario, con el poder de los grandes medios internacionales como soporte.

MARÍA ALANIZ

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