SÍGANOS EN

Beatriz Perosio

LA SENTENCIA A CRISTINA ESTABA CANTADA

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            Finalmente el pasado 6 de diciembre llegó la sentencia para Cristina Fernández de Kirchner y otros nueve imputados, en la causa Vialidad, con una condena de seis años de prisión e inhabilitación para cargos públicos en el caso de la vicepresidenta y dos sobreseídos, entre ellos Julio De Vido.

            Sin entrar en tecnicismos jurídicos y detalles, en resumidas cuentas, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que es una de las tantas causas armadas, en este caso por la conocida “mesa judicial” del macrismo, pero que en la región vienen llevando a cabo las clases dominantes contra todo lo que se precie de popular y que atenta  contra sus intereses, caso como le pasó a Lula.

            La causa Vialidad ya se había instruido  en Santa Cruz, donde se había dictado falta de mérito. Julián Ercolini se había declarado incompetente, pero  años después reabre a pedido de Javier Iguacel (de Macri en Vialidad), sin pruebas, sin peritaje, sin auditoría y tan solo en Santa Cruz. El juicio duró casi tres años donde desfilaron los testigos y peritos de la fiscalía, no encontrándose ninguna prueba incriminatoria.

            Cristina, conociendo a los fiscales Luciani y Mola, además de los integrantes del tribunal que la juzgarían, había adelantado que la sentencia ya estaba firmada, por más que no existieran pruebas condenatorias. Realmente así fue. Previo a todo esto, ocurrió el atentado a Cristina, el 1 de septiembre, donde se comienzan a conocer ciertos entramados que sacan a la luz las conspiraciones de las ultraderechas, con terminales en el macrismo.

            Días después, Clarín puso en tapa: “La bala que no salió, el fallo que sí saldrá”, confirmando la premonición de Cristina. La condena, no solo mediática, estaba cantada. De los audios y chats que surge de las investigaciones en el atentado, del financiamiento de los Caputo y la conexión Milman, lo real es que la quieren “presa o muerta”.

            Otra advertencia que hiciera Cristina años atrás, es que si algo le pasaba, “no miraran hacia oriente, sino al norte” (en clara referencia a Estados Unidos). Lo cierto es que entre los audios interceptados por el atentado, surge una reunión con “gente de la embajada”(¡?). La pata judicial de la desestabilización, se está llevando a cabo, en forma artera, sistemática y totalmente desvergonzada, ya que ni los códigos jurídicos y constitucionales se tienen en cuenta.

            La reciente causa de “Lago Escondido”, pone mayor evidencia sobre todo lo antedicho, donde jueces, funcionarios y espías, invitados por Ceos de Clarín, recibían dádivas por favores recibidos, en la estancia del británico Joe Lewis, dejando más claro la confabulación política, mediática y judicial, para el armado de causas.

            La defensa de Cristina apeló el fallo y lo mismo hizo el fiscal Luciani, porque él había pedido doce años de prisión. Esto viene sucediendo por la misma complacencia del gobierno que integra la vicepresidenta, ya que la reforma judicial tendría que haber salido con el apoyo de la gente en la calle, (como ocurrió en el caso “2×1”) antes de la pandemia, por lo menos.

            A medida que pasa el tiempo, la oposición se envalentona, el partido mediático judicial, impone su agenda, la ultraderecha se arma y conspira; después a no quejarse, somos víctimas de la propia inoperancia del gobierno del Frente de Todos. Mientras los buenos duermen, los malos se hacen del poder.

JORGE ARTACHO

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