SÍGANOS EN

Editorial

La opción política es el Frente Antiimperialista

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La situación política, económica y social del país es muy grave. Tiene que ver con la acción sistemática de dos años de un gobierno de, para y por los monopolios, y por eso muy escasamente democrático, fuera de la delgada pátina de legalidad de origen.

Al momento de escribir esta editorial, en Diputados fracasaba la alianza del PRO-Cambiemos en concretar su gran afano contra los jubilados y los fondos previsionales, camino a una hambruna mayor de los que perciben la mínima de 7.246 pesos mensuales. Se verá si lo logra en los próximos días. En buena medida depende de la complicidad activa de diputados seudo opositores, peronistas, que a cambio de favores políticos, cargos y dinero, incluidas posibles Banelco, pueden darle los votos que el macrismo no tiene en suficiente número.

Lo bueno de esta historia es que más argentinos de trabajo vienen calando el sentido del ajuste neoliberal. Incluso muchos que votaron erróneamente a este gobierno. Algunos lo vienen comprendiendo a medida que despejan confusiones políticas y culturales propias y generadas por los medios hegemónicos. Y otros, la mayoría quizás,  abren sus ojos a partir de ser golpeados en sus ingresos y jubilaciones, por la inflación, los tarifazos y la abierta traición de Macri a muchas promesas demagógicas y electorales.

Nuestra valoración no es un mero cálculo. El Partido de la Liberación estuvo en la gran marcha y acto de los trabajadores el 29 de noviembre frente al Congreso, cuando los proyectos de ajuste laboral, previsional e impositivo ingresaron al Senado. Esa tarde hubo 250.000 trabajadores y afectados en la calle, y adentro de la Cámara Alta unos senadores dispuestos a cumplir con el libreto del ajuste, dictado por las exigencias del FMI y los monopolios.

Y la movilización combativa del 14 de diciembre llevó las cosas a un plano superior, de enfrentar al gobierno y sus ajustes, a pesar de la brutal represión policial y de Gendarmería ante el Congreso, aún después de fracasada la sesión.

 

LO QUE FALTA

Lo que falta es una alternativa política, capaz de pilotear y ampliar esas movilizaciones obreras y populares, defendiendo las reivindicaciones más sentidas, pero también con un proyecto de país capaz de atraer el apoyo y la participación de muchos compañeros y organizaciones políticas y sociales.

El PL no se refiere sólo a una fuerza frentista capaz de presentar buenos proyectos en ambas cámaras del Congreso, necesidad obvia que debe ser atendida. Esa es una parte de la tarea y no la más importante: si no hay pueblo movilizado y organizado, luchando por esos objetivos, las mejores leyes que se puedan aprobar no dejarán de ser papeles. Y serían cajoneados o reducidos a la formalidad, sin existencia real, como papel mojado.

Esa fuerza política tiene que ser ante todo de un fuerte contenido antiimperialista y antimonopolista. Debe marcar como enemigos al imperialismo, en especial al imperialismo yanqui liderado por Donald Trump, el FMI y Banco Mundial, la OTAN y el Comando Sur, la Organización Mundial de Comercio, las trasnacionales y bancos. La consigna setentista de “Liberación o Dependencia” tiene rigurosa actualidad.

El frente necesario tiene que deslindar campos con los monopolios, trazando una línea divisoria con ellos, tal como recomendaba el Che Guevara a los argentinos en su mensaje del 25 de mayo de 1962. Hay que ubicarse en la vereda de enfrente de la Sociedad Rural, Bolsa de Comercio, Unión Industrial, ABA y Adeba de los banqueros. ¡Nada en común con Techint, Arcor, Monsanto, Barrick, Río Santander, HSBC, Pepsico, Mercado Libre, Shell, Chevron, Coto, Socma, Carrefour, Midlin, Benetton, Clarín y otros verdugos explotadores de nuestro pueblo y esclavizadores de la Nación!

Hay quienes piensan que no se debe avanzar en un frente popular hasta que Cristina Fernández de Kirchner no tome las decisiones por Unidad Ciudadana.

No es así. El kirchnerismo no tuvo ni tiene contenido antiimperialista. Durante doce años concilió con esos “pesos pesados” de la economía y procuró un “capitalismo productivo e inclusivo” con ellos. Sí mantuvo roces y contradicciones con varios monopolios, y peleas con Clarín y las AFJP. Eso fue positivo pero no se llevaron las reformas hasta el fondo y ahora se pagan las consecuencias de aquella tibieza.

Claro que hay reservas democráticas y antiimperialistas en muchos compañeros y organizaciones kirchneristas, que pueden crecer debido a los golpes, agresiones y cacería humana desatada en su contra por el gobierno y su pata judicial.

Por eso la propuesta del Frente Antiimperialista está abierta también a Cristina, si ella decide revisar y girar hacia la izquierda en esta nueva situación. Ojalá así sea. Pero no podemos esperarla, menos ahora que está en duras internas con los peronistas más derechosos y amigotes de Macri, como Schiaretti, Pichetto, Bossio y otros crápulas.

Los primeros pasos hay que darlos aquí y ahora. Luego se irán sumando otras corrientes hoy trabadas por crisis internas y dilemas existenciales. La lucha de clases nos exige dar un paso al Frente Antiimperialista sin perder un minuto. En los últimos días de 2017 o los primeros de 2018, el PL es materia dispuesta para una reunión exploratoria de esa unidad, sin sectarismos ni aparatismos. Debemos ser hermanos en la lucha común sin que nadie dé las órdenes al resto ni se crea él o la capanga.

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