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America latina, parecidos y diferencias

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La situación que vive América Latina merece un análisis detallado país por país, dadas sus particularidades políticas e históricas. Pero hay un marco común signado por el pasado colonial, el saqueo, el genocidio, la desigualdad, las dictaduras, la deuda externa, la dependencia, el liberalismo y la injerencia yanqui.

Desde hace años, y ahora con Trump en la Casa Blanca mucho más, el imperialismo está lanzado a la recuperación de los espacios que se habían abierto de cierta unidad, autodeterminación y soberanía, a partir del surgimiento de gobiernos de signo popular en varios países. Los intentos frustrados de imponer el Alca por sobre el Mercosur años atrás, no iban a darse por vencidos fácilmente.

Hay en marcha una feroz campaña, con recursos ilimitados, por destruir ese intento de unidad regional, que si bien sacando algunas excepciones y matices, no es exactamente un proceso revolucionario en su conjunto, evidentemente afectó intereses de clases que no están dispuestas a regalar nada. Puestos a destruir el eje Venezuela, Brasil y Argentina a como diera lugar, han apelado a toda clase de maniobras, articulando una maquinaria política-judicial-mediática sin precedentes, que alcanzó un primer éxito importante con la victoria de Macri en Argentina.

En Brasil, los escándalos de corrupción agitados por la derecha para manchar las gestiones de gobierno del PT, terminaron salpicando a todo el arco político. Los primeros presos fueron del PT por lo que se llamó Mensalao, un esquema de compra de votos en las dos Cámaras y de propinas para campaña electoral. Las derivaciones del Lava Jato (algo así como lavado a presión) llegaron a todos los partidos sin excepción: PT, aliados y enemigos, tanto que la Comisión de Ética que votó el impeachment contra Dilma Rousseff, tenía un 67% de sus integrantes procesados. Y Eduardo Cunha, que comandó la maniobra en Diputados, está preso condenado a 15 años de prisión por haber recibido sumas millonarias en cuentas suizas. Otros que están presos con condenas de entre quince y veinte años, son algunos empresarios muy poderosos, acusados de haber pagado más de 200 millones de dólares de coimas para ganar licitaciones en la obra pública. Marcelo Odebrecht sigue siendo investigado por esquemas similares en varios países, incluida Argentina, donde tiene fuertes vínculos con el grupo Macri.

Tras el impeachment, con Temer en el gobierno más impopular de la historia brasileña, se aprestan a aprobar una reforma laboral y previsional digna de la edad media, y una reforma en salud y educación. Y sobre todo van por Petrobras porque los yacimientos descubiertos en la plataforma submarina brasileña serían la segunda reserva mundial. Por eso es que detrás de todo este proceso está la mano de los yanquis, tanto que como reveló Wikileaks, espiaban el teléfono de Dilma y al igual que en Buenos Aires, diputados, periodistas, jueces, fiscales y hasta el Juez Moro, desfilaban por la embajada de Estados Unidos a recibir órdenes y dólares.

Lo distintivo del caso brasileño, es la escasa participación popular en este proceso. Todo esto que sucede en la superestructura, atravesando empresas, poder judicial, partidos políticos y medios de comunicación, tiene un mínimo correlato en movilizaciones populares. Y es que el PT, de alguna manera fue fagocitado por toda esa maquinaria de billones. Sus dirigentes históricos José Dirceu y José Genoino, ex luchadores presos de la dictadura, debieron entregarse a la policía por el Mensalao. Y siendo un partido capaz de obtener 54 millones de votos, no fue capaz de movilizar cinco mil personas para enfrentar el impeachment manipulado o golpe de estado encubierto.

Temer no termina de caer porque todavía el establishment no le encuentra reemplazo, ya que ese parlamento plagado de ladrones no tiene autoridad moral para elegir a ningún sucesor. Y si convocan a elecciones Lula ganaría sin lugar a dudas. Buscan proscribirlo como sea, pero no es fácil. Para meterlo preso no tienen casi nada de pruebas y eso podría despertar la movilización callejera (cualquier parecido con Argentina no es casualidad).

En Venezuela el gobierno bolivariano se enfrenta a un dilema muy difícil, aplastar al golpismo es urgente, pero puede ser la excusa para una intervención militar yanqui. El proceso de paz en Colombia empieza a tropezar con escollos previsibles, pero el desarme va muy avanzado. Y la frontera más grande es con Brasil, que también tiene petróleo, reservas de agua e infinidad de recursos. Con Trump en la Casa Blanca, el panorama se muestra más que complejo.

Hace pocos días se realizó el VI Congreso Nacional del PT y la militancia logró despabilar a una dirigencia burocratizada. Veremos si logran ganar la calle e imponer la consigna “Diretas Já”, que tiene un alto valor simbólico, ya que fue acuñada durante la transición pos dictadura.

DARÍO MACHADO

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