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SE REALIZÓ CON ÉXITO XX CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA

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China, un país más socialista y a favor de un mundo multipolar

Sergio Ortiz

            El Partido Comunista de China, fundado en julio de 1921 por doce delegados a nombre de 50 afiliados en todo el país, hoy tiene 96 millones y es el partido más grande del mundo. Y podría ser más numeroso si la organización fuera light o movimientista. No lo es porque para ingresar se requieren muchas pruebas de condición comunista. El modelo de partido leninista sigue privilegiando el compromiso por sobre el número. No entra cualquiera ni porque desee estar. Hay que demostrar fidelidad a las ideas y una práctica, y eso se muestra adentro de una célula, pues no hay militantes “sueltos”. Aquellos 96 millones se integran a 4.300.000 células y comités. El comunista chino no es un tiro al aire, es una bala adentro de un cargador junto a otras balas, para decirlo en metáfora con olor a pólvora. Ya que estamos en onda militar, completemos diciendo que el Ejército Popular de Liberación cuenta con 2.035.000 efectivos, bien politizados y mejor armados. No invaden otros países. Defienden la seguridad nacional y estuvieron en la palestra internacional por sus maniobras ratificando que Taiwán es parte indivisible de la República Popular.

            La militancia partidaria vivió un acontecimiento muy importante pues entre el 16 y el 22 de octubre se realizó el XX Congreso Nacional, con 2.296 delegados elegidos en asambleas (27 por ciento mujeres). Otros centenares fueron invitados con voz pero sin voto, para ampliar el espectro con organismos y partidos aliados de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (sí, leyó bien, pues es falso que haya un partido único; hay otros con representación en este órgano de asesoramiento de la Asamblea Popular Nacional).

NO  HAY DOS SIN TRES

            Un asunto muy importante fue que el secretario general Xi Jinping fue reelecto para un tercer mandato de cinco años. Su debut en ese cargo fue en 2012 y en marzo de 2013, fue ungido presidente por la Asamblea Popular Nacional. Xi estaba completando su segundo mandato como secretario general partidario y presidente del país. Hasta el 2018 estuvo vedado un tercer mandato, pero ese año la Asamblea levantó tal prohibición.

            El XX Congreso eligió a un Comité Central de 203 miembros titulares y 168 suplentes. Luego el flamante CC eligió como secretario general a Xi, que tendrá entonces su tercer período en ese cargo y seguramente presidente de la República Popular China. El Buró Político tiene 24 integrantes y de ellos 7 son el Comité Permanente, con Xi al frente.

            Esto es lo importante: deliberó un Congreso representativo de los 96 millones de comunistas, votó sus resoluciones políticas con los objetivos del país socialista para el quinquenio y eligió sus autoridades.

            Hay bastante que aplaudir de la gestión socialista. Uno de los logros más significativos fue que entre 2012 y 2020 logró sacar de la pobreza a los últimos 98,9 millones de personas que vivían en esa condición, lo que liberó de la pobreza a 832 condados y 128.000 aldeas campesinas. China eliminó la pobreza, una cátedra que deberían cursar tantos gobiernos del mundo, incluso de países con muchas riquezas como Argentina donde el INDEC habla del 36,5 de pobreza y se estima que la nueva medición arrojará un 40.

            Críticos bastante venenosos, como Julián Varsavsky (Página/12, 24/10), la acusan mal de que “las minorías que protestan son neutralizadas (perseguidas y encarceladas)”. Cuestionan a su gobierno como capitalista que “copia y crea” y ante sus mejorías evidentes lo estigmatizan como una “eficracia”, una eficaz burocracia. No obstante,  JV admite a regañadientes que “el PBI creció 926% en 32 años mientras 800 millones de chinos dejaban la pobreza y el país lideraba el desarrollo de Internet 5G a nivel global”.

TRES FACTORES DE MÁS SOCIALISMO

            El  imperialismo yanqui, sus gobiernos aliados y sus medios de desinformación (en Argentina son Clarinete, La Nazión y Desinfobae) han despotricado contra el XX Congreso. Para ellos fue un episodio más de una dictadura que aspira a dominar el mundo libre que expresan la Casa Blanca, la Unión Europea, el Pentágono y la OTAN.

            El XX Congreso, al re-reelegir a Xi, afirmó una línea más comunista, más comprometida con la chinización del marxismo leninismo y el socialismo con peculiaridades chinas. Xi expresa eso, diferente a una gestión más abierta al capital extranjero y privado nacional, onda Alibaba y otras megas compañías privadas, que encarnó Hu Jintao. Jack Ma, el dueño de esa firma, con Xi no tiene las mismas “libertades de mercado” de antes.

            El primer factor de más socialismo es que se fortaleció la línea comunista de Xi Jinping, quien sostuvo que “se encontraron casos chocantes de corrupción”, que “el crecimiento no estaba equilibrado ni era sostenible ni coordinado” y que algunas personas “ni siquiera tenían fe en el sistema socialista”.

            El segundo elemento favorable es que se fortaleció la hegemonía del Partido Comunista y el Estado sobre la economía, la política, la cultura, la seguridad, la política internacional y el Ejército Popular de Liberación. No es que ahora se eliminen el mercado ni la apertura al capital extranjero y privado nacional. Eso seguirá su curso, pero dentro de regulaciones más estrechas del Estado, que fortalecerá las empresas estatales y las modernizará con más presupuesto para ciencia y tecnología. Por cierto, seguirán los riesgos propios de que la economía socialista contenga tantos elementos de mercado, capital extranjero y privado nacional, algunos de gran porte como Alibaba. Esa pugna seguirá por un largo período, el del socialismo con peculiaridades chinas, y no está resuelto quién vencerá a quién. Por ahora viene ganando el socialismo, pero no debe bajar la guardia.

            El tercer factor favorable del Congreso es la política nacional de China en relación a Taiwán y a favor de la cooperación internacional y la paz mundial. Aunque no se lo explicitó, esas dos políticas (Taiwán y la paz mundial) llevan a Beijing a una mayor confrontación política con Washington. La administración Biden está lanzada a confrontar con China, agredir y sancionarla comenzando por lo comercial y sin desdeñar lo militar.

            Es muy posible que EE UU vaya por lana y salga trasquilado. A Taiwán el grueso del mundo la considera parte indisoluble de China. Y a nivel global, China tiene relación con 181 países y su iniciativa de la Nueva Ruta Internacional de la Seda (BRI) tiene la adhesión de 145. Su atractivo va en línea con el desarrollo de la economía china y sus proyectos asociativos: su Producto Bruto Interno es el 18,5 por ciento de todo el mundo (su PBI Industrial equivale al 30 por ciento del mundial).

            Con esos tres factores positivos (hay muchos más, como el notable avance en las metas ecológicas y su contención de muertes en la pandemia), el Gigante Despierto de Asia (Napoleón advertía de no despertarlo), sigue su larga marcha hacia el segundo objetivo del centenario. Aspira a ser un país socialista moderno, desarrollado, culto y bello para 2049, cuando se cumpla un siglo de la revolución dirigida por Mao Tsé tung.

            Esa China era atrasada y araba con bueyes. Cuatro días antes del inicio del XX Congreso los astronautas de la misión Shenzhou-14 dieron una clase pública sobre temas científicos desde su misión espacial, para elCentro de Tecnología e Ingeniería de la Utilización del Espacio, de la Academia de Ciencias de China, y estudiantes de tres aulas en Yunnan, Henan y Shandong.

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