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Troscos del FIT no son de izquierda

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La mayoría de los medios de comunicación, incluso los que tienen un sesgo anti-Macri como es el caso de C5N, coincide en llamar “izquierda” a los trotskistas del FIT.

En esos programas radiales y televisivos son invitados el “Pollo” Sobrero, Bregman, Del Caño y Pitrola, como representantes de la izquierda y hasta marxistas.

No hay tal cosa, en absoluto, aunque no se puede desconocer que los tres socios de la cooperativa electoral llamada FIT, o sea el PO, PTS e IS, han tenido éxitos. Por eso cuentan con tres diputados nacionales y legisladores provinciales en CABA, Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, Salta, Mendoza y Neuquén.

No discutimos el buen suceso electoral del FIT, sino su condición de izquierda, negada por la realidad política local e internacional, y sus posiciones en esos ámbitos. Daremos algunos argumentos para fundamentar que no son de izquierda.

 

CONTRA TOSCO

En Izquierda Diario una nota de Eduardo Castilla, PTS, publicada el día del 43 aniversario de la muerte de Agustín Tosco, se atacó a este legendario luchador sindical y político de los años ‘70.

Se le reprocha su planteo de sindicalismo de liberación. Dice la nota: “Para el dirigente cordobés la pelea contra el imperialismo y los monopolios será el necesario primer paso en la lucha por el socialismo. En esta etapa será preciso forjar una alianza con sectores pequeños y medios de la clase capitalista nacional, afectados por la dominación imperialista. Esto se traducirá, en el terreno político, en la búsqueda de una alianza estratégica con sectores de la izquierda peronista, a la que subordinará tanto su intervención política como su relación con el conjunto de las corrientes sindicales”.

El reproche y crítica del trotskismo es hacia lo que Tosco hizo muy bien: impulsar las luchas obreras y populares con ese sentido de etapa antiimperialista que repugna a los teóricos de la “revolución permanente” nunca realizada.

Tosco luchó a fondo contra la burocracia sindical, como se patentizó en el recordado debate televisivo que tuvo en marzo de 1973 con José Rucci (UOM-CGT). Para los troscos es un tema menor: ni lo mencionan.

El lucifuercista siempre tendió puentes con la izquierda peronista, Atilio López y la JP, Montoneros, etc. Eso también es cuestionado por el trotskismo, que suele incurrir en posiciones gorilas. Y más recientemente, como en las elecciones de 2015, en un voto en blanco con el erróneo argumento de que Macri y Scioli “eran lo mismo”.

Ni siquiera son capaces de advertir los avances políticos de Tosco. En 1970 estaba más cerca del PC y el Encuentro de los Argentinos, pero a partir de 1972 y hasta su muerte en 1975 formó parte del Movimiento Sindical de Bases y el Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) inspirado por el PRT. Había girado a la izquierda.

Son muy caraduras. Critican con fiereza a Tosco en el aniversario de su desaparición física, pero el FIT tiene de dirigente a Sobrero, de buena sintonía con Luis Barrionuevo y la CGT. En alianza con ese corrupto y otros burócratas. impulsaron cinco paros generales contra Cristina invocando el impuesto a las ganancias.

 

EL ENEMIGO PRINCIPAL

Perder de vista al imperialismo como el enemigo principal y reemplazarlo de palabra por la consigna de “ajustar a los capitalistas” (como si fuera lo mismo el FMI que una Pyme), lleva al trotskismo a descarrilar sistemáticamente en materia de amigos, enemigos y neutrales.

El MST e Izquierda Socialista participaron activamente del lock out patronal sojero durante el conflicto de 2008 entre el gobierno de Cristina y la Mesa de Enlace Sojera. Ese fue el puntapié inicial de la marcha de Macri hacia la presidencia en 2015, ayudado con el recordado “son lo mismo”.

El PO tampoco distinguió entre el monopolio Clarín y los medios manejados por el gobierno K durante la pelea por la ley de servicios de comunicación audiovisuales. ¡Llegaron a escribir que el monopolio estatal era peor que el monopolio privado!

 

EL SOCIALISMO

Aunque los trotskistas dicen ser socialistas, no tienen nada que ver con esta causa. Ellos alentaron la contrarrevolución acaecida en la URSS con Yeltsin y antes en Polonia con Lech Walesa. Cuando cayó el muro de Berlín en 1989 e implosionó la URSS en 1991, calificaron lo sucedido como una revolución obrera y democrática. “Socialismo las pelotas” les espetó la menemista Adelina de Viola en un programa de TV.

Era la contrarrevolución inspirada por Reagan, Thatcher y Juan Pablo II. Altamira y los troscos la confundían con una nueva época socialista y positiva para el mundo.

Cuando hay una contrarrevolución, dicen que es revolución. Y cuando hay revolución, como en Cuba, aseguran que es una restauración del capitalismo de Fidel y Raúl Castro. Si no fueron benévolos con Tosco, más venenosos fueron con Fidel cuando falleció el 26/11/2016.

Lo mismo hacen con Venezuela. Izquierda Socialista y su diputado Giordano fueron a su embajada el 13 de mayo de 2017 a reclamar el derrocamiento de Nicolás Maduro, en otra notable coincidencia con el golpismo criminal venezolano, Trump, Macri y la OEA.

Se puede hacer un paro con el FIT o reclamar por una detención. Pero no hay acuerdo político porque los dirigentes troscos son funcionales a la derecha, sin remedio.

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