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Editorial

Frente antiimperialista o caricatura de unidad

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La unidad popular es un valor muy importante y preciado, pero a veces en su nombre se cometen fraudes políticos que se pagan muy caro.

Es bastante reciente la amarga experiencia del menemismo, presentado como un remedio contra el desastroso cierre del gobierno de Alfonsín, pero que terminó con mucha pobreza, entregando al país, privatizaciones mediante y recibiendo el premio de Bill Clinton como “aliado especial extra-OTAN”. Esa basura fue envuelta en papel de regalo de “salariazo y revolución productiva”, como engaña pichanga electoral.

Luego vino la Alianza, de De la Rúa y Chacho Alvarez, con promesas de honestidad y pluralismo. Ellos trajeron de nuevo a Domingo Cavallo, artífice de la destrucción menemista, y culminaron con la entrega al FMI, el “blindaje” y el “megacanje” que llevaron al crac económico-financiero. El Estado de Sitio y la represión policial asesinó a 39 personas en ese diciembre de 2001, pero no detuvo la rebeldía popular. De la Rúa tuvo que irse en helicóptero. El vicepresidente había renunciado antes. Ellos habían pagado con coimas de la Banelco la reforma laboral contra los laburantes.

El PL trae a colación estos dos ejemplos para demostrar que luchar contra un gobierno entreguista y neoliberal demanda la unidad popular, pero no cualquier clase de unidad ni cualquier tipo de gobierno. Puede ser, como dice el dicho, que el remedio sea peor o igual que la enfermedad.

 

CONTRA MACRI

Hoy el pueblo argentino necesita sacarse de encima al gobierno semicolonial y fondomonetarista de Mauricio Macri, empeñado en endeudar al país y hundir a su pueblo en la pobreza y el ajuste. De esto no caben dudas.

La primera disidencia gira en torno a cuándo y cómo derrotar a Macri. La mayoría de las fuerzas que dicen ser opositoras, comenzando por el PJ y el kirchnerismo, o al grueso de éste, juegan todas sus cartas a la elección de 2019. No lo dicen ahora, cuando falta un año para la jurar de un nuevo presidente. Lo vienen planteando hace mucho tiempo, cuando el ajuste ya era criminal sobre el empleo y las conquistas de la gente. Ni aun así se movieron de su prioridad: un frente electoral para 2019 y respetar hasta el final el mandato de Macri.

El PL en cambio planteó que era correcto sacarlo cuanto antes de la Casa Rosada, visto el monumental ajuste antipopular y antinacional que realiza, en contraposición a varias de sus promesas de campaña como la pobreza cero. Él las violó y el pueblo tiene derecho a echarlo. Si se lo logra o no, eso no depende de nosotros, pero el tema en discusión es cuál es la política más apropiada para terminar con la entrega. Queremos que esa derrota se produzca con puebladas, o sea elevando la resistencia popular.

 

EL FRENTE NECESARIO

Un frente debe precisar sus objetivos políticos y programáticos, y luchar coherentemente por ellos, en conjunto con el pueblo y muchas organizaciones sociales y políticas. No puede ser un mero amontonamiento electoral. Eso es electoralismo. Cretinismo parlamentario. Y suele terminar como hemos recordado al comienzo de esta nota.

El enemigo no es solamente Macri, su gabinete, gobernadores, bancadas parlamentarias y grupos judiciales y mediáticos que hoy lo protegen y hacen pingües negocios a su sombra.

Esa es la cara visible del enemigo. El núcleo del poder que arruina a nuestro pueblo son las corporaciones multinacionales, los organismos financieros como el FMI, los monopolios y banqueros, los sojeros y exportadores, la Suciedad Rural y la Asociación de Bancos, los coloquios de IDEA y la Bolsa de Comercio, la embajada yanqui y británica, la CIA y el Mossad, etc.

Por eso el Frente a construir debe tener como primera cualidad el antiimperialismo, mucho más en tiempos del neonazi Donald Trump y la oleada derechista en la región, con Macri, Bolsonaro y la Cumbre del G-20.

Eso debe estar en el programa irrenunciable y en las primeras medidas de gobierno propuestas: romper con el FMI, dejar de pagar la deuda externa y destinar esos recursos a mejorar la situación de los argentinos y a obras necesarias para nuestro desarrollo independiente.

Otras dos medidas relacionadas entre sí y que pueden proveer al Estado de los recursos suficientes para atacar la crisis son la nacionalización de la banca y del comercio exterior. Así se golpearán a monopolios y bancos que hacen fortunas con el gobierno actual, y gobiernos anteriores, y habrá caja para que el Estado atienda prioridades nacionales y sociales.

En vez de propender a frentes y medidas como las enunciadas, todos los días hay amontonamientos y peleas de dirigentes del Partido Justicialista y la burocracia sindical, tratando de formar un rejunte electoral. Antes fue el armado de Pichetto, Schiaretti, Urtubey y Massa. Ahora la novedad es la incorporación de Moyano, Daer, Pignanelli y Solá a la Comisión de Acción Política del PJ presidida por Gioja y Scioli, con vistas a un “Frente Patriótico” de un peronismo supuestamente unido.

Con traidores como Daer y Pignanelli no vamos ni a la esquina. Esos rejuntes no tienen ninguna vocación antiimperialista y encierran una nueva frustración. Esa película ya la sufrimos. Estamos en las antípodas: queremos echar a Macri y lograr un gobierno popular que tome medidas concretas y de fondo para nuestra gente.

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