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LO DECISIVO NO SON LAS ELECCIONES

Hay que denunciar, luchar, organizar, politizar y unir

            La crisis es cada vez más grave. Y tiene manifestaciones concretas como la baja de 160.000 Potenciar Trabajo dispuestas por el gobierno, en línea con el ajuste acordado con el FMI. Otra expresión es el aumento de la inflación, que perjudica sobre todo a los que tienen ingresos fijos e insuficientes en pesos. El INDEC difundió la inflación de enero, que fue del 6 por ciento. El verso de Sergio Massa, de que en abril la inflación bajaría al 3, quedó como una mentira más.

            Incluso dependencias del gobierno admiten el ajuste. La Oficina de Presupuesto del Congreso dijo que hubo un fuerte ajuste de gastos de capital durante 2022: la inversión pública ejecutada bajó el 38,3 por ciento ese año. Esto fue parte del duro ajuste para cumplir el acuerdo con el FMI pues así el gasto real de la administración pública nacional cayó el 7,4 por ciento. En 2022 la inversión pública fue del 1,4 por ciento del PBI, cuando había sido del 2,4 en 2021.

            Lo que no dice esa Oficina, por razones obvias, es que ese ajuste tiene por causa fundamental el cogobierno con el FMI y el cumplimiento del acuerdo.

            Este es el panorama. La oposición derechista de Juntos por el Cambio, que fue artífice de la deuda con el préstamo de 2018 del Fondo, ahora hace demagogia y dice que la economía es “una bomba a punto de estallar”. El gobierno le responde que no, que la enorme deuda en pesos, de 33 billones de pesos, será reprogramada (claro que pagando cientos de miles de millones de pesos por nuevas letras y más Leliq a los bancos). El oficialismo dice que las dificultades tienen que ver con el enorme endeudamiento macrista, aunque omite que el FDT lo convalidó en marzo de 2022 y lo está pagando.

            O sea que hay una crisis no sólo económica y financiera sino sobre todo política, y tiene dos grandes responsables, de adentro y de afuera. Los de adentro en política son principalmente el macrismo en la génesis de la deuda, y el peronismo en su desarrollo y agravamiento. Los culpables de afuera son EE UU, el capital financiero internacional, los bancos, los bonistas y los monopolios, de allá y de acá.

            Esta es una bomba que explota todos los días, camino a una megaexplosión y megacrisis, de esas que causan salidas de gobiernos, represiones feroces como en 2001 y aparición de nuevas fuerzas políticas y sociales. Esto último suele ser el único aspecto positivo de crisis que provocan mucho dolor, muertes, hambre, cierres de fuentes de trabajo, etc.

DENUNCIAR, LUCHAR, ORGANIZAR, POLITIZAR Y UNIR

            En esta situación tan dramática y donde los de arriba generan tanta confusión política dentro del pueblo, es esencial denunciar a los grandes responsables, mostrando con ejemplos concretos los daños que causan. Alverso Fernández debe pagar por el ajuste que viene haciendo, pero otro tanto y más debemos facturarle a Macri y Cía. Siempre hablamos del prontuario de Javier Milei porque este fascista onda Bolsonaro aún engaña a bastante gente, sobre todo joven. Hay que sacarles todos los trapitos sucios al sol, para que la gente común los vea y no se deje engañar. Y que no nos vengan con que si denunciamos el ajuste actual somos “funcionales a Macri” y otras boludeces por el estilo K de los últimos años.

            Nuestras críticas no pueden quedarse en la palabra, la asamblea, la pintada, el volante y las redes sociales, sino plasmarse en luchas. Hay que impulsar las asambleas de trabajadores en las escuelas ahora que comienzan las clases, en los hospitales, las fábricas y gremios, proponer paros y planes de lucha. Salir a las calles. Eso, aunque los fascistas como Espert amenace con “Cárcel o balas” para los que cortan calles; ahora lo repitió como amenaza contra Eduardo Belliboni del Polo Obrero. Vaya nuestra solidaridad para con él.

            Esas luchas tienen un alto nivel de espontaneidad, pero se necesita un mejor grado de organización, para sumar más compañerxs a cada movilización. El activismo no tiene que cortarse solo. Entre marcha y marcha hay que buscar más trabajadores para que se pongan en movimiento. Las soluciones no van a caer de arriba. Hay que elegir delegados en una fábrica y comisión interna, formar una agrupación sindical o lista, crear un merendero popular, fundar una agrupación estudiantil, acordar entre partidos políticos populares en base a un programa, fortalecer el PL, etc.

            En ese trabajo de masas en diferentes frentes es decisivo la politización, o sea no quedarse en la mera reivindicación del Plan o del aumento salarial – todas banderas legítimas y súper importantes – sino elevar la puntería al plano político. Hay que denunciar a los responsables de nuestros dramas, en el gobierno y la oposición, los monopolios y el FMI. Y sobre todo mostrar por la positiva cuál debe ser el camino de solución popular. En el campo popular hay que desarmar las afirmaciones de “yo soy apolítico”, porque desde Aristóteles se sabe que el hombre es un animal político. Tampoco es cierto que “todos los políticos son ladrones”, como dice el ladrón Milei: nosotros y muchos otros militantes somos políticos y no somos ladris.

            También es necesaria la Unidad. No cualquier unidad ni una centrada en lo electoral. Tiene que ser una unidad antiimperialista y popular, con todas las fuerzas de ese signo, en la práctica, sin sectarismos ni dogmatismos, trabajando y debatiendo a la par, luchando juntos, sin figurettis ni aparateadas, sumando para empujar a favor de una salida antimonopólica a esta crisis.

            Si así no lo hacemos, seremos derrotados y frustrados otra vez. Si así lo hacemos, podemos dar pelea y abrir un ciclo de liberación nacional y social para nuestro pueblo, que hoy no pasa por las elecciones. Más adelante se verá qué votar.

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