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EDITORIAL

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Solución popular antiimperialista para salir de la crisis

            Argentina está tocando fondo. El gobierno entreguista de Mauricio Macri, entre 2015 y 2019, lo empujó al abismo. Y luego el gobierno del ajuste fondomonetarista del Frente de Todos, Unión por la Patria, agravó mucho esa crisis, entre 2019 y nuestros días.

            Lo que más nos duele son los 18.5 millones de pobres, que relevaron las estadísticas al primer semestre de este año. Ahora son muchos más, al compás de la inflación y el encarecimiento de la vida, los alimentos, alquileres, servicios, remedios, transporte, ropa, etc. Ese flagelo de la pobreza e indigencia pegan más duro sobre niños e infancias, donde el porcentaje sube hasta el 60 por ciento.

            Eso no fue magia. Es el resultado de políticas de sometimiento a los monopolios, banqueros, exportadores y el Fondo Monetario Internacional, que con matices ha caracterizado a los dos gobiernos mencionados. Siempre fueron solícitos a las demandas del Fondo, Asociación de Bancos, Unión Industrial, Cámara Argentina de Comercio,  Suciedad Rural, Bolsa de Comercio y Cámara Americana de Comercio (AmCham), capitaneados por la embajada yanqui de míster Marc Stanley.

            El último golpe lo recibió el pueblo el jueves 12/10 con la inflación de septiembre, 12,7 por ciento, con lo que la inflación de los primeros 9 meses del año es de 103,2. La plata no alcanza para nada. Las cosas empeoraron desde el 14 de agosto, al día siguiente de las PASO, cuando el ministro y candidato Sergio Massa aceptó la devaluación pedida por el FMI y nuestra moneda perdió otro 22 por ciento.

            ¿Cómo arreglar este drama económico-social? Desde la política, con propuestas populares, antimonopólicas y antiimperialistas, que no tienen ninguno de los cuatro candidatos de la derecha, ultraderecha y fascismo. Por derecha entendemos a Massa y Juan Schiaretti, por ultraderecha a Patricia Bullrich y por fascismo a Javier Milei.

            Massa apuesta cumplir el acuerdo con el FMI y seguir pagándolo, atado a la deuda externa ilegal que convalidaron en marzo de 2022, y en el largo plazo renegociarlo con condiciones no tan indignas. En el largo plazo estaremos todos muertos…

            Bullrich quiere hacer un ajuste feroz contra el pueblo, el tercero de sus gestiones (ver nota aparte). Su plan es acentuar la condición bimonetaria del país, donde el dólar se comería al peso, conducido por los monopolios de la Fundación Mediterránea y el IERAL de Carlos Melconian, hombre del establishment y ex titular macrista del Banco Nación.

            Milei quiere terminar con el derecho a huelga y los convenios laborales, cerrar ministerios y dinamitar el Banco Central para dolarizar como Ecuador y El Salvador. Nos endeudará en una suma similar a la de Macri, unos 45.000 millones de dólares.  Y nos convertirá en una colonia de EE UU e Israel, como lo declaró: seremos peones de las dos peores potencias del mundo, las más criminales y genocidas.

SOLUCIÓN POPULAR Y ANTIIMPERIALISTA

            Para que los productos de la canasta familiar tengan precios accesibles hay que nacionalizar monopolios del rubro alimentos y limpieza, como Molinos, Arcor, Procter&Gamble, Unilever, etc. Hay que tener una empresa nacional de alimentos con control de los trabajadores, como pudo ser Vicentín, lamentablemente una capitulación más de los dos Fernández y Massa.

            Para tener dólares y que no se fuguen hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior, terminando con los curros de Santander, Macro, BBVA, Galicia, Cargill, Viterra-Bunge, ADM, etc. Hay que anular la ley de entidades financieras que data de 1977 con la dictadura militar, y estatizar Vicentín. Al recuperar el control de los puertos se podrá  combatir el contrabando y el narcotráfico, que hoy aprovecha la falta de control estatal y los puertos privados sobre el río Paraná, adonde llegan líneas férreas privadas como el Nuevo Central Argentino, de Aceitera General Deheza.

            Otro rubro decisivo de la economía es la energía, donde tiene su rol importante YPF pero lamentablemente en asociación con Tecpetrol, Chevron, Vista Oil, Total y PAE en Vaca Muerta, y con Pampa Energía y Tecpetrol operando el Gasoducto Néstor Kirchner. Hay que estatizar el 100 por ciento de YPF y todo el sector energético, en la producción, transporte y distribución, cortando amarras con aquellas multinacionales y sus socios Midlin, Lewis, Vila-Manzano, Caputo, etc.

            Si se considera en serio un plan de obras públicas y construcción de viviendas populares es menester estatizar el cemento, hoy en manos de Holcim y Loma Negra, así como el hierro y acero de Techint y Acindar.

            Como no sólo de pan vive el hombre, el Estado deberá tener presencia directa y control sobre áreas claves como la Educación y la Salud, al revés de lo que proponen los privatizadores de la derecha y el fascismo. Y también aumentar su fuerza propia en medicamentos y vacunas, para cortar los negocios de Pfizer, Roemmers, Bagó y otros monopolios.

UN FRENTE ANTIIMPERIALISTA

            Una Argentina en vías de liberación como supone un programa de ese tipo no nacerá de los comicios de octubre de esta Argentina semicolonizada. Son objetivos necesarios que requieren de un pueblo consciente, organizado, unido y movilizado, como en los mejores años setentistas, rompiendo con cúpulas políticas y sindicales que nos amarran a la dependencia. Los cuatro candidatos presidenciales de la derecha, y los ex presidentes que los pusieron como tales, o sea Macri, Alberto Fernández y Cristina Fernández, etc, son los causantes en mayor o menor medida de la crisis que padecemos. Sin romper con ellos, con esos presidenciables y sus mentores, no hay solución posible. A lo sumo, un mal un poquito menor. Con Milei estaremos hundidos a 10.000 metros de profundidad, con Bullrich a 9.000 y con Massa a 7.000, pero siempre ahogados.

            Por eso en esta edición de LIBERACIÓN hacemos propuestas inmediatas, tácticas y electorales, de izquierda. La inmediatez es importante, pero debe ser acompañada y enmarcada en una visión estratégica. Por eso este Editorial levanta la mirada de lo inmediato y plantea las soluciones de mediano plazo, porque hacia allá debemos ir.

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