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Defender a Venezuela del golpe fascista y proyanqui

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Con la oposición de derecha controlando la Asamblea Nacional, los esfuerzos para derrocar al presidente Nicolás Maduro se han intensificado. Esto ha incluido llamamientos públicos desde adentro y fuera de Venezuela para un golpe militar y otras acciones inconstitucionales, acompañados por los grandes medios de comunicación y el gobierno de Estados Unidos. En marzo de este año, Obama ratificó un decreto anunciado en 2015, de declarar a la República Bolivariana de Venezuela, como una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad de EE UU. No resulta extraño que el imperialismo norteamericano realice acciones de diverso tipo para torcer el rumbo de aquellos gobiernos que representan un peligro para sus intereses de dominación.

El plan diseñado por el Departamento de Estado utiliza diversas estrategias y mecanismos para debilitar al gobierno bolivariano. Incluye el aprovechamiento del conflicto y los problemas políticos, operaciones psicológicas, espionaje electrónico, operaciones encubiertas con fuerzas especiales, combinando diversas formas de lucha: legales, pacíficas, violentas y armadas.

La guerra económica abarca el desabastecimiento, la especulación, sanciones, presión con los precios del petróleo y manipulaciones monetarias y financieras. En lo político, la desacreditación permanente de los organismos públicos: el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia. Buscan así estimular la conflictividad social, generar desconfianza, deslegitimar el liderazgo y propiciar la ingobernabilidad. Combinan la lucha de calle y el ejercicio de la violencia con una campaña ofensiva en el terreno de la propaganda, fomentando el clima de desconfianza, avivando temores con los altos índices de criminalidad e inseguridad. También resaltan constantemente la “filiación castro-comunista de Maduro” y su dependencia de los cubanos. Este eje propagandístico les sirve para destacar que “el régimen” cercena la libertad y la democracia, pone en peligro la propiedad privada y el libre mercado, y es la causa del estancamiento económico, la inflación y la escasez.

Con el título de “Operación Venezuela Freedom 2”, firmado por el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, Estados Unidos señala con claridad las acciones para derrocar al gobierno constitucional. Expresamente señala que se realiza con los factores políticos de la MUD, con un acuerdo que se traduce en una agenda común que impulsa como cobertura el referéndum establecido constitucionalmente, la Asamblea Nacional para obstruir la gobernabilidad, convocar a marchas y actos, interpelar a los gobernantes, negar créditos y derogar leyes y por último menciona que hay que insistir con la Aplicación de la Carta Democrática, “como han convenido con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes”.

En una intervención sin precedentes contra un país soberano como Venezuela, Almagro publicó un documento de 132 páginas para señalar que ese país sufre “graves alteraciones del orden democrático”, en un intento de aplicar la llamada Carta Democrática, lo que habría significado la suspensión de Venezuela en la OEA. En ese contexto, se convocó una reunión de emergencia del Consejo Permanente de la OEA para discutir la situación en Venezuela. Al final en la reunión del 1 de junio no se aprobó la maniobra injerencista de Almagro, llegándose a un acuerdo para fomentar el diálogo entre el gobierno y la oposición.

Este acuerdo comenzó con las conversaciones en República Dominicana, con el auspicio de Unasur y la mediación de tres ex presidentes (Fernández, de ese país; Torrijos de Panamá y Rodríguez Zapatero de España). Pero ya la segunda reunión fue boicoteada por la oposición nucleada en la MUD. No se ha desarticulado la ofensiva contra el gobierno bolivariano. Sí le ha dado la posibilidad de reagrupar y recomponer la base social que tiene millones de adherentes. Los analistas advierten que se ha conformado una corriente de opinión incrédula y apática en torno a las promesas del llamado Socialismo del Siglo XXI, que tiene que ver con innegables indicadores de la realidad actual. Es el momento de desplegar una ofensiva ideológica y cultural enmarcada en el legado de Chávez, darle nuevo impulso a la construcción del poder popular, desburocratizar el Estado, combatir la corrupción y sobre todo hacer efectivo el proceso productivo y de distribución.

En la región y en el mundo se han alzado voces solidarias de líderes políticos y de distintas organizaciones. El Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), manifestó en Caracas su apoyo incondicional al gobierno y al pueblo de Venezuela frente a los referidos ataques. Se defendió el diálogo oposición-gobierno, a la vez que se condenó unánimemente la intentona de la OEA de aplicar la Carta Democrática por la supuesta falta de libertades en Caracas.

El PL hace un llamado a las organizaciones populares para hacer efectiva la solidaridad con el pueblo de Bolívar y especialmente llama a los compañeros de MASCUBA a que en sus actividades solidarias con la isla también se incluya el apoyo a Venezuela. Hay que defender a todas las naciones integrantes del ALBA y a la presidenta de Brasil, asediados por el golpismo y el imperialismo.

ELENA RIVERO

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