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Con Massa no vamos ni a la esquina

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Lo positivo es que está cayendo fuerte y hondo la imagen del gobierno de Mauricio Macri, a sólo un año de asumido. Es una condición muy favorable para proseguir y elevar la resistencia popular, hasta derrotarlo (ver editorial).

Lo negativo es que fuerzas políticas burguesas y pequeño burguesas, que se alejan del macrismo, empiezan a tejer acuerdos con el Frente Renovador, liderado por Sergio Massa. Y ese operativo, si sigue su curso y culminara con éxito, supondrá otro fracaso político para el pueblo. Se habrá inflado otro globo, de otro color, pero muy parecido al amarillo pus del PRO.

Se trata de un político que favoreció con su voto el triunfo del actual presidente en la segunda vuelta de noviembre de 2015, operando como su aliado; ponía todos los cañones a disparar contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y su mediocre candidato Daniel Scioli.

Por eso, en enero de este año, estrenando las relaciones públicas internacionales, el presidente Macri llevó a Massa en su comitiva oficial al Foro Mundial de Davos, donde lo presentó como “la figura” mayor de la oposición.

Ya en pleno desarrollo del gobierno neoliberal, la bancada de Massa en diputados fue clave para conseguir apoyo suficiente y votar las leyes más nefastas, como la del pago a los “fondos buitres”, para lo cual se emitieron bonos por 16.500 millones de dólares. También le prestó colaboración para aprobar la ley de Presupuesto 2017, con todos los ítem de pago de servicios de la deuda pública notablemente aumentada, una pauta salarial de sólo el 17 por ciento y ajustes en rubros clave, entre otros los de Ciencia y Técnica.

Todo eso y mucho más fue votado por Massa y sus diputados; y también por senadores que empezaron a tener un fluido contacto con él, dentro del Frente para la Victoria-PJ, caso de Miguel Pichetto, el jefe de bancada.

Si hasta ahora la CGT no cumplió su resolución del Confederal de hacer un paro general (ver Sindical), eso tiene mucho que ver con Massa, quien favoreció esa tregua con el gobierno. De los tres co-secretarios generales de la CGT, dos son hombres suyos: Héctor Daer, diputado nacional del FR, y Omar Acuña, diputado bonaerense de la misma fuerza. El tercero, Juan Carlos Schmidt, es un aliado.

De pronto, con una movida táctica de presentar un proyecto de modificación a la ley de impuesto a las ganancias, más positivo para los trabajadores, Massa apareció como “el referente” de oposición de cara a 2017 y 2019. Esto no tiene ningún asidero, vista la política de ese dirigente y sus antecedentes inmediatos y mediatos, pero lamentablemente hay fuerzas que se comieron el amague, como en el fútbol.

Victoria Donda de Libres del Sur está presta a sumarse al massismo, igual que Margarita Stolbizer, del GEN. El Movimiento Evita desde julio pasado viene diciendo, por boca de Fernando Navarro, que “la forma de poder enfrentar políticamente y derrotar al presidente Macri y la gobernadora Vidal, es que Massa vuelva al peronismo y revalide su pertenencia a este espacio”. En noviembre pasado, a su Encuentro Nacional, invitaron a Daer, Felipe Solá y otras figuras del Frente Renovador.

Incluso Axel Kicillof, que participó activamente del proyecto de Massa sobre Ganancias, preguntado por Perfil si podría conformar un frente con el massismo, respondió que “en la medida que acordemos que el neoliberalismo no es el camino para la Argentina, creo que naturalmente tenemos para recorrer, no sé si la misma fuerza política, sí un espacio de gestión que está englobado en el peronismo”.

El PL no está dispuesto a ir ni a la esquina con Massa. Según ArgenLeaks y WikiLeaks, Massa fue el político más veces visto en la embajada yanqui, en competencia por ese podio con el fiscal Alberto Nisman. Iba a buscar apoyo y a burlarse de Néstor Kirchner.

Como jefe de Gabinete de Cristina fue un operador de la derecha y los grupos económicos. Su mano derecha en Diputados es Graciela Camaño, ex ministra de Duhalde y esposa del corrupto Luis Barrionuevo. Su mano izquierda es De Mendiguren, ex presidente de la Unión Industrial, de la gran burguesía proimperialista.

Si algún massista nos quiere refutar con alguna cita de Mao sobre el frente único antijaponés, le recordamos que el líder chino debió hacer la guerra contra los japoneses y en parte el Kuomintang. Cito: “En la Guerra de Resistencia de China contra el Japón ha habido desde el mismo comienzo dos frentes: el del Kuomintang y el de las regiones liberadas. El Kuomintang comenzó a cambiar de política: apartó gradualmente de la lucha contra el Japón el centro de su atención para trasladarlo a la lucha contra el Partido Comunista y el pueblo. Adoptó una política de resistencia pasiva al Japón e hizo que el peso de la guerra recayera sobre el frente de las regiones liberadas, dejando que los agresores japoneses lanzaran contra ellas vastas ofensivas, mientras él ‘contemplaba la pelea de los tigres desde la cumbre’”. Las tres varitas mágicas de Mao fueron Partido, Frente y Ejército.

Traducido a la Argentina de hoy: se necesita unidad para luchar contra Macri y un Frente Antiimperialista, para no ser funcionales ni tropa de Massa. Hay que suprimir el amo y no cambiar de collar.

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