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Victoria de Alianza País en Ecuador: la derecha, derrotada

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La segunda vuelta de las elecciones en Ecuador se realizó el domingo 2 de abril, para definir la presidencia y vice del país por los próximos cuatro años. De los candidatos intervinientes en la primera vuelta, del 19 de febrero pasado, habían quedado en cancha los dos primeros: Lenín Moreno, de Alianza País, la fuerza que fundó Rafael Correa y empezó a gobernar en 2007, y la derechista alianza Creo-Suma, del banquero Guillermo Lasso.

En la primera vuelta se habían resuelto otras candidaturas, como ser las bancas a la Asamblea Nacional, donde la mayoría fue para el correísmo de Alianza País (77 versus 35 de la derecha) y las bancas al parlamento andino. En esa ocasión el 55 por ciento de los votantes aprobó en una consulta popular la propuesta del presidente actual, para que los funcionarios no puedan tener fondos ni empresas en paraísos fiscales, una gran contribución política y legal a la lucha contra el parasitismo del delincuencial capital financiero internacional.

Pero restaba saber quién iba a ocupar el Palacio del Carondelet en reemplazo de Correa: si si delfín Moreno o su enemigo Lasso.

Y los resultados, si bien ajustados, indicaron lo primero. El 4 de abril el Consejo Nacional Electoral proclamó ganador a la dupla Moreno-Jorge Glas por una diferencia de 229.000 votos. Y luego del recuento total y oficial, el lunes 10 de abril el titular del CNE, Juan Pablo Pozzo y otros vocales de ese organismo dieron los resultados totales de las 24 provincias y las 3 circunscripciones del exterior. Los resultados fueron los mismos, con diferencias de algunas décimas respecto a lo informado el 4 de abril. Sobre 12.816.698 electores sufragaron 10.637.996. Lenín Moreno tuvo 5.060.424 de votos (51,15%) y Guillermo Lasso: 4.833.828 de votos (48,85%). El resto fueron blancos y nulos.

El 2 de abril Lasso cantó victoria con encuestas truchas de Cedatos y propaganda de TV Ecuavisa. No ha reconocido aún su derrota y presentó 1.795 supuestas inconsistencias en actas, lo que fue rechazado por el CNE porque carecían de fundamento jurídico y técnico. Los dos partidos fueron informados de los resultados dados a conocer el 10 de abril y quien esté disconforme puede presentar objeciones, apelaciones e impugnaciones al Tribunal Contencioso Electoral. Luego que se resuelvan, el CNE “proclamará los resultados y entregará las credenciales a los sujetos políticos”.

La limpieza de los comicios fue indudable. El jefe de la misión de observadores de la OEA, el ex presidente dominicano Leonel Fernández, dio su consentimiento a los resultados del CNE. El 11 de abril fue el turno del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien felicitó a Moreno como presidente electo. Expresó: “estoy convencido de que, bajo su liderazgo, el Ecuador consolidará los logros alcanzados durante los últimos años, particularmente en materia de desarrollo sostenible y equitativo y reducción de la pobreza, y avanzará hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tan estrechamente vinculados a las políticas de desarrollo nacional”.

La derecha neoliberal está en malas condiciones para seguir pretextando que fue víctima de un “fraude” y llamar a manifestarse violentamente contra la “Revolución Ciudadana”. Han juntado pequeños grupos hasta ahora en Quito y Guayaquil, cortando el tránsito, quemando llantas y generando disturbios ante las sedes del Consejo Nacional Electoral.

La derecha perdió por 226.596 votos (2,30%). Y tarde o temprano deberá admitirlo, de hecho o de derecho. El 24 de mayo arrancará una nueva etapa del gobierno progresista, integrante del ALBA, cuyos cancilleres -reunidos en La Habana por la situación de Venezuela- expresaron todo su apoyo a Moreno-Glas.

Un dato que la izquierda antiimperialista debe conocer es que hubo grupos de “izquierda” que trabajaron y votaron por el banquero Lasso. Los del PC ML de Ecuador, Unidad Popular, indigenistas de Conaie y Pachakutik, quincenario Opción, etc, jugaron ese triste y rastrero papel. En Argentina los trotskistas del FIT dijeron que Scioli y Macri “eran lo mismo” en el balotaje de 2015. Fueron superados por aquella seudo izquierda de Ecuador (muy amiga en la Argentina del lopezrreguista PCR), que consideró mejor al banquero Lasso, antes que el “dictador” Correa. Es una lección sobre adónde conducen los disparates políticos: a ser forros del imperialismo y las oligarquías.

Alianza País no es un partido revolucionario y ha tenido fallas. Por caso, no hubo reforma agraria ni cambios antiimperialistas al interior de las Fuerzas Armadas. La economía sigue dolarizada tras la crisis de 1999 que aprovecharon banqueros como Lasso. Hay varias asignaturas pendientes, pero deben ser aprobadas con el gobierno ecuatoriano, el pueblo y las fuerzas progresistas, no con los golpistas de la oligarquía y los yanquis.

La victoria del 2 de abril refutó que se hubiera terminado un ciclo progresista en Latinoamérica. Ese triunfo no alcanza a equipararse con las derrotas en Argentina, Brasil, legislativas de Venezuela y consulta en Bolivia, pero sí abrió más posibilidades para que el antiimperialismo siga caminando en la región, con Cuba y el ALBA.

SERGIO ORTIZ

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