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Venezuela: El golpismo de los yanquis y reaccionarios no pasará

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La cadena norteamericana CNN y la manipulación informativa tiene un solo objetivo: demonizar el gobierno de Nicolás Maduro. Es presentado como el peor dictador de la región que ha acabado con el régimen democrático y que hambrea a su pueblo. Así, las carencias actuales y que golpean a millones de venezolanos no tendría nada que ver con la guerra económica desatada por el imperialismo en contra del proceso bolivariano, sino por la inoperancia chavista.

Razones, entonces, -según dichos medios- más que suficientes para que el pueblo salga a las calles reclamando el fin de Maduro, la instalación de un gobierno de transición y la pronta realización de elecciones para que la oposición supuestamente pacífica asume el gobierno.

Sin embargo, se constata a través de varias imágenes difundidas por esos mismos medios cómo la oposición venezolana realiza acciones violentas para incendiar las calles e instalar el caos. Es que quieren imponer una situación similar a la del 11 de abril de 2002, cuando estos mismos supuestos pacíficos dieron un golpe contra Hugo Chávez. Y si no hubiera sido por la rápida reacción popular, aquel golpe hubiera cambiado el curso de la historia.

En aquel momento tan crucial esos mismos grandes medios que hoy demonizan a Maduro, habían apoyado abiertamente el golpe. El Socialismo del Siglo XXI del Comandante ha trascendido las fronteras del país. El impacto de dicho cambio es de tal envergadura, sobre todo a partir de una solidaridad internacional ejemplar del gobierno venezolano ayudando a varios pueblos de América Latina y el Caribe, que, en el propio recinto de la OEA, un Ministerio al servicio de los intereses del imperialismo yanqui, no se pudo adoptar medidas punitivas en contra del gobierno de Maduro.

Y esto a pesar de los esfuerzos denodados y vergonzantes en este sentido de Luis Almagro, Secretario General de la OEA que abandonó toda imparcialidad al adoptar una línea activa de apoyo a la oposición. No sólo miente en sus intervenciones en la prensa y en sus informes, sino también al incitar a esa oposición a desarrollar acciones violentas y golpistas conocidas como guarimbas. Las guarimbas de 2014 que costaron la vida a 43 venezolanos y buscaban La Salida de Maduro.

Al hablar de la OEA, fue realmente importante y agradable escuchar la brillante intervención de la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez. Ella demostró la falsedad de todos los argumentos esgrimidos de Almagro y sus cómplices para solicitarla aplicación de la famosa Carta Democrática Interamericana en contra de Venezuela. Según este Secretario General, la decisión adoptada por la Corte Constitucional en contra de los parlamentarios, quienes habían desobedecido resoluciones del órgano judicial, era un golpe o autogolpe de Maduro. Rodríguez estableció de manera clara los verdaderos objetivos de esta iniciativa y calificó correctamente de agente del imperialismo a Almagro. Quedó claro que los verdaderos golpistas son los que se presentan como víctimas ante el mundo. Son sobre todo los agrupados dentro de la llamada MUD (Mesa de Unidad Democrática), el imperialismo y sus cipayos en la OEA y en varios medios de prensa. Y ella tuvo razón, pues a pesar de que la Corte haya retirado dicha resolución, siguen insistiendo en exigir la renuncia de Maduro y todos aquellos que sostienen el proceso bolivariano. En esta senda juegan un papel nada despreciable el Mercosur bajo la batuta de los gobiernos de Argentina, Brasil Venezuela, Uruguay y Paraguay, apoyando las iniciativas de Almagro.

La lucha es compleja y difícil. Nada está dicho todavía en Venezuela. El gobierno sigue con la movilización popular demostrando en las calles que cuenta con un significativo apoyo popular. Y seguir demostrando, a pesar de cierto desgaste del oficialismo, capacidad de ocupar todos los espacios públicos, unidad para enfrentar los golpes de la OEA y el Mercosur, etc. Esto es una prueba de que el sentimiento antiimperialista sigue vigente. En este contexto, la correlación de fuerzas sigue favoreciendo al chavismo. Esto, sumado a la victoria en Ecuador implica que la balanza todavía no se ha inclinado a favor de los golpistas y proimperialistas disfrazados de demócratas en varios países latinoamericanos.

 

                                                                                                   HENRY BOISROLIN

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