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Sin demorar, avanzar con organización y lucha

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El tiempo pasa y el gobierno nacional sigue beneficiando a los monopolios transnacionales, “nacionales”, sojeros, mineras y bancos. Por consiguiente, los trabajadores y demás sectores populares son día a día golpeados por políticas que tomaron envión luego del triunfo nacional de Cambiemos el 22 de octubre.
Macri y sus CEOs avanzan con un plan ambicioso que han auto determinado como la “reforma permanente”, en realidad un ajuste permanente. Las cuatro reformas centrales que han encarado son la laboral, la previsional, la fiscal y la del Estado. Con esto se busca profundizar la restauración neoliberal intentando avanzar contra derechos conquistados que incluso no pudieron ser tocados ni por la dictadura del ’76 ni por el menemismo.
Todos estos cambios están entrelazados y tienen un fuerte impacto negativo sobre los trabajadores y demás capas populares. Se busca que haya mano de obra barata, que despedir sea más fácil y barato, que se pierdan derechos adquiridos que están en la ley de contrato de trabajo, achicar el Estado, desfinanciar la Anses, beneficiar impositivamente a los monopolios en detrimento de las pequeñas y medianas industrias, pulverizar las economías regionales y otras medidas de fuertes impactos generales o específicos de algunas regiones.
La crisis económica y laboral a la que se ve amenazada Tierra del Fuego por culpa de esas políticas es un ejemplo de cómo van a retroceder regiones por esas políticas. Se amenazan en forma completa los miles de puestos de trabajo por quitar los regímenes especiales aduaneros de esa provincia. Este es un ejemplo de cómo una política nacional puede destruir una economía regional y arruinar la vida de los habitantes de una provincia.
Obviamente el gobierno cuenta con el respaldo de las urnas para llevar esta política adelante. Pero al mismo tiempo se beneficia de gobernadores, intendentes, dirigentes políticos, gremiales y sociales que transitan un camino de conciliación con estas políticas y que prefieren cambiar las comas de lugar en los proyectos del Ejecutivo o negociar fondos para su sector antes que enfrentar de manera decidida estos planes que empujan a nuestro país a la ruina.
El Triunvirato de la CGT acordando con el ministro Triaca los términos de una reforma laboral que perjudica a las trabajadoras y trabajadores es el ejemplo de que, aun apostando a la mayor unidad posible, no se puede esperar de estos burócratas que se pongan a la cabeza de las luchas que la clase obrera argentina tiene que dar en defensa de los derechos conquistados con sangre y sacrificio a lo largo de nuestra historia.
No se puede negociar una reforma que vaya contra los derechos de los trabajadores, que atente contra los Convenios Colectivos de Trabajo, que afecten negativamente la calidad de vida y la salud de millones de trabajadores y trabajadoras de nuestra Patria, que pongan en duda la continuidad de las paritarias libres y sin techo, que abaraten los costos laborales a costa de pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, que abaraten y faciliten los despidos.
Es tiempo de hacerse cargo de la responsabilidad que tiene cada dirigente, cada agrupación y cada gremio, para poner en marcha un plan de lucha con respuestas firmes a las medidas del gobierno. Apostando a la mayor unidad posible, pero sin quedar rezagados esperando el despertar de dirigentes que quizás nunca vayan a despertarse. Sin apresurar los tiempos, golpeando en los momentos justos pero sin quedarse a la espera de un milagro.
Los gremios de las CTAs, la Corriente Federal, los Camioneros de Pablo Moyano (que prometió cortarse las manos antes de acompañar esta reforma laboral), sectores disidentes y regionales de la CGT que se han expresado en contra de la reforma, organizaciones sociales y políticas populares son una buena base para empujar la lucha, inclinar para este lado a los que dudan, poner incómodos a los que prefieran negociar, romper con los traidores y enfrentar este avance neoliberal.
Seguimos insistiendo en la necesidad de una amplia Coordinadora de Gremios y Organizaciones Populares en Lucha como una herramienta fundamental. Proponemos el enfrentamiento a estas cuatro reformas como un programa básico en lo inmediato. Instamos avanzar en una campaña unificada a nivel nacional contra estos avances del gobierno con difusión entre sectores obreros y populares, movilizaciones regionales y una gran movilización nacional cuando el gobierno intente aprobar estas leyes.
Todo esto es posible. Además, es urgente y necesario para defender los derechos del Pueblo trabajador y avanzar con mayor organización y lucha en contra de este gobierno de los monopolios y la dependencia.

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