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“Proceso del complot trotskista-zinovievista”

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Terminé de leer este libro, con las acusaciones del fiscal soviético Andrei Vyshinski, impreso en Argentina por Editorial Ródina, sobre la acusación contra Zinoviev, Kamenev y Trotsky (éste en el exilio), como parte del núcleo contrarrevolucionario y terrorista que venía complotando contra la URSS y perpetrando atentados terroristas.

Lo intentaron dos veces, fallidas contra Stalin, y en cambio pudieron asesinar a Serguei Kirov, jefe de los bolcheviques de Leningrado, el 1 de diciembre de 1934.

Descubiertos y llevados a juicio las pruebas en su contra son abrumadoras, incluso de su complot con la policía fascista alemana en al menos dos casos comprobados, que contaron con el acuerdo de Trotsky y su hijo Sedov, residente en Alemania, quien los autorizó.

Impecable la acusación. Todos los acusados hicieron mea culpa y admitieron sus crímenes.  Por ejemplo, Kamenev en la sesión del 23 de agosto de 1938 declara: “yo he sido con Zinoviev y con Trotsky el organizador y dirigente del complot terrorista que había premeditado y preparado varios atentados terroristas contra dirigentes del Partido y el gobierno de nuestro país y que ha perpetrado el asesinato de Kirov”.

Los 16 enjuiciados fueron condenados a ser fusilados. Y respecto a Trotsky y su hijo Sedov, “por haber tomado una participación directa en los preparativos y de haber dirigido personalmente la organización en la URSS de actos terroristas contra los dirigentes del Partido Comunista y el Estado Soviético, en caso que sean descubiertos en el territorio de la Unión Soviética deben ser inmediatamente detenidos y puestos a disposición de la Sala Militar del Tribunal Supremo de la URSS”, firmaba el presidente de la Sala, Vasili Ulrij y otros dos juristas.

Libro imprescindible de lectura para la militancia marxista-leninista, para saber muy bien quién era Trotsky y como atentaba contra el gobierno soviético en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, donde sus instrucciones era el “derrotismo”, no defender la URSS, y aprovechar el descontento y la crisis para derribar al gobierno soviético: un traidor total y socio de la Alemania nazi, donde vivía su hijo Sedov. Se entiende mejor por qué fue ajusticiado en México por Ramón Mercader dos años después.

SERGIO ORTIZ

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