SÍGANOS EN

Liberación - Órgano de Prensa

Por un Frente Antiimperialista Sanmartiniano

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NI FDT NI MUCHO MENOS JXC

            La crisis argentina tiene muchas aristas pero ante todo es política. No habrá soluciones a los problemas económicos, de la deuda externa, el desempleo, la pobreza y la inflación; ni tampoco a los dramas sociales de la desigualdad y las injusticias; ni a la falta de derechos democráticos, por la represión policial, gatillo fácil y presos políticos; tampoco se puede esperar algo básico de esta justicia impiadosa con los de abajo y genuflexa con los de arriba.

            Un reflejo de esa disparidad según la clase a que se pertenezca se ve en la distribución del Ingreso. En 2015 los trabajadores participaban del 51 por ciento de esa torta y los patrones del 49, siendo aquéllos mucho más numerosos, con menos para repartir, en tanto éstos son mucho menos con su tajada mayor. En el 2022 las proporciones son mucho peores: los trabajadores sólo tienen el 43 por ciento y los capitalistas se quedan con el 57. Hay que añadir que no todos los capitalistas mojan igual, pues los grandes burgueses y monopolistas se llevan mucho más que una Pyme o una empresa mediana.

            El país está en crisis. No sólo los números no cierran sino que, sobre todas las cosas, hay una gran insatisfacción en la mayoría de la población, que está mal, decepcionada y es muy crítica de los políticos, sobre todo de quienes son gobierno desde 2019.

            ¿Esa crítica está justificada? En opinión del PL, totalmente justificada y respaldada en hechos que sufren las mayorías, a las que no les alcanza para vivir con mínimo bienestar. En cambio a los sojeros (ver nota aparte) con el “dólar soja” se les transfirió 406.000 millones de pesos del resto de los argentinos.

            ¿Eso iguala al pésimo gobierno del Frente de Todos con lo que fue el de Cambiemos de Mauricio Macri y la oposición derechista rebautizada Juntos por el Cambio? No. No lo iguala, pero descalifica al gobierno actual y sus tres socios. No se lo debe apoyar, ni creer en sus promesas porque la única realidad es el ajuste que realiza en contubernio con el FMI. Hay que salir a la calle contra el plan de ajuste de los Fernández, Massa y el Fondo. Ser oposición popular en la práctica. Y cuando se aproximen las elecciones, no hay que votar por los candidatos del oficialismo, porque el balance de lo hecho en estos casi tres años es negativo (sólo rescatamos pocas cosas, como la vacunación y cuidados en la pandemia).

            Sin incurrir en antiperonismo, hay que construir un frente antiimperialista patriótico y sanmartiniano, a la izquierda del FDT. Que hoy movilice y cuando sean las elecciones presente una lista con programa y candidatos del pueblo, probados en la lucha y no en el ajuste con el FMI.

NO AL REGRESO DEL MACRISMO

            En el libro de Mauricio Macri “Para qué”, se plantean objetivos bestiales para un eventual regreso al gobierno. Dice que hará una “reducción drástica del gasto público” o sea mucho peor que el actual. Despedirá a miles de empleados públicos, porque “cada repartición pública deberá impulsar todas las reducciones que sean necesarias de manera urgente e inmediata”. Advirtió de nuevas privatizaciones: “existe una larga lista de empresas públicas que deberán pasar a ser gestionadas por el sector privado sin excepciones, o que deberán ser eliminadas”; posiblemente vuelvan las AFJP de la jubilación privada. También eliminará derechos laborales y previsionales: “debemos tener la valentía de terminar de inmediato con legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal”.

            Y muy importante, advirtió de más represión policial contra las manifestaciones callejeras porque “el derecho de protesta debe encontrar un límite”.

            Considerando que los políticos de la gran burguesía suelen ocultar buena parte de sus objetivos, y teniendo en cuenta la práctica del gobierno macrista anterior, es seguro que en caso de volver al gobierno, esos anticipos del libro se quedarán cortos. El ajuste, la entrega, deuda y represión serán mucho peores. Hay que tener la guardia alta, decía un DT.  Además, por conveniencias electorales, los macristas pueden terminar unidos con la ultraderecha neofascista de Milei y Espert, para captar sus votos y legisladores. En ese caso sus propuestas en 2023 serán aún más criminales.

¿QUÉ HACER?

            Esa pregunta la usó Lenin en 1902 para el título de su libro clásico. Los marxistas-leninistas-sanmartinianos debemos buscar letra en esa clase de textos, pero fundamentalmente en el análisis de nuestra realidad argentina y latinoamericana.

            Lo primero es desechar las ilusiones creadas en 2019 sobre el peronismo y el FDT, Cristina, Alberto y Massa. Eso es pasado y pisado. No hay que escuchar ningún canto de sirena de esa orilla.

            Lo segundo es redoblar la apuesta contra el macrismo, sin importar si el candidato es Macri, Rodríguez Larreta, Bullrich o Morales. Son prácticamente lo mismo, con leves matices que no vienen al caso. Entonces a la hora de luchar contra el gobierno actual no se debe nunca dejar de alertar al pueblo sobre el peligro de restauración derechista. También hay que desratizar la política de los Milei y neonazis, arrancándoles la máscara que usan para engañar incautos y desinformados, por no decir algo más ofensivo.

            Lo tercero, y fundamental, es que el PL trabaje denodadamente por crecer con su propia organización y militantes, con trabajo político y no sólo reivindicativo. Falta la izquierda revolucionaria a nivel de masas. Hay a lo sumo una supuesta izquierda, trotskista, en lo electoral y a veces en lo gremial, tal su mérito, pero la crisis argentina demanda un partido revolucionario que no es el FITU. Su embrión es el PL.

            Sin embargo, también se necesita un frente político más amplio de lucha, antiimperialista, democrático y popular, con sectores revolucionarios diversos y también con los peronistas y progresistas que rompan por izquierda con el FDT.

            Así como en la pandemia nos vacunamos contra el COVID, los militantes del PL nos vacunamos contra las dos enfermedades que afectan a la revolución popular. Una es el seguidismo a la gran burguesía y el peronismo con el argumento de que ahí están las masas. Esa es la enfermedad senil del oportunismo.  La otra es el sectarismo de cierta izquierda que incurre en gorilismo: es es la enfermedad infantil del izquierdismo.

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