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Parazo. Ahora plan de lucha

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El 6 de abril se concretó el muy postergado paro general impulsado por los gremios de la CGT y de ambas CTA. La medida venía siendo contenida por el triunvirato que conduce la CGT desde mayo pasado cuando el presidente Mauricio Macri firmó el veto de la Ley anti despidos que habían avalado las centrales obreras desde aquel multitudinario acto del 29 de abril.

El paro fue contundente y se hizo sentir con fuerza a lo largo y ancho del país. Los gremios industriales, los del transporte, los docentes y los empleados públicos fueron donde la medida se sintió con más fuerza. En los grandes conglomerados urbanos el movimiento de vehículos y de personas trasladándose fue mucho menor a las que se pueden registrar los días domingos.

El paro ratificó el creciente rechazo de los sectores obreros y populares a las políticas económicas del gobierno nacional. Fue un plebiscito contrario a este rumbo que ya dejó a más de 250.000 trabajadores despedidos, que empujo a más de1.500.000 de argentinos por debajo de la línea de pobreza, que sigue destruyendo la industria nacional con la apertura indiscriminada de importaciones y avanza con mayor flexibilización laboral. Todo esto fue el caldo de cultivo que hizo del paro un parazo.

 

A PESAR DE LOS DIRIGENTES

La dirección de la CGT tardó casi once meses en concretar el paro general. Se hubiese tardado aún más si no fuese por la presión que venía desde las bases de sus sindicatos y de sectores gremiales que vienen desde principio del año pasado llevando adelante grandes jornadas de lucha y exigiendo al triunvirato que defina la fecha. El paro de los estatales en 2016, la Marcha Federal, el surgimiento de la Corriente Federal, la unificación de las CTA y sus movilizaciones multitudinarias en Plaza de Mayo, las luchas contra los despidos y cierres de fábricas (incluyendo la toma de plantas como la de AGR-Clarín por 84 días), la lucha de las organizaciones sociales y la extraordinaria pelea de los docentes le fijaron un piso a la conducción de la central obrera que no podía seguir dilatando el llamamiento.

La gota que rebalsó el vaso fue en la movilización del 7 de marzo al Ministerio de Producción cuando los triunviros se negaron a ponerle fecha al paro frente a una multitud que se movilizó, le exigía eso a gritos y sobre el final llegó a correrlos del palco. Los dirigentes cegetistas quisieron echarle la culpa al kirchnerismo y a internas propias pero la realidad supera a la ficción y quedó claro que los trabajadores fueron los grandes protagonistas de ese 7 de marzo y ahora de este 6 de Abril.

Bien gráfico fue Carlos Acuña, miembro del triunvirato y dirigente de los estacioneros, cuando aseguró que “la CGT vino conteniendo este reclamo, pero llega un momento donde o te ponés al frente de la situación o te pasan por arriba”. Hubo que obligarlos a que hagan lo que deberían hacer por el mandato que le transfieren sus afiliados.

 

PROFUNDIZAR LA LUCHA CON UN PLAN Y UN PROGRAMA

Un paro general aislado no es una solución a los grandes problemas de los trabajadores y el pueblo sino que debe ser parte de un plan de lucha acompañado de un alto grado de organización de los sectores que lo llevan adelante. Se necesita un plan así que dé continuidad a la pelea del movimiento obrero para torcer el rumbo de las políticas de ajuste del gobierno del PRO-Cambiemos.

El 6 fue paro general por 24 horas y sin movilización general (más allá de los cortes en los accesos a la Capital Federal, piquetes en puerta de fábrica o movilizaciones en ciudades del interior). Ahora hay que construir un nuevo paro, por 36 horas y con una gran movilización nacional en Plaza de Mayo y las principales ciudades. Y darle continuidad, profundizarlo, generando paros, movilizaciones, jornadas de lucha y la más amplia propaganda para que la del movimiento obrero sea una lucha de todo el pueblo. Golpeando en los momentos oportunos contra los avances concretos del gobierno y los monopolios, respondiendo a sus políticas económicas y enfrentando sus represiones con autodefensa de masas, para que no nos lleven por delante y nos arrasen.

Por supuesto que no se puede esperar que esto lo decida la CGT. Es necesario una amplia Coordinadora de Gremios y Organizaciones Populares en Lucha contra el modelo económico y político de Macri y sus CEOs. Con un programa que parta de aspectos reivindicativos contra los despidos, por paritarias sin techo y por paliativos urgentes para los sectores más empobrecidos; que proponga que empresa que cierra sea recuperada por sus trabajadores; que proponga medidas de fondo contra los monopolios nacionalizando los depósitos bancarios y el comercio exterior, entre otros.

Esta tiene que ser la tarea central del movimiento obrero. No es sencilla pero la situación actual lo exige. Por eso las Agrupaciones de Base Clasista se proponen fortalecer su organización convocando a los compañeros y compañeras activistas y delegados a sostener estas propuestas al calor de las grandes luchas que viene protagonizando la clase trabajadora.

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