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NOTAS POLÍTICAS – Se fue Guzmán y sigue Batakis en onda FMI

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Martín Guzmán, ligado a la universidad norteamericana de Columbia y discípulo de Joseph Stiglitz, dejó su lugar a Silvina Batakis, ex ministra de Economía de Daniel Scioli entre 2011 y 2015 en la provincia de Buenos Aires.

Aunque el renunciante se despidió con una renuncia de 7 páginas donde pintaba un balance espectacular de su gestión, el saldo fue paupérrimo. Desde su asunción en diciembre de 2019 hasta el 2 de julio de 2022, aplicó un programa económico dictado por el FMI, en particular desde agosto de 2020 cuando se firmó la renegociación de la deuda externa con los bonistas privados como BlackRock, presentado como un victoria que no fue tal.

Ese ajuste fondomonetarista se acentuó desde 2021 cuando se negociaba con el FMI, hacia la claudicación total de marzo de 2022, con el acuerdo por el cual se convalidaba y renegociaba la deuda fraudulenta contraída por Mauricio Macri en 2018 por 45.000 millones de dólares.

Se atrasaron salarios y jubilaciones, se achicó el gasto público, desapareció el Ingreso Familiar de Emergencia, se acordó con los monopolios, se liberó de mayores impuestos a éstos salvo el aporte voluntario de las grandes fortunas cobrado por única vez, se desistió de estatizar Vicentín, etc.

Lo más grave fue aceptar la deuda fraudulenta y convalidarla inaugurando un cogobierno con el FMI. A los ojos y el bolsillo de la gente, empero, lo más serio fue una de las consecuencias: la inflación, motorizada por los grandes formadores de precios.

Aunque la mayoría de las direcciones gremiales de la CGT y las CTA se hicieron las distraídas en estos dos años de ajuste y claudicación, los desocupados, informales y beneficiarios de planes sociales, ganaron las calles.

Y la suerte de Guzmán empezó a decidirse en las Legislativas del 2021, cuando el Frente de Todos perdió 4.8 millones de votos a nivel nacional respecto a 2019. Esa derrota y el preanuncio de algo similar para las presidenciales de 2023 hizo que al interior del gobierno estallara la interna entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Esas disputas se centraron en las cuestiones económicas y el ministro de Economía, defendido por el presidente, optó por renunciar.

Muy pocos lo lamentaron, a nivel popular. Ya fue, pero que no se laven las manos quienes trajeron a Guzmán y lo sostuvieron con su línea fondomonetarista y de ajuste. Que el presidente y la vice se hagan cargo del muerto. ¿O el culpable es Joseph Stiglitz?

La griega, la búlgara y los yanquis

Su reemplazante Silvia Batakis, alias “la griega”, parecía que podía imprimir a Economía una línea más cercana al ideario nak&pop, cuando respondió que el mejor ministro de Economía había sido José B. Gelbard (1973-1974).

Pero luego de completar su equipo económico y anunciar algunas políticas, aquellas limitadas expectativas empezaron a diluirse. Dirigentes gremiales que hasta ahora habían sido defensores del gobierno y poco propensos a las medidas de lucha, como “Cachorro” Godoy, secretario de ATE nacional y de la CTA Autónoma, cuestionó el congelamiento de vacantes en la administración pública, reclamó aumentos salariales y jubilatorios, el blanqueo de 30.000 estatales precarizados y la urgente convocatoria al Consejo del Salario Mínimo (que de Vital y Móvil tiene poco).

Batakis habló con Kristalina Georgieva, búlgara, y ésta declaró que habían ratificado el acuerdo con el FMI, proyanqui. Como Georgieva sabe que algunos argentinos son faltos de memoria, reiteró que “las acciones dolorosas a veces son necesarias para cosechar sus beneficios”. A buen entendedor, pocas palabras: dolor, ajuste, quita de conquistas, caída de salarios y jubilaciones, privatizaciones y deuda.

La ratificación de dicho acuerdo fue explícito por Batakis, en la conferencia del 11/7. Allí estuvo rodeada de ministros (Scioli, Julián Domínguez y Matías Lammens), la titular de la AFIP y el del Banco Central, para mostrar un “equipo”.

Hasta el 2 de julio Batakis trabajaba, en relación con las provincias, en el ministerio del Interior de Wado de Pedro. Éste fue felicitado por Daniel Funes de Rioja (UIA y Copal) y otros popes del “Círculo Rojo” en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp).

Los anuncios de “la griega” fueron:

1) Sigue el cogobierno con el FMI: “es un acuerdo que firmamos como Estado y tenemos que cumplir”,

2) Habrá recorte presupuestario. Se definió como partidaria del equilibrio fiscal, la pauta de déficit fiscal de sólo 2,5 para este año y de emisión del 1, fijadas por Georgieva y Guzmán.

3) Congelamiento de la planta de empleados públicos a nivel nacional y organismos descentralizados. Como cada año se jubila el 2,5 por ciento del personal, habrá menos empleados y gasto. “Estamos proponiendo que el congelamiento de personal que tenemos vigente se amplíe a todos los organismos del Estado”, dijo.

4) Las tasas de interés serán positivas. Otra ratificación de políticas diseñadas por el Fondo, para no presionar por dólares (éstos deben ir al pago de la deuda externa). Las tasas positivas van a enfriar el consumo y el mercado interno, con un PBI que apenas crecería el 4 por ciento este año.

5) Sigue el impulso a las exportaciones a como de lugar, con tal de reunir divisas y que todo sirva para “honrar la deuda”. Dijo que “la matriz estructural de la Argentina está intacta”. Intacta y semicolonial…

6) Va a conformar la “Autoridad de la Defensa de la Competencia”, que hasta ahora no ocurrió, para controlar los precios. La UIA, AEA, Copal, Cicyp, agrogarcas y demás monopolios se ríen de esos posibles controles.

No sirve el Geniol

Batakis se excusó de pronosticar a cuánto llegará la inflación a fin de año, pero superará el 70 por ciento. Ese dato los preocupa porque afecta sus chances electorales y hunde al presidente AF, cuya imagen negativa roza el 70 por ciento.

Más allá de esa incidencia urnística, lo más importante y grave es que esa inflación afecta las condiciones de vida de millones de compatriotas, sobre todo los 13 millones de pobres e indigentes.

Incluso buena parte de los trabajadores está bajo la línea de pobreza, que marca la Canasta Básica Total de 100.000 pesos para una familia tipo. Ni hablar los informales, precarizados, jubilados y pensionados.

Por eso el pueblo trabajador empezará a salir a luchar más que antes, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes, por soluciones urgentes. Que paguen con impuestos y otras medidas los monopolios, banqueros, agrogarcas y exportadores. Y suspender los pagos al FMI.

Argentina no padece un leve resfrío sino el cáncer de los monopolios. No sirve el geniol sino el bisturí, sin perder más tiempo.

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