Beatriz Perosio
LOS WICHIS SUFREN MUCHO MÁS
En el último mes los pueblos originarios del norte de Salta volvieron a ser noticia en los medios debido a la situación sanitaria. El 20 de enero se conoció que 2 bebés wichí de la comunidad de La Puntana habían fallecido presentando cuadros de deshidratación y bajo peso.
El 21 de enero una adolescente de la Misión La Mora falleció por falta de atención médica. Había amanecido con fiebre, dolores y dificultades para respirar; cuando llegó la ambulancia les dijeron que no podrían trasladarla por falta de camas. A la noche, la joven falleció.
El 26 de enero un niño de sólo 2 años de la comunidad de Fwolit Lantawos (a 5 km de la ciudad de Tartagal) murió horas después de que le dieran el alta en el Hospital Juan Domingo Perón de la ciudad norteña, luego de haber estado 5 días internado con diagnóstico de COVID.
A esto se le suma el femicidio de una niña de la comunidad wichí de Pluma de Pato, encontrada asesinada el día 15 de enero después de estar desaparecida por dos días.
La condición en la que viven lxs hermanxs indígenas no es nueva. Viene arrastrándose gobierno tras gobierno y en las últimas décadas ha sido empeorada debido a la extensión de tierras para los cultivos, sobretodo de soja. La producción explotada por grandes capitales va cercando a los pueblos en territorios más pequeños y desforestados.
La falta de agua potable, electricidad, caminos e infraestructura mínima en salud y educación hace que apenas sobrevivan en un monte empobrecido por la deforestación. Muchas comunidades indígenas carecen de agua potable. Sólo acceden a ella ocasionalmente a través de camiones cisternas.
En noviembre pasado la Defensoría Nacional de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes presentó un recurso de amparo para que la Justicia ordene que se brinde el acceso al agua. La presentación se realizó luego de que en el primer cuatrimestre de 2021 se registrara la muerte de 36 niños con deficiencias nutricionales en la Zona Sanitaria Norte, que incluye los Departamentos de Orán, San Martín y Rivadavia.
La energía eléctrica también está ausente en muchas zonas. Los últimos días de enero diversas comunidades cortaron la ruta provincial 53 que une Embarcación con Hickman en reclamo de acceso a la salud y un Centro de Recuperación Nutricional. En la zona sólo hay un médico (Rodolfo Franco, en Embarcación) para unas 12.000 personas. Además, carecen de ambulancia, no hay provisión de medicamentos y el número de agentes sanitarios es cada vez menor.
La provincia de Salta cuenta con la mayor diversidad cultural y lingüística. En la actualidad existen 14 naciones reconocidas, que representando el 6,8% de la población provincial (datos del Censo 2010). Las carencias estructurales se suman al principal problema: el de que no poseen las tierras que ocupan ancestralmente, a pesar de las leyes y tratados que lo establecen. Por el contrario, los poderes del Estado se muestran prestos a desalojar comunidades para sostener emprendimientos privados, despojando no sólo de la titularidad de la tierra sino de los recursos más básicos que precisan para su supervivencia. Les quitan el acceso a cursos de agua, al monte, a superficies donde cultivar, etc.
Como ocurre en otros puntos del país, el despojo de los territorios va de la mano con una fuerte extranjerización. Los datos del Registro Nacional de Tierras Rurales indican que la provincia de Salta es la que tiene el mayor porcentaje de tierras en manos extranjeras (11,5%), muy por encima del valor nacional (5,02%). Pero varios Departamentos superan esa cifra, entre ellos Orán (23,4%) y San Martín (12,6%), donde existe una mayor proporción de población indígena.
Debemos acompañar la organización y la lucha que vienen llevando nuestrxs hermanxs indígenas. La lucha por la liberación nacional y social, hacia el socialismo no puede desconocer el padecimiento de estos pueblos, enfrentando las formas más duras del colonialismo que sufren hace más de cinco siglos.
MARÍA ALANIZ