Internacionales
Las cosas que el Che nos sigue enseñando
El 9 de octubre se cumplieron 56 años de la ejecución por orden de la CIA de nuestro heroico comandante Che Guevara, capturado mientras combatía en Bolivia. Ese año 1967 fue el clímax de la revolución socialista mundial cuando en dos tercios del planeta los pueblos luchaban por el socialismo. Tras el asesinato del Che comenzó un visible retroceso de la revolución.
De joven con un audaz espíritu de aventura decidió salir a conocer su continente en moto acompañado de un amigo. Eso le permitió de primera mano constatar la brutal opresión que sufrían los pueblos, lo que lo llevó a la rebeldía contra esa brutalidad. No se quedaba en una pose o en un gesto. Era una rebeldía consciente que lo convirtió en un apasionado lector de Lenin; recomendaba leer “cada papelito escrito por él”, en suma, sus obras completas
Vivir la vida a pleno. Convertirse en un revolucionario profesional que sea actor principal de su destino y no un mero espectador. También como buen marxista estudiar profundamente economía y realizar sus críticas a los soviéticos cuando visitó la URSS. En su texto premonitorio “Apuntes críticos a la economía política” incluso crítica a Lenin y su nueva política económica (NEP) que se pensó como un retroceso temporal del socialismo utilizando elementos de mercado, pero que en algunos aspectos se mantuvo arraigado en la URSS aún tras su eliminación por Stalin en 1928 (sólo duró 6 años).
Hoy sigue vigente esa advertencia cuando vemos el socialismo en China, con peculiaridades chinas y muchos elementos de mercado.
Su acción política lo llevó a denunciar al imperialismo yanqui como el principal baluarte de la contrarrevolución mundial. Dijo que había que crear “dos o tres, muchos Vietnam”. Lo que lo llevó a combatir contra el golpe promovido por la CIA en el Congo y Bolivia.
Fue un activo impulsor del trabajo voluntario en Cuba poniendo al sacrificio personal por la revolución socialista en primer plano. Cuestionaba también a Trotsky y Lenin que ponían al incentivo material como palanca más importante de la elevación de la producción.
El Che entendía a la revolución socialista mundial no solo como un cuestionamiento de las estructuras ideológicas y sociales de la sociedad sino también como la partera de un “hombre nuevo” consciente y comprometido con la construcción socialista.
Recuerdo una anécdota que me contó un camarada cubano hace unos años. Al Che le gustaba mucho la Coca Cola y cuando fue a supervisar una fábrica cubana que intentaba emular a esa bebida y probó el producto nacional que intentaba reemplazar a su bebida favorita dijo “es una mielda”, así con “ele” en el típico acento cubano que el Che adoptó.
La anécdota grafica la severa exigencia del Che. Que no se quedaba en los camaradas y trabajadores de base sino que también se dirigía contra los principales dirigentes Lenin y Stalin: “al dogmatismo intransigente de Stalin le siguió un pragmatismo inconsistente”.
Esa crítica fraternal y política no era una crítica motivada por el afán de figurar o el autobombo ya que siempre estaba acompañada por la fidelidad y camaradería con Fidel y Raúl Castro
Porque el compromiso del Che era con la revolución socialista mundial y con todos sus camaradas que luchaban en esa trinchera. Siguiendo los análisis teóricos de Lenin quien en su polémica con Kautsky allá por 1916 en el texto “El imperialismo etapa superior del capitalismo” le contestaba a éste que el mundo tendía a crear un gran monopolio mundial, pero que antes de efectivizarse iban a suceder gigantescas convulsiones sociales que lo impedirían.
Hoy guiados por Lenin y el Che podemos ver a un gigantesco monopolio internacional como el grupo privado Vanguard que junto a BlackRock, State Street (el más antiguo fundado en 1972) actúan en conjunto para atacar sistemáticamente las condiciones de vida de las masas en todo el mundo.
La respuesta política del Che es un ejemplo más de su visión política: “solamente caben dos posiciones en la historia o se está en favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios”.
También me veo obligado siguiendo su ejemplo a realizar una crítica al Che
Cuando cursaba sus estudios de medicina no se interesó por las cuestiones políticas probablemente por su pertenencia a una familia acomodada, los Guevara Lynch. Eso postergó su formación política.
Fue un revolucionario que actuó en Cuba, Congo y Bolivia pero poco en su país natal. La revolución socialista es mundial por su contenido, pero nacional por su forma explicó Marx. De todos modos, su guerrilla en Bolivia era un paso pensado en dirección a la revolución Argentina. Y esa había sido una condición que le puso a Fidel cuando se sumó al Movimiento 26 de Julio en México.
La revolución socialista la tenemos que hacer con los hombres de hoy con sus miles de defectos; de lo contrario esa revolución quedaría para las calendas griegas. Ser tribunos populares que denuncien al imperialismo yanqui, actúen decididamente contra él, que se sacrifiquen por la liberación nacional y social, y la revolución socialista todos los días, con muy fuerte auto exigencia y autocrítica en primer lugar. Luego la crítica hacia todos los camaradas con franqueza, fidelidad y camaradería. Y lo más importante, conformar un gran frente antiimperialista lo más amplio posible para luchar contra los monopolios y los gobiernos imperialistas de todo el mundo.
¡Por siempre el Che vive en la memoria del proletariado revolucionario y los pueblos oprimidos!
MARTÍN GUEVARA