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La importancia y límites del 25 de mayo de 1810

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   El 25 de mayo se realizarán desfiles, actos en las escuelas, será feriado nacional y como una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la organización Red Solidaria, las representaciones argentinas en el exterior conmemorarán la histórica jornada distribuyendo empanadas y/o pastelitos para aquellas personas en situación de vulnerabilidad.

            La elección del exterior, para esa distribución, evidentemente no afectará negativamente las reservas del Banco Central….lo que ocurriría si se hiciera en nuestro país, donde las personas con hambre y carencias aumentan día a día a partir del nefasto “acuerdo” con el FMI. Me refiero a la inflación, la suba de alimentos, tarifas, combustibles, medicamentos, alquileres y servicios. El hecho histórico se ha transformado por la costumbre y por las pautas que fija el gobierno en un hecho pintoresco, desprovisto de interrogantes, contradicciones y análisis crítico.

   La primera pregunta que surge es si la llamada Revolución de Mayo significó realmente una revolución, en el sentido de un cambio de la estructura económica y social y política. En lo político, se enmarca en el ciclo de las revoluciones en el continente, precedidas por los alzamientos de Tupac Amaru y Tupac Catari que mostraron la debilidad del imperio español. Los levantamientos en el Alto Perú en 1809, la invasión napoleónica,  junto a los enfrentamientos con las otras potencias (Inglaterra y Francia) llevaron al desgaste del imperio español. Y en el Río de la Plata, las Invasiones Inglesas en 1806 y 1807, motivó que sectores locales confluyeran en la idea de librarse del dominio de España.

            Luego de la primera invasión, el Cabildo de Buenos Aires, controlado por los comerciantes portuarios, reemplazó al virrey Sobremonte por un héroe de la reconquista. Santiago de Liniers fue nombrado como gobernador militar y de hecho comenzó a administrar también en lo civil.

            Además se crearon las milicias que dieron a los criollos la posibilidad de armarse y cobrar protagonismo frente a una burocracia virreinal que fue despojada de todo poder. Durante la llamada Semana de Mayo, no hubo grandes movilizaciones populares: el pueblo participó principalmente encuadrado en las milicias, pero las decisiones políticas importantes las tomaron los sectores de la elite porteña que fundamentalmente quería librarse del monopolio y de los impuestos que debían pagar para comerciar.

            Obviamente hay que diferenciar y señalar a patriotas como Mariano Moreno que en su Plan Revolucionario de operaciones, proponía la nacionalización de las minas, ingenios, obrajes y talleres. También a Juan José Castelli que proclamó la liberación de los aborígenes y su igualdad formal y material con los criollos en la Campaña al Alto Perú. El saldo político fue que el rey de España perdió de hecho el control sobre el Estado del antiguo virreinato, y el surgimiento de sectores que perseguían distintos aspectos de emancipación social indispensables para que hubiera un cambio en profundidad respecto de la dominación colonial.

   En lo económico se eliminaron el monopolio y los impuestos que perjudicaban el libre comercio, lo que benefició a la clase dominante y no a los sectores populares. Pensar y analizar este hecho histórico lejos del discurso de los intelectuales liberales mitristas que durante mucho tiempo nutrió a la educación argentina en todos los niveles es un deber y un desafío para la izquierda revolucionaria. Ese relato histórico que hemos aprendido y que aún se repite, calificando al 25 de Mayo como un momento fundante de nuestra identidad como Nación libre, democrática y soberana, donde se cortaron las cadenas de la opresión realista, confronta ahora con la pérdida de nuestra soberanía política y económica.

ELENA RIVERO

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