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Impuesto sobre la renta inesperada: anuncio tardío y limitado
Luego de muchas alusiones, indirectas y rumores, el 6 de junio el presidente Alberto Fernández anunció el envío del proyecto de ley para establecer un impuesto “por única vez” a la renta extraordinaria a los sectores que tuvieran ganancias excepcionales como resultado de la suba internacional de precios de los alimentos impulsado por la guerra en el Donbass.
El proyecto ingresó al Congreso un par de días más tarde. Se trata de un texto muy breve, de sólo 3 artículos, donde se propone una modificación a la Ley de Impuesto a las Ganancias estableciendo “por única vez” una alícuota adicional de ese impuesto a las empresas que obtengan beneficios por más de 1.000 millones de pesos, tengan márgenes de ganancia superiores al 10% y que esa ganancia -en términos anuales- sea al menos un 20% superior a la obtenida el año anterior. Cabe señalar que ese porcentaje se ajustará por la inflación.
Si el proyecto se aprueba, la alícuota será del 15% del aumento de la ganancia imponible respecto del año anterior.
En el gobierno estiman, de acuerdo a lo publicado en distintos medios, que permitiría recaudar más de u$d 1.000 millones y que las empresas gravadas serían unas 350, según fuentes oficiales citadas por La Nación, Infobae y Página /12.
A diferencia del “Aporte Solidario y Extraordinario” de 2021, y de la iniciativa que apunta a gravar bienes en el exterior no declarados (que sólo iría a pagar al Fondo), este proyecto no especifica el destino que tendrían los fondos recaudados.
Al tratarse de un gravamen a percibirse por única vez, no traerá ingresos regulares para el Fisco. Tampoco serán recursos de los que el Estado dispondrá prontamente: se abonaría recién en mayo del año próximo, cuando venza el pago del Impuesto a las Ganancias. Sin embargo, el Estado podría obtener parte de los ingresos con anterioridad, incluso dentro del presente año, mediante anticipos obligatorios. Esta posibilidad dependerá de la aprobación del proyecto por el Congreso, y la fecha en que tal aprobación se logre, algo que no parece fácil.
Aunque es positiva la decisión de gravar a los sectores más beneficiados por el contexto actual, es una decisión limitada y que impactará dentro de un año, siendo que en la actualidad las mismas condiciones que favorecen las ganancias extraordinarias en juego son las que hunden en la pobreza a la mitad de lxs argentinxs.
En los primeros 5 meses del año, la inflación medida por el Índice de Precios al Consumidor del INDEC marcó un incremento de precios del 29,3%. Sin embargo, los precios del rubro “Alimentos y Bebidas” subieron más de 28% en ese lapso, y los de “Vestimentas y calzado” aumentaron más de 29%. La escalada en esos valores comenzó antes de la guerra: en febrero registró un índice del 7,5%, frente a un IPC del 4,7%. La operación rusa sobre el Donbass comenzó 4 días antes de que finalice ese mes por lo que, si bien puede haber sido un factor, su incidencia no puede haber sido muy alta, ya que los precios se relevan en los distintos comercios a lo largo de 20 días hábiles (denominados “paneles”). Al comienzo de las operaciones rusas quedaban sólo 3 días hábiles en el mes.
Los aumentos en rubros tan esenciales golpean a los sectores de menores ingresos, que gastan una parte mayor de sus recursos (o todos) precisamente en esos rubros esenciales. Eso se refleja en el aumento de las Canastas Básicas y -en consecuencia- en el crecimiento de la población por debajo de las líneas de pobreza e indigencia.
Mientras tanto, los sectores que aprovechan la suba de precios internacionales siguen beneficiándose con el escenario actual. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) los precios internacionales de los alimentos registraron en junio una leve baja a nivel internacional, por el descenso de precios en lácteos, aceites y azúcar; sin embargo, continuaron en ascenso los precios de carnes y cereales, lo que incide en las decisiones de los exportadores de esos productos en desmedro del consumo de lxs argentinxs. En las góndolas nacionales no se reflejaron esas bajas en los mercados globales, por una producción y distribución fuertemente concentrada.
Si no se avanza sobre esos sectores concentrados, monopolios ligados al mercado externo, sólo puede haber paliativos limitados para nuestrxs compatriotas.
El impuesto que propone el oficialismo será insuficiente, y eso si logra aprobarse. El poroteo legislativo lo encuentra a más de una decena de diputadxs para alcanzar la media sanción, y eso si sus propias tropas no se dispersan ante la seducción de los poderosos o la presión mediática.
Las vacilaciones del gobierno de Fernández, los antecedentes de retrocesos en anuncios que aparecían como positivos (como la estatización de Vicentín) y la clara orientación pro monopolista y pro financiera consolidada con el acuerdo con el Fondo, no habilitan a ser optimistas con su política.
JORGE RAMÍREZ