Juventud
En Italia se vienen los fascistas con Meloni
El pasado 25 de septiembre se celebraron las elecciones generales en Italia. El resultado era francamente esperable, triunfó el partido FDI (Hermanos de Italia) en coalición con otros partidos de centro-derecha y derecha. La principal cara visible de este partido es Giorgia Meloni quien será elegida como la nueva primer ministro del país tricolor. Está acompañada por personajes conocidos y derechistas como Silvio Berlusconi y Matteo Salvini.
¿Por qué decimos que era esperable este resultado? Fácil. Existe en este momento un desarrollo de las contradicciones del capitalismo (en especial de aquellas propias de la fase imperialista) en todo el continente europeo. La situación se ve agravada por el contexto internacional y nacional en cada uno de los estados, lo cual en el final conlleva a que ante el miedo de que el sistema caiga, las opciones más extremas salen a defender al capitalismo en su etapa agonizante. Es un último manotazo de ahogado para evitar la vía revolucionaria.
En Italia la crisis del capitalismo venía siendo anunciada desde su entrada en el euro, los problemas económicos para la clase trabajadora no han parado de crecer, la entrega de su soberanía de emisión monetaria no le permitió al país “tano” utilizar técnicas de devaluación para garantizar su competencia en las manufacturas. En agregado encontramos contradicciones secundarias como por ejemplo el rechazo a la inmigración e “islamización” y la emergencia de tensiones políticas producto de movimientos regionalistas internos en el territorio italiano.
la suma de todos los elementos mencionados y otros más, como también la defectuosa lucha de la izquierda italiana, llevaron a que la clase obrera perdiera todo tipo de simpatía por una opción popular. Mucho menos simpatía tienen hoy por la opción revolucionaria, producto de la incapacidad de los partidos revolucionarios de conducir la lucha de los desposeídos.
Hoy Italia será gobernada por una coalición integrada por centro-derechistas, derechistas y fascistas (o por lo menos aduladores de la figura de Benito Mussolini).
En la Italia de los años 20 la frustración de la clase obrera llevo al poder a la ultraderecha, que en base a un discurso imperialista supo ganarse al obrero y campesino, como también supo pactar los mejores beneficios para la burguesía compuesta por amigos del poder.
Ese país se unió al EJE entrando en la Segunda Guerra Mundial (la historia finamente haría justicia gracias a la lucha de los aliados y al gran aporte de la URSS). Mussolini sería ejecutado y el país entraría en un deambular político caracterizado por la conducción de partidos pertenecientes a la derecha cristiana, al PC “eurocomunista” o sea reformista socialdemócrata y a la derecha tradicional y ACTUALMENTE a la ultraderecha.
Meloni es la cara visible. Como ella hay muchos fanáticos del fascismo y aunque no fuera así muchos de sus votantes son claramente anticomunistas, conservadores y fieles servidores de la burguesía. Lo preocupante es que dentro de ellos hay un sector de votantes que claramente no es fascista y tampoco pretende defender a la burguesía perjudicial para sus intereses. Por falta de conciencia política o de clases, y producto (reitero) de los errores en el trabajo político de la izquierda, este tipo de personas pasa a conformar parte de ese 44% de votantes de la coalición de derecha.
La situación del resto de Europa no es muy distinta ya que los distintos países están pasando por la serie de contradicciones mencionadas. Viran hacia los partidos derechistas mientras que los partidos revolucionarios y populares se encuentran haciendo agua, perdiendo metro a metro posiciones en esta lucha político-ideológica, alejándose más de los trabajadores, quienes descreídos y sumidos en la desesperación e ignorancia culminan siendo vasallos de la burguesía.
Evitemos el avance del fascismo y aprendamos de los errores propios y ajenos.
LULO MALESSORI