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El Sistema sanitario que necesita la Argentina

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Es innegable que estamos viviendo momentos excepcionales en el mundo, a causa de la pandemia de Covid 19. El sistema de producción capitalista, ha sido puesto en jaque por un microorganismo que a diferencia de lo que muchos plantean no es un enemigo “invisible”, sino muy muy pequeño aisladamente pero muy concreto y peligroso cuando se despliega en nuestra comunidad.

La vida como la conocimos hace cuatro meses atrás se ha desdibujado y no sabemos hasta cuándo se mantendrá de esa forma, el mundo se configura día a día. Y si seguimos las leyes del materialismo histórico una nueva realidad debería estarse pariendo. La encrucijada histórica entre el Socialismo o la Barbarie capitalista resulta cada vez más clara.

Este microorganismo ha demostrado los límites de aquel proyecto de modelo de salud de coparticipación público privada ideado por el Banco Mundial en los ‘90 y perfeccionado a través de estos años. Los sistemas de Salud a nivel Mundial se encuentran en crisis y en muchos países se plantea la necesidad de que se encuentren en manos del Estado, justo lo contrario a lo recomendado por aquel informe, invertir en salud emitido por aquel organismo internacional.

En Latinoamérica las condiciones sanitarias difieren unas de otras de país en país. Tomando el Cono Sur la relación camas-pacientes ante una pandemia como es el Covid 19 encuentra a Chile con un escenario difícil. “Si en Chile tuviéramos ese comportamiento, debiéramos esperar un total de cerca de 100.000 casos. De ellos, el 15% (15.000 pacientes) requerirían hospitalización con oxígeno y el 5% (5.000 enfermos graves) necesitarían cama de UCI con respirador.

Sin embargo, Chile dispone de cerca de 1.000 camas UCI que serían requeridas al menos durante 70 días que se espera que dure el proceso epidémico. “En el sistema público tenemos 592 camas, con las privadas podríamos juntar unas 1.000 y reconvirtiendo otras se llegarían a 1.500”, advirtió el senador.” Guido Girardi (PPD)

En nuestro país, la fragmentación del sistema de Salud (Sector público, obras sociales, sistemas de medicina prepaga) es la principal causa productora de desigualdad en el acceso a la salud y el mayor punto débil para enfrentar esta catástrofe biológica. El sector Estatal, a su vez, se descompone entre la Nación, que financia pero casi no tiene hospitales ni centros de salud, las provincias y los municipios. Así, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires hay cerca de 16 médicos/1.000 habitantes, en las provincias del Noreste hay menos de 2. También es fruto de la fragmentación que las provincias disputen por la compra de insumos y equipamiento. El subsector de las obras sociales está atomizado en cientos de entidades independientes que compiten entre sí y con las empresas de medicina prepaga por la cartera de afiliados. Desde 2000, la desregulación permitió que las personas con salarios más altos derivasen sus aportes a prepagas, desfinanciando a las obras sociales sindicales (Informe Fundación Soberanía Sanitaria N° 63 ABRIL 2020).

El panorama fragmentado y desigual es el principal obstáculo para enfrentar la pandemia de COVID-19 y cualquier otro problema de salud pública en Argentina. Para comprender el impacto que puede tener la pandemia de COVID-19 sobre nuestro sistema de salud es necesario analizar las medidas de mitigación o supresión, la eficacia en su implementación y su pertinencia temporal. El aplanamiento en la curva de contagios disminuirá la presión sobre el sistema de salud, dando tiempo a ampliar la capacidad de respuesta. En segundo lugar está la capacidad para contener otros brotes epidémicos y el control de las patologías crónicas de la población. La capacidad para internar pacientes graves será mayor cuantas menos personas deban ser ingresadas por otras causas. El arribo de la COVID-19 coincidió en nuestro país con la peor epidemia de sarampión en veinte años y con el más agresivo brote de dengue desde 2016, debidos al a la falta de inversión y al salvaje desmantelamiento del sistema de salud público llevado a cabo en los últimos cuatro años por la anterior administración nacional.

Por otro lado también debe analizarse la capacidad instalada y la fuerza laboral del sistema. Un punto central en esta pandemia que requiere una gran cantidad de internaciones y por tanto de camas disponibles. Esta variable en Argentina es de 5/1.000 habitantes, de las que un cuatro por ciento corresponde a unidades de terapia intensiva, siendo la segunda más alta de todo el continente americano después de Cuba (5,2/1.000), mucho mayor que en Italia (3,4/1.000), España (3/1.000) o Estados Unidos (2,9/1.000). La proporción de médicxs es similar a la de los países europeos y, como en el caso anterior, a nivel continental sólo es superada por Cuba.

Por todo lo anterior, la actual pandemia nos ha demostrado la necesidad de un sistema de salud público, unificado y en manos del Estado que pueda ser universal, accesible y de calidad. De igual forma demuestra la necesidad de una importante inversión en salud por parte de los estados, como el hecho de que el sector privado jamás participará en las pérdidas que producen estas catástrofes, dejando desprovistas de salud a sus beneficiarios. Por desgracia este Sector aún cuenta con mucho poder de decisión, cosa que se pone en evidencia por el cambio de decisión del actual ministro de Salud de la Nación, que planteaba considerar de interés público todos los recursos sanitarios del país, tanto públicos como privados y después retrocedió.

Hoy un microorganismo nos demuestra la necesidad de un modelo de Salud más cercano al modelo de Ramón Carrillo o, mejor, al modelo Cubano.

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