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El ajuste y privatismo en la educación

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El macrismo quiere una educación privatizada y para pocos, que forme profesionales supercalificados para puestos de trabajo bien específicos, acorde a las necesidades de los monopolios, donde las carreras de grado abarquen cada vez menos contenidos y la lógica de la educación superior sea la del Plan Bologna y las carreras por créditos acreditadas por la CONEAU y el Banco Mundial. El “Plan Maestro” del macrismo va en esa misma linea.

El negocio de los posgrados es una gallina de huevos de oro que ninguna universidad privada quiere desaprovechar. Esa educación privatizada no implicaría, en principio, la privatización misma de las instituciones públicas sino más bien su vaciamiento y paulatina destrucción, lo que permitiría “liberar” el mercado para las privadas. Además, las privadas seguirán subsidiadas por el Estado y desean una mano de obra “competitiva”, con sueldos acordes al mercado mundial y menos privilegios ganados con años de lucha. No sólo en materia pedagógica se mira a los Estados Unidos; al gobierno y las empresas les encantaría tener un ejército de profesores que no gocen de vacaciones ni de aguinaldo, que no tengan molestos convenios colectivos de trabajo y cuyos contratos basura puedan negociarse individualmente.

Por el pedigrí de sus dirigentes y el sentido de clase de su gobierno, más las medidas que desde diciembre de 2015 han tomado a nivel nacional y antes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el PRO es gobierno desde 2007, suceden cosas aterradoras. Cada año hay menos cupo para la escuela pública, por lo tanto, miles de niños son derivados al sector privado. En el 2016 se recortó en CABA un 86% el presupuesto para infraestructura educativa, y hubo 11.432 chicos que quedaron sin cupo en los tres niveles de escuelas públicas, según información oficial. En CABA, a diferencia del resto del país, hay más niños anotados en escuelas privadas que en públicas.

No sólo se han recortado y subejecutado los presupuestos, sino que además se han dado de baja, de manera oficial o de hecho, muchísimos programas que elevaban la calidad educativa y daban mayor oportunidad a los sectores más vulnerables. Por eso denunciábamos la virtual desaparición en 2017 de la Ley Nacional de Educación vigente desde 2006 y la desarticulación de la mayoría de las áreas del Ministerio de Educación (desaparición de la Dirección Nacional de Gestión Educativa, de las Direcciones de nivel, de las Coordinaciones de modalidades y de la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas y el Instituto Nacional de Formación Docente) dejando así  librada a cada provincia la aplicación de programas que apuntaban a una mayor inclusión y calidad educativa, como el Conectar Igualdad -que fue suspendido-, los planes nacionales de matemática y escritura y la Educación Sexual Integral, entre otros. Al obituario de esos programas hay que sumar al Plan Progresar, que ayudaba a terminar el secundario a miles de jóvenes.

El bochornoso Plan Aprender, que el gobierno ejecutó a nivel nacional con el objeto de “evaluar” los conocimientos medios de los alumnos en Argentina, es parte de este programa macrista. Esa evaluación fue hecha de manera irregular, sin seguir los protocolos pedagógicos y con el objetivo de desprestigiar a la educación pública y a los docentes. La tristemente célebre frase de Macri, diciendo que mientras algunos podían optar por la escuela privada otros debían “caer” en la pública, da cuenta de ese desprecio por lo público y de los planes del PRO. Esa evaluación se utilizó además para golpear a los docentes y negarles un merecido aumento frente a la galopante inflación. Esos docentes, que además tuvieron que bancarse la campaña de voluntarios de Macri y Vidal, cerraron en Provincia un acuerdo de 27,2% de aumento. La organización sindical y la lucha rompieron el miserable tope del 18 por ciento. La Escuela Itinerante de CTERA llevó estás problemáticas a los docentes y ciudadanos de muchas ciudades, generando también mayor organización.

La situación no es diferente en materia de Ciencia y Técnica, un área que sufre el ajuste macrista a flor de piel.

En ese marco, la Agrupación Estudiantil TUPAC y también los compañeros docentes debemos dar una pelea a fondo para frenar el ajuste, trabajando en unidad y lucha con otras agrupaciones del campo popular y llevando la discusión de estos temas a nuestros lugares de estudio y trabajo.

JUANJO GIANNOTTI

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