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Derrotar a Macri y llamar a una Asamblea Constituyente

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Hay una amplia coincidencia popular en que es gravísima la situación que atraviesa el país y en especial sus mayorías. La desocupación sigue su curso, dejando a decenas de miles sin empleo. La recesión se profundiza, con caída del consumo, realimentando aquella maldita desocupación y pobreza. Y son impagables los tarifazos de gas, luz, agua y servicios públicos.

También hay coincidencia, no unanimidad, en que la culpa de esta crisis corresponde básicamente a Mauricio Macri y el PRO-Cambiemos, con el agravante de su sumisión vergonzosa a los dictados del FMI, los monopolios y banqueros extranjeros y nacionales. Hay una polémica, menor, alimentada por Clarín desde la derecha y por el trotskismo, desde el mismo lado, aunque con fraseología distinta, en que la crisis también sería resultado del kirchnerismo, porque “se robaron todo”. El PL cree que robaron, pero no se robaron todo y en los doce años K hubo muchas otras cosas positivas.

Además, si el dólar aumentó 280 por ciento su cotización en casi tres años, esa y tantas otras cosas son fruto exclusivo de las decisiones del actual gobierno de los CEOs de las multinacionales. No le pueden echar la culpa a la “pesada herencia”.

Donde no hay acuerdo en el campo popular es en qué hacer para solucionar esos graves problemas económicos y sociales generados por un gobierno antipopular elegido por una apretada mayoría de menos de dos puntos en 2015.

El 90 por ciento o más de la oposición, el kirchnerismo, el peronismo “federal”, la CGT, los desprendimientos socialistas y radicales, restos de Proyecto Sur, etc, plantea aguardar a las elecciones de 2019 y encararlas con un frente tan amplio que contenga a todos menos a Macri. Mientras tanto su receta incluye muchas quejas mediáticas y judiciales, un uso intensivo de las redes, proyectos de ley y armados de una nueva Alianza que sería Alianza 3 (A1 la de De la Rúa-Chacho, A2 Macri-radicales-Carrió).

La sola mención a las dos Alianzas anteriores evidencia que fueron al fracaso por múltiples motivos, entre otros por sus pésimos dirigentes y políticas. Hoy un frente con gobernadores del PJ, kirchnerismo, burócratas de la CGT, Massa y otros políticos por el estilo sería un certificado de defunción para el pueblo y la Nación.

 

PROPUESTA DEL PL

En nuestro Editorial (ver aparte) se resumen las propuestas políticas y programáticas inmediatas y de mediano plazo para incidir en una solución obrera y popular a la crisis.

Acá nos queremos referir a cómo se debería solucionar la crisis política creada por un gobierno hambreador y semicolonial, postrado a los pies de monopolios e imperialistas, sobre todo yanquis.

El presidente fue elegido en las urnas y sería aconsejable que culmine su mandato el 10 de diciembre de 2019. El problema es que se convirtió en un endeudador serial que paga un millón de pesos por minuto, en un ajustador que despide a 4.300 personas por mes y un multiplicador de pobres con la dolarización de tarifas que aumentó el gas hasta julio pasado un 1.297% a lo que hay que sumarle lo de octubre y el ahora desechado cobro retroactivo.

Nos gustaría esperar, pero no se puede. Cada día que pasa son más los argentinos que quedan en la calle. Esto no fue lo anunciado en la campaña de 2015, cuando se prometió pobreza cero, resolver fácil la inflación y que nadie perdería sus conquistas. Macri vulneró todas sus promesas y traicionó esa parte de su mandato. En consecuencia, ante el fracaso de su administración debe renunciar y dejar el gobierno. Ahora. Mañana. Pasado mañana. Urgente. No hay más tiempo. No merece otra oportunidad porque ya reiteró que no piensa cambiar y que seguirá igual.

¿Eso es golpismo? En absoluto. La acefalía presidencial está prevista en la ley 25.716 de noviembre de 2002. El presidente provisorio del Senado ejerce el Poder Ejecutivo hasta que el Congreso decida la sucesión definitiva en la Asamblea Legislativa. Y esa Asamblea Legislativa puede designar un presidente provisorio que luego convoque a elecciones.

Por otro lado, es lo que ya ocurrió en la crisis de 2001-2002, con cinco presidentes en pocos días (De la Rúa, Puerta, Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde) hasta los comicios de abril de 2003 de donde surgió Kirchner.

Claro que para volara por los aires casi todo el aparato político y legislativo que llevó a esa crisis debió intervenir el pueblo en las calles con su rebelión desde abajo, el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001. De eso se trata, hoy.

Como esta crisis es posiblemente aún más terminal que aquella, la solución no consiste en lograr con las luchas las renuncias de Macri-Michetti-Pinedo-Monzó y la reunión de la Asamblea Legislativa que llame a nuevas elecciones.

Una vez logrado eso, y con algunas medidas urgentes como la suspensión de despidos y el no pago de la deuda externa con aplicación de esos recursos a paliar las necesidades nacionales, la presión popular en las calles debería imponer la convocatoria a elecciones para una Asamblea Constituyente. Esta debería debatir y aprobar cambios de fondo y de matriz, como la nacionalización de la banca y el comercio exterior, confiscar la propiedad latifundista de la tierra, estatizar el sector energético y romper con el FMI, etc, para avanzar hacia un gobierno popular y una Patria liberada con un pueblo feliz.

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