Beatriz Perosio
CARTA DE CARMEN VILLALBA PRESA POLÍTICA EN PARAGUAY
Luchar y Resistir
La lucha por la emancipación de los oprimidos exalta hasta el paroxismo el odio más enconado y sádico de los opresores y de la oligarquía paraguaya en particular. Su búsqueda de escarmiento, disciplinamiento y venganza lo llevó a torturar y asesinar a Lilian Mariana y María Carmen, dos niñas que sufrieron en su cuerpo la violencia más atroz, asesinato camuflado de Nestito, la desaparición forzada de Lichita, la prisión de Laura, la ilegalidad de mi prisión. Y ante todo esto, el silencio de los sectores democráticos que dicen defender la legalidad democrática, o los derechos humanos en abstracto. La Codehupy jamás se pronunció sobre la ilegalidad de mi prisión.
Toda esta persecución y ensañamiento es un mensaje narco mafioso de la oligarquía paraguaya, hacia quienes hemos asumida la lucha revolucionaria que busca una alternativa que realmente beneficie a las grandes mayorías trabajadoras, y ésta necesariamente debe ser una alternativa al capitalismo.
La oligarquía paraguaya y su partido fascista sostuvo 35 años de dictadura y 30 años de esta larga supuesta transición hacia la democracia. Tiene sobrada experiencia y su política represiva siempre fue predominante y nunca fue desmontada; sus represores, torturadores nunca pagaron por sus crímenes. Hoy, las instituciones del poder judicial, fiscalía y fuerzas militares y policiales son hijos y nietos de los represores de la dictadura. El partido de gobierno, Colorado, lleva 70 años en el poder imponiendo su política narco fascista de saqueo, despojo y explotación. Con manipulación, mentiras, engaños, elecciones amañadas para las masas incautas; con sangre y fuego y cárcel a quienes resisten y luchan y no se tragan el cuento del “Estado de Derecho”.
Para entender el martirologio de nuestra infancia, la ilegalidad de mi prisión se hace indispensable situarse en la perspectiva de la lucha de clases. Sólo así se comprende cómo la legalidad es más frágil y rompible que un papel a la hora de manipular y acomodar las leyes para reprimir y extender ilegalmente mi prisión. Sólo así se comprende como en lugar de cuidar y proteger niñxs, los asesinan y desaparecen.
Este 26 de julio se cumplen un año de mi prisión ilegal e ilegítima, pese a haber cumplido en su totalidad los 18 años de condena que me fuera impuesto. La justicia paraguaya decidió patear todo el tablero de su frágil Estado de derecho para mantenerme en prisión.
En una maniobra ilegal las garantías procesales existentes en el Código Penal para supuestamente preservar al ciudadano de arbitrariedades y abusos de poder, en mi caso, es usado para violarla. Y no sólo garantías procesales, sino, incluso para dar finiquito al cumplimiento de la condena como establece el CPP (Código Procesal Penal) en Principios Básicos 1: “La inobservancia de una regla de garantía establecida a favor del imputado no se podrá hacer valer en su perjuicio”. La jueza de ejecución Rosalía Gonzales, quien realizó el cómputo y debió levantar de inmediato mi prisión por el cumplimiento integro de la condena, decide hacer lo que el Código le prohíbe. En dicha causa me fueron violadas innumerables garantías procesales, como presentarme ante un juez antes de 24 hs luego del arresto (procedimiento violatorio que invalida una causa penal) o que el acta de detención preventiva emanada de un fiscal carecía de mi número de cédula.
Procedimientos fiscales invalidados por el poder judicial para agravar mi situación procesal. Acomodado y rebuscado según los criterios de la jueza Rosalía Gonzales para así, una sentencia de 17 años dictado por un tribunal y en vistas a su cumplimiento integro, decide ampliar la condena a 31 años. Pisoteado leyes básicas del CPP, como el Art 494 sobre cómputo definitivo que dice: “El juez de ejecución revisará el cómputo practicado en la sentencia, tomando en cuenta la privación de libertad sufrida por el condenado desde el día de la restricción de la libertad”. La restricción de mi libertad se produjo el 2 de julio del 2004, este julio serán 19 años.
Luchar y resistir sigue siendo la consigna irrenunciable y válida.
CARMEN VILLALBA
Presa política en Paraguay