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Automotrices siguen despidiendo y suspendiendo

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Por estos días escucho con frecuencia “los números son fríos”. Claro, pienso: dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis: listo. Sin embargo, esa frialdad deja de ser tal cuando adentro de esos “números” se dirime el bienestar de los trabajadores, jubilados, de las amas de casa o los niños. Y es que bajo el gobierno de Cambiemos el pueblo argentino viene sufriendo un progresivo deterioro en su calidad de vida,además de los estragos ocasionados a sectores en la pobreza e indigencia.

Tomando como referencia el sector automotriz, automóviles y autopartes, podemos ver el impacto de la recesión económica en el desplome en la producción y venta de autos, en la caída de los patentamientos y el crecimiento de la importación en detrimento de la producción local. Es oportuno trasladar estos enunciados a números para comprender mejor el efecto que estos producen tanto en la clase trabajadora -suspensiones y despidos- como en la industria nacional.

Según CEPA (Centro de Economía Política Argentina), entre enero y abril de cada año, desde 2015 a 2019, se pasó de patentar 211.256 unidades a 176.596. Destacando que entre 2018 y 2019 dicha caída es de un 50%. Respecto a la importación de automóviles, la misma fuente, computa que en 2015 la industria nacional producía el 46% de los vehículos, mientras que el 54% era producto de la importación. Ya en 2019, la producción nacional cae estrepitosamente a un 29% -el menor nivel de los últimos diez años-, ocasionando que la importación, principalmente proveniente de Brasil, ocupe la alarmante cifra del 71%.

Mientras el INDEC publica que las terminales que producen en el país sólo utilizan alrededor del 15% de su capacidad instalada -la menor de los últimos quince años- , el gobierno ensaya una reactivación en planes para venta de 0km, con descuentos que van desde $50.000 hasta $90.000. Manotazos de ahogado. Nada.

Por otra parte, el Observatorio de Política Públicas de la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda), señala que a raíz de “la crisis económica, la caída del poder adquisitivo de la población, las elevadas tasas de interés, la ausencia de financiación y la devaluación”, se registra, de la variación interanual entre marzo de 2018 y 2019, una caída de ventas de motos de 54,7%, de camiones 57,9% y de utilitarios 47,1%. Para concluir, puntualiza que “en términos absolutos, en los últimos tres años se perdieron casi 5 mil puestos de trabajo. Todas las ramas del sector generaron menos empleo. El rubro más afectado fue el de las autopartes (se perdieron casi 3 mil puestos de trabajo)”.

Estos números, nada “fríos”, golpean a los trabajadores de manera brutal. Vale destacar el índice creciente de suspensiones en Honda (900 trabajadores), Peugeot (1000), Renault (1500), Fiat Córdoba (2000) e Iveco, en su planta de Ferreyra, de Córdoba (otros 900); el cierre por un mes de la planta de Alvear, en Santa Fe, de General Motors (que registra el insólito número de 250 autos vendidos en lo que va del año), y el inicio de negociación por el retiro voluntario de cerca de 300 trabajadores del rubro.

Según Leonardo Almada, Secretario de Prensa de SMATA, “la situación es triste y lamentable porque no vemos que haya algo a futuro, el 95% de los trabajadores de SMATA están afectados con suspensiones. No se mueve la rueda, no se puede hablar de que es una marca, son todas las marcas afectadas”. Se trata de la peor burocracia sindical que conducía Omar Dragún, la misma que aceptó la segunda flexibilización del convenio laboral y es puesto como buen ejemplo por el ministro cordobés que le exige igual actitud a la UOM.

Mientras los trabajadores de la industria automotriz y autopartes atraviesan uno de los momentos más críticos de su historia, Macri y “el mejor equipo de los últimos 50 años” siguen mirando para otro lado.

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