Liberación - Órgano de Prensa
De Campana a Houston de una patada
Esa sería una buena consigna de la clase trabajadora para Macri y su gobierno de los CEOs luego de que el 27 de abril pasado él y su comitiva recorrieran la fábrica que el grupo Techint está instalando en la ciudad tejana de Houston. Esta fue una demostración más de que Macri es representante de los monopolios y forro de Trump y los Estados Unidos.
De esta manera la empresa encabezada por Paolo Rocca reemplaza trabajo argentino haciendo suya la consigna con la que el magnate norteamericano llegó a la Casa Blanca: “American First” (primero Estados Unidos). Es que con esa inversión de 1.800 millones de dólares se van a fabricar allá los tubos sin costura que antes se fabricaban en la planta de esa empresa en la bonaerense ciudad de Campana. Esos nuevos 500 puestos de trabajo en Estados Unidos se traducen lamentablemente en más suspensiones rotativas para los 3.000 obreros de Campana.
Además de eso las perspectivas de crecimiento de la demanda de tubos sin costura se ve atacada por los problemas que enfrenta la industria petrolera en Argentina y en el mundo. Ni hablar que de la mano de Aranguren nuestra YPF va a ser convertida en el socio bobo de las grandes transnacionales y se aleja aún más de ir hacia un proyecto energético sustentable y soberano.
Por eso volvemos a hacer hincapié en que las luchas de los trabajadores deben hacer blanco en los monopolios que hoy toman su cuerpo más visible en el gobierno entreguista de Macri. Golpear a Macri es golpear a los monopolios y el imperialismo que encuentran en él un socio fiel (más papista que el Papa se podría decir).
No sorprende, pero de todas maneras hay que resaltar que Macri da cuerpo a estas políticas de entrega acompañado en la recorrida por Siderca Bay City por Guillermo Pereyra el senador neuquino y secretario del gremio de los petroleros. Es el mismo dirigente que acordó la avanzada flexibilizadora en el convenio colectivo de Vaca Muerta que es usado de ejemplo ahora para llevarlo a otros sectores.
Ese rol entreguista de sectores de la burocracia sindical fue fundamental para sostener este año y medio de ajustes, pérdida de soberanía y aumento de la represión que en gobierno nacional viene llevando adelante.
SIN DEMORA, PLAN Y PROGRAMA PARA LA LUCHA
El gobierno sigue avanzando con un plan económico que golpea la estructura industrial argentina acomodándola a los planes globales de los monopolios y que llevó a la pérdida de más de 250.000 puestos de trabajo nuestro país y a la pobreza a millones de argentinos. Generan así una crisis que intentan emparchar imponiendo una flexibilización que traerá más problemas y explotación a los trabajadores.
En este contexto se plantea la necesidad urgente de generar un plan y un programa de los trabajadores para la lucha contra el gobierno. Es necesario que todos los sectores honestos y luchadores del sindicalismo y de las organizaciones populares impulsemos un gran acuerdo para la lucha que parta desde la base de la defensa de los derechos adquiridos y avance con propuestas que quiten los principales resortes de nuestra economía de las manos de empresarios monopólicos que sólo saben de atender sus intereses personales y de clase.
Defender los convenios colectivos de trabajo y luchar por una Argentina con pleno empleo y sin trabajadores en negro; defender los aumentos a los jubilados y sacar las manos de los monopolios de las cajas de Anses y Pami; defender el trabajo nacional y exigir la estatización del comercio exterior y al menos los depósitos bancarios. Avanzar con los históricos programas de la clase obrera y sumar otras demandas y reivindicaciones actuales.
La capacidad de respuesta obrera y popular ha demostrado desde principio del año pasado que está a la altura de las peleas que hay que dar en esta etapa de restauración neoliberal. Para darla más contundencia es fundamental dotar esa fuerza de organización y principalmente de dirección. El PL y las ABC seguiremos trabajando para la construcción de este gran frente de lucha, en la senda de Agustín Tosco, René Salamanca, Jorge Weisz y los líderes de la Generación del ’70.