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Derechos Humanos

Presos Políticos en España

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            Como es sabido, varios gobiernos europeos que se autodenominan de izquierda o socialdemócratas, no son más que falderos de las grandes corporaciones, que aplican ajustes y represión, que siguen cada iniciativa económica, política y militar de yanquis e ingleses y que llevan adelante las mismas políticas que los partidos de derechas, pero con discursos más edulcorados, con buenos modos y “corrección política”. Esta falsa alternancia y el seguidismo, es lo que está empujando a la Unión Europea a un enfrentamiento con Rusia vía la guerra de Ucrania: primero con las fallidas sanciones económicas, luego con el envío de armas, y posiblemente seguirá con envío de tropas.

            El gobierno español es un claro ejemplo de esto, ya que es dirigido por varios agrupamientos de supuesta centro izquierda y de de supuesta izquierda antifascista, pero que en varios temas importantes hace casi lo mismo que Vox o el PP, a quienes dicen combatir.

            Las políticas represivas internas, no son la excepción y por lo tanto la existencia de presos políticos, tampoco.

            Hay muy poca información disponible sobre el número y las condiciones de los presos políticos en España. Pero son varias decenas los luchadores que permanecen privados de su libertad por alguna actividad política.

            En este punto, las organizaciones españolas que pelean por la libertad de los presos políticos, coinciden en señalar que en cierta forma existe una continuidad del franquismo, manteniendo una larga tradición de condenas brutales a decenas de años de prisión para los comunistas, los vascos y los luchadores populares en general.

            Ejemplo de esto es el ensañamiento que sufrieron decenas de etarras acusados de terrorismo, así como militantes y dirigentes de Grapo (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), o los propios dirigentes del PC (Reconstituido) Iñaki Kuadra Etxeandia y Enrique Álvarez Abalde, que murieron por las enfermedades adquiridas en más de dos décadas de durísima prisión.

            Pablo Hasel es un músico, rapero, que fue condenado a seis años de prisión por la suma de dos causas, con cargos como “incitación al odio”, por las letras de sus canciones y por haber insultado al Rey de España y haber quemado una bandera monárquica. Hace más de tres años que está en prisión, donde no lo dejan estudiar ni hacer música, actividades que supuestamente están garantizadas por ley para cualquier recluso español.

            También hay decenas de jóvenes detenidos por incidentes menores, que son juzgados severamente por jueces y fiscales y pagan con meses de prisión cualquier resistencia a la autoridad o pequeñas escaramuzas con las fuerzas policiales. Por ejemplo hubo cuatro chicos encarcelados en Barcelona por manifestarse a favor de la libertad de Pablo Hasel. Y el extremo de esto es el “affaire Alsasua”, en que ocho jóvenes estuvieron a punto de ser condenados a cincuenta y dos años de prisión por una breve pelea con policías de Navarra, que luego derivó en “lesiones menores”.

            Están también los detenidos, los procesados y los exiliados catalanes, todos condenados arbitrariamente por haber organizado un plebiscito sobre la independencia de Cataluña. En este proceso en particular hay muchas similitudes con alguna causas armadas y amañadas por la justicia argentina contra funcionarios del kirchnerismo. El propio ex alcalde catalán, Carles Puigdemont  permanece exiliado en Bruselas, donde ejerce como diputado en el Parlamento Europeo, aunque no puede pisar su tierra natal para no ser encarcelado. En este punto, el actual gobierno de Pedro Sánchez tiene sus diferencias con la Justicia española y aboga por una Amnistía para los ex funcionarios catalanes, porque son aliados políticos suyos y porque es demasiado chocante para las formas “democráticas”.

            También está semi aprobada una ley que permitiría a decenas de luchadores vascos salir en libertad luego de años y décadas de encierro, al computarles los años de prisión cumplidos en países extranjeros.

            Pero en otro sentido, son duramente represaliados y procesados los manifestantes que salen a denunciar el genocidio que sufren los palestinos a manos del régimen sionista y el imperialismo yanqui.  El gobierno nacional hizo algunos gestos contra Israel, pero luego permite reabastecer en puertos españoles a buques que llevan armamento a Tel Aviv. Cacarean un poco en la ONU, pero reprimen a los jóvenes que se manifiestan por Palestina.

            La solidaridad con los presos políticos de otros países, sigue siendo parte de la tradición política del internacionalismo y del PL, sobre todo porque también se vienen tiempos duros para los pueblos europeos.

JORGE MACHADO

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