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Ningún pacto con Milei, Macri y el FMI

            Se cumplieron tres meses del gobierno facho fondomonetarista de Javier Milei y la realidad muestra un ajuste feroz contra los derechos del pueblo trabajador y las mayorías. Se gobierna a favor de las minorías, oligarcas, banqueros, monopolios, agro mineros hidrocarburíferos, exportadores y acreedores externos. Muchos datos comprueban esa verdad, por más que el gobierno y ciertos medios adictos den una versión de que las cosas “están marchando bien”. Hasta el FMI encendió algunas luces de alarma por la falta de sustento político del proyecto y la creciente conflictividad social.

            La inflación del 25,5 por ciento en diciembre, 20,6 en enero y 13,2 en febrero ha llevado la Canasta Básica Total, para que una familia no sea pobre, a los 596.000 pesos. El Observatorio de la UCA afirmó que la pobreza es del 57,4 por ciento y afecta a 27 millones de compatriotas, muchos de ellos son indigentes y otros pasan hambre. Es que los salarios y jubilaciones, incluidos los de los trabajadores registrados, no se actualizan a la par de la inflación y quedan rezagados; ni qué decir de los jubilados que cobran la mínima y los precarizados, que están en negro.

            La recesión corta las posibilidades de ganar unos pesos con una changa sino que está paralizando sectores importantes como la construcción, con 150.000 despedidos y suspendidos. Automotrices paran la producción, igual Acindar; el frigorífico Roosbeef suspendió a 200 empleados, Transener adujo que Cammessa no le había girado fondos y no podía pagar los sueldos, etc.

            La inflación de estos tres meses ha superado el 60 por ciento y los ingresos de las mayorías han quedado muy por debajo. Se dice que a los jubilados les darían un 10 por ciento de esa pérdida y recién a partir de abril les actualizarían según la inflación, pero lo pasado, pisado y perdido. Y también queda clarísimo que si esos índices inflacionarios -que nos pusieron en el podio mundial de países con mayor inflación – comenzaran a bajar lentamente, ese efecto sería, sobre todo, obra del parate productivo. Los diferentes sectores no venden, no producen, no recaudan y en consecuencia no hay demanda de bienes y servicios. Los trabajadores y el pueblo seguirían perdiendo a dos manos: contra la inflación y contra la recesión. En el primer caso por los precios inalcanzables de alimentos, bienes básicos, medicamentos, luz, gas, servicios, etc, y en el segundo por la caída de empleos y horas trabajadas (incluso los que conserven el empleo serán explotados aún más, conscientes del peligro de ser echados).

MILEI ES PARTE DE LA CASTA

            El presidente facho seudo libertario siguió mintiendo desde diferentes tribunas con que sus medidas están orientadas “contra la casta”. Por ejemplo, en la inauguración de sesiones del Congreso, la exposición agroindustrial Expoagro de Clarín y La Nación, el colegio Copello donde estudió y donde más le gusta perder el tiempo, que es en X y demás redes antisociales.

            La realidad indica que sus medidas son a favor de la casta, o sea los políticos patronales y los empresarios del gran capital, agrupados en la UIA, AEA, AmCham, Suciedad Rural, Bolsa de Comercio, Cámara Argentina de Comercio, Adeba, etc. Estos tienen nombre y apellido, como Marcos Galperín, Paolo Rocca, Héctor Magnetto, Luis Pagani, Eduardo Elsztain, Pérez Companc, Eurnekian, Funes de Rioja, Roemmers, Bagó, grupo Macri, Cargill, Bunge-Viterra, Danone, Bulgheroni, Coto, La Anónima, Procter&Gamble, Ledesma, etc. Confesando el vínculo estrecho con estos círculos, el ministro Luis Caputo tuvo dos reuniones de amigos con directivos de estos monopolios e hipermercados para pedirles que moderaran algo sus precios. El Estado levantó todos los controles, permitió esos abusos de los formadores de precios y ahora les pide por favor que se moderen. Les entró por un oído y les salió por el otro. Entonces anunció la apertura de importaciones de alimentos y medicamentos, peor aún,en onda Martínez de Hoz. 

            A los agroexportadores solicita que liquiden sus cosechas, pero estos quieren un dólar mucho más alto y reclaman nuevas devaluaciones, como la de diciembre, cuando Caputo devaluó 118 por ciento con fuerte impacto en precios y costo de la vida. Ahora piden algo similar. “¿Querés que liquidemos cosechas?, entonces danos un dólar de 1.500 pesos”.

            Independientemente de que esas devaluaciones se produzcan ahora o se demoren un tiempo más, el proyecto de Caputo y Milei es entreguista y proimperialista. Está en línea con los monopolios citados más los fondos buitres BlackRock, Greylock, Pimco, Templeton y Vanguard; con el FMI y demás acreedores; con Elon Musk y Starlink. En la reciente cumbre de la AmCham 2024 en Buenos Aires, ese núcleo de 700 grandes firmas apoyó el plan del gobierno mediante el discurso de su titular, Gómez Minujin, del JP Morgan Chase.

            También el país está entregado al Comando Sur y la DEA, con el Pentágono y el Mossad, atado a EEUU, la OTAN e Israel genocida. La prueba reciente fue la firma del convenio entre la Administración General de Puertos y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU para controlar el Paraná-Paraguay, en un acto presidido por el embajador Marc Stanley.

            Se dirá que el gobierno anterior fue un desastre y facilitó la llegada de Milei y sus socios Macri, Bullrich, gobernadores como Cornejo y varios más. Es verdad. Más aun, el peronismo derrotado de ese modo vergonzante dista mucho de una propuesta democrática y popular, mucho menos antiimperialista y tampoco moviliza en las calles contra el ajuste y la entrega.

            Hay que pegar duro contra Milei, pero no hay que confiar “ni un tantico así” en los dirigentes y gobernadores peronistas y otros dialoguistas: hay pocos leales y unos cuantos traidores. Estos últimos, como Martín Llaryora, también tienen que ser repudiados porque ajustan, despiden trabajadores, aumentan tarifas, reprimen a las movilizaciones y acuerdan con enviar las FFAA a Rosario contra las “amenazas terroristas”, en línea con Washington.

            La derrota del DNU 70/2023 en el Senado, por 42 votos negativos, 25 afirmativos y 4 abstenciones, demostró que este gobierno está debilitado y dividido, como cuando fue derrotada su “ley ómnibus” en Diputados. Hay terreno fértil para la rebelión popular.

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