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Internacionales

LA CHINA SOCIALISTA QUE YO VI

Publicado

el

SERGIO ORTIZ

CHINA CUMPLE CON EL MEDIO AMBIENTE

            Hace algunas décadas buena parte de la humanidad empezó a tomar conciencia de la importancia de cuidar el planeta, a partir de los ciclos de sequía, inundaciones y aumentos de la temperatura. A pesar de que el “prime suspect” era el capitalismo, y en particular Estados Unidos y Europa, no así los países en desarrollo, los culpables echaron las culpas a los 200 países del mundo, diluyendo las suyas, extraordinarias. Y en ese falso descargo, apuntaron contra China como si fuera el principal responsable del calentamiento global.

            No fue por esas críticas interesadas sino por su conciencia nacional que China comenzó a cuidar el medio ambiente desde la década del ‘90. El aire que se respiraba, sobre todo en la capital, era entre regular y malo, con algunos días pésimo. Lo pude ver y sufrir en mi anterior visita, en julio de 1990, con una atmósfera pesada alrededor de Beijing. Como el gobierno chino, con los sucesivos presidentes Jian Zemin, Hu Jin tao y luego Xi Jinping, cumple su palabra, trazó sus planes quinquenales para ir emitiendo menos gases. Y no sólo eso, sino también aumentaron sus bosques y plantado de árboles y vegetales en todo el país, así como adhirieron a los tratados internacionales como el Protocolo de Kyoto (1997) y los Acuerdos de París (2015). O sea lo opuesto a las autoridades de Washington, por ejemplo Donald Trump, quien se retiró del acuerdo parisino y en noviembre de 2018 aseguró que lo del cambio climático “no me lo creo”.

               China en cambio vino cumpliendo sus compromisos en bajar esos consumos y haciendo sus aportes financieros a las organizaciones internacionales encargadas del cambio climático. La agencia Xinhua el 26/10/2021 publicó: “Para el 2030, la proporción del consumo de energía no fósil será de alrededor de 25 por ciento y las emisiones de dióxido de carbono por unidad del producto interno bruto (PIB) descenderán en más de 65 por ciento en comparación con el nivel registrado en 2005, de acuerdo con el plan”.

               Y no es bla bla bla. Son planes quinquenales que se cumplen. Y lo vimos durante nuestra visita a China. La atmósfera de Beijing es muchísima más limpia que la de 1990. Todas las motos son eléctricas. El 70 por ciento de los autos eléctricos están en ese país. Los trenes de alta velocidad son eléctricos. Vimos muchos parques de energía eólica y paneles solares. Las aldeas de campesinos tienen en cada casita su calefón solar. El plantado de árboles y plantas de todo tipo es como un deporte nacional que se practica donde haya un pequeño trozo de tierra, en las ciudades y el interior. Parte de los centenares de millones de pobres que fueron sacados de esa condición son ahora los encargados de sembrar y cuidar los bosques, limpiar las cuencas de ríos, etc. Cada año China es un país más verde (en ese sentido, por lo demás sigue siendo rojo, rojito).

EL PARTIDO COMUNISTA LO DIRIGE TODO

            Tomé nota de un par de cifras que ilustran la fuerza del Partido Comunista. Eran 53 militantes en 1921, cuando la fundación, y hoy son 98 millones de afiliados, que no están desorganizados como ocurre con los partidos y movimientos burgueses sino nucleados en 5 millones de células comunistas. Es un partido de militantes y cuadros, de vanguardia, ligado por mil vínculos con las masas populares, donde el partido nada como pez en el agua, echa raíces y florece en él.

            Sumarse al PCCh no es un mero acto de voluntad sino que el aspirante debe cumplir con varios requisitos durante cierto tiempo y demostrar que su aspiración es “Servir al pueblo”, uno de los artículos permanentes de Mao. ¿Y cuándo se pierde la membresía? Cuando se abandonan esos valores, se incurre en graves errores que no se autocritican ni rectifican, o peor aún en delitos como corrupción, etc.

            Los capitalistas e imperialistas, pero también los socialdemócratas, revisionistas y trotskistas, critican el sistema político chino basado en la dirección del Partido Comunista de China. Para ellos es una dictadura porque no se ejerce allí el voto tal como se hace en el capitalismo, con varios partidos (que en la práctica suelen ser dos, como demócratas y republicanos en EEUU).

            Los que quisieron imponer a China ese sistema partidista estilo yanqui han fracasado, por caso con el motín contrarrevolucionario de junio de 1989 donde los detractores del socialismo portaban réplicas de la Estatua de la Libertad neoyorquina. No se salieron con la suya. Beijing no cayó como el Muro de Berlín, los socialismos del Este Europeo y finalmente la URSS donde habían mentido con que “perestroika y glasnot” significaban “más socialismo con democracia y libertad”.

            El socialismo chino es una dictadura democrática popular de la clase obrera y sectores populares, plasmada en una república popular dirigida por el Partido Comunista de China. Su máxima instancia gubernativa es la Asamblea Nacional del Poder Popular, de casi 3.000 miembros, que vota las leyes y elige al presidente. Hay un órgano asesor, el Consejo Consultivo Político del Pueblo Chino, con activa participación de no sólo de comunistas sino también de personas pertenecientes a otros partidos o independientes.  

NO ES UN SISTEMA PERFECTO

               Por cierto que el chino no es un sistema perfecto. Por ejemplo sigue lidiando con fenómenos de corrupción en altas y medianas esferas dirigenciales. El 11 de octubre pasado la Fiscalía Popular Suprema de China (FPS) ordenó el arresto de Yin Meigen, ex legislador de alto rango en la provincia oriental de Jiangxi, por presunta aceptación de sobornos. Y en diciembre, cuando ya habíamos vuelto a nuestro país, leímos que la Asamblea Popular Nacional iba a revisar un proyecto de enmienda a la ley penal contra sobornadores. Busca endurecer las sanciones penales contra los sobornadores y atacar la corrupción dentro de las empresas privadas. Se elevan las sanciones impuestas a los infractores que sean instituciones, así como a aquellos que ofrezcan sobornos a instituciones, informó Xinhua.

               La historia del PCCh es gloriosa y al mismo tiempo que llegó a esa altura también tuvo errores, graves y no tanto, con muchas luchas de líneas, depuraciones, etc. Es un partido que puso énfasis en factores diferentes en tiempos distintos: Mao en la movilización política de las masas y crear las bases económicas del socialismo. Deng en la construcción económica. Y Xi Jinping como una especie de síntesis entre ambos, pues enfatiza en lograr más avances económicos y sociales, pero también en la formación marxista, desde el estudio del Manifiesto Comunista hasta los textos fundacionales del marxismo-leninismo y pensamiento de Mao. Y está a la cabeza de la lucha contra el burocratismo y la corrupción, con inspecciones personales a distintas ciudades y regiones, atendiendo a las rendiciones de cuentas y debatiendo los problemas existentes.

               Cuando pienso en críticas tan mal intencionadas contra China me viene a la memoria un seminario organizado en marzo de 2015 en Córdoba. Luego de la exposición de Gustavo Girado, que tenía a cargo el Posgrado de Estudios Chinos Contemporáneos de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), algunos asistentes cuestionaban el sistema de gobernanza chino. Girado les dio varias respuestas, pero los críticos insistían. Entonces les contestó: “si no les gusta el sistema político chino vayan a China y hagan una revolución, porque allí la revolución de 1949 aprobó una Constitución que en su artículo 1 dice que la República Popular China está fundada y dirigida por el Partido Comunista de China”. Fin de la discusión.

               El país sigue siendo así, dirigida por el Partido Comunista, el de la Larga Marcha, el de las victorias sobre el Japón y el Kuomintang, el que hizo de un país atrasado uno muy adelantado, tanto que en vez de arar con bueyes ahora estudia el espacio exterior. Ya llegó al costado oscuro de la Luna y tiene una estación espacial permanente, Tiangong (“palacio celestial”) adonde arriban misiones tripuladas en naves (la Shenzhou-17 fue la sexta al hilo) que permanecen allí 6 meses, hacen estudios, salen al exterior y hasta dan clases en vivo a alumnos de varias escuelas y facultades de China.

Los factores de ese progreso extraordinario son varios pero hay uno decisivo y fundamental: Zhonggguó Gòngchǎndǎng. Traduzco con Wikipedia: Partido Comunista de China.

(Nota completa en el blog LA SEMANA POLÍTICA)

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