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SINDICAL – Con Batakis estamos al horno
El cambio de titular en el ministerio de Economía es más de lo mismo. No podía esperarse otra cosa de un gobierno que ratificó el rumbo de su gestión, en particular el vergonzoso acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Ese cogobierno profundizó el ajuste para los sectores populares que ya se había hecho sentir en 2021, reconocido por la propia vicepresidenta CFK como causante de la derrota en las legislativas de octubre.
El discurso del lunes 11 de julio de la flamante ministra Silvina Batakis, fue muy claro: se dirigió al mercado (léase monopolios) para darles “tranquilidad”: ratificó el rumbo de su antecesor Martín Guzmán, se pronunció a favor de la reducción del déficit fiscal y anunció que no habrá más “gasto público”. Sonó como agradable música para los oídos del empresariado, y como una nueva puñalada para los sectores más perjudicados por la política económica. Reconoció que no habrá más nombramientos en el Estado, con lo cual habrá menos personal para salud, educación y otros servicios, y que además continuará la precarización laboral al congelarse los nombramientos.
Cómo habrá sido de claro el mensaje que hasta el tibio Hugo Yasky, jefe de la CTA de los Trabajadores y diputado nacional del Frente de Todos, criticó el contenido de su discurso y anunció que saldrán a las calles para reclamar medidas a favor de los trabajadores. Veremos si cumple, ya que hace más de dos años que ni esa central ni la CGT movilizan a las bases obreras, pese al gran descontento que genera el ajuste.
El dirigente de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, también criticó duramente los anuncios de Batakis y dijo que esa Central hará paros y movilizaciones para oponerse a esas medidas.
El recambio en el ministerio de Economía, más allá de profundizar la crisis política del gobierno, no deja dudas sobre el sentido de esta gestión: cumplir a rajatabla el acuerdo con el FMI y no atender las demandas justas del pueblo. Ni una palabra de la ministra sobre las necesidades que están padeciendo los sectores más vulnerables, incluyendo a quienes tienen trabajo formal, ya que la mayoría tiene salarios por debajo de la línea de pobreza, hoy ya superando los 100.000 pesos.
La inflación de junio fue del 5.3% y se prevé para julio que llegará al 8%, con lo cual se desploman las promesas oficiales de que la inflación “bajaría paulatinamente”. Sin afectar la cadena de formación de precios, en manos de unos pocos monopolios del agronegocio, la alimentación y los grandes supermercados, es imposible pensar en un horizonte de baja inflacionaria.
Batakis no anunció una sola medida para poner freno a la estampida de precios en los alimentos, que está sumiendo en la pobreza y la indigencia a muchísimas familias argentinas. Con cada aumento, se suman más infancias que se van a dormir con hambre en un país que exporta granos y alimentos.
Desde LIBERACIÓN venimos planteando la necesidad de un plan de lucha y un paro general, consignas que comparten otras organizaciones del campo popular. Por eso hace meses que los movimientos sociales han salido a las calles para reclamar por puestos de trabajo, salarios y jubilaciones dignas.
El Ingreso Básico Universal que se propone desde el MTE (Juan Grabois) y que apoya un sector del kirchnerismo, es una buena propuesta, pero el monto (14.000 pesos) es insuficiente. Hace falta que este ingreso, que debe abarcar al universo que cobró el IFE en 2020, sea de 50.000 pesos, y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, de 100.000 pesos, que es el valor de la Canasta Básica Total.
No podemos confiar en dirigentes que hablan de “salir a las calles” pero no convocan a un plan de lucha hasta que se logren estos objetivos. Las Agrupaciones de Base Clasistas (ABC) apoyaremos un paro si las centrales obreras convocan, pero es necesario construirlo desde las bases, uniendo las luchas sectoriales que vienen creciendo al ritmo de la crisis económica, social y política.
Hay que promover asambleas de base en los barrios, en los lugares de trabajo, sin esperar a que convoquen las dirigencias sindicales, tan atrasadas en atender los reclamos de sus laburantes. Y proponer un programa mínimo de reivindicaciones: aumento de salarios, jubilaciones y planes sociales; IBU de 50.000 pesos y SMVM de 100.000; nacionalización del comercio exterior, incluyendo el río Paraná y los puertos por donde sale la producción y se evaden miles de millones de dólares, que deben servir no para pagar la deuda externa al FMI y BlackRock sino para atender estos urgentes reclamos populares.