SÍGANOS EN

Vidas y Luchas de VC - Tomo 1

10. El aporte de VC en Sitrac-Sitram

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El 26 de octubre de 1971 se desencadenó un operativo monstruo orquestado por la dictadura del general Alejandro A. Lanusse. Mediante la Resolución 304 del Ministerio de Trabajo concelaba la personería gremial de los sindicatos Sitrac y Sitram -de Fiat Concord y Materfer, respectivamente, de Córdoba-. Mientras, tropas del Tercer Cuerpo de Ejército del general Alcides López Aufranc ocupaban las sedes de estos gremios y la Gendarmería hacía lo propio con el interior de las fábricas. Por su parte, la empresa italiana Fiat se encargaba de despedir a la totalidad de los miembros de la comisión directiva, delegados y activistas. El gobierno, además, intervenía el SEP (Sindicato de Empleados Públicos) y cesanteaba a 163 empleados estatales.  

¿Cómo explicar semejante atropello contra la clase obrera y el pueblo argentino? Estaba en juego la experiencia clasista más importante de la segunda mitad del siglo de los trabajadores argentinos, que guiados por la izquierda revolucionaria levantaron un programa y un camino independiente, en conjunto con otros sectores combativos sindicales y populares.  

Así, con autonomía y capacidad dirigente, el Sitrac-m se erigió como la cabeza de un movimiento clasista que, luchando, hizo retroceder a la patronal imperialista, junto con la dictadura militar y la burocracia traidora, haciendo añicos el proyecto militar del dictador Roberto Levingston, quien sucedió a Onganía.

Vanguardia Comunista estuvo metido de carne y hueso en esta gesta heroica de la clase obrera, aportando en aspectos esenciales. En este sentido, el informe de V.C. “Balance y perspectivas del Sitrac-m”, expuesto por el camarada Rubén Kritscautzky en la Facultad de Arquitectura de Córdoba y luego publicado en “El Maoísta” No. 2 de enero de 1972, si bien elaborado muy cerca de los sucesos, resulta coincidente en la descripción de los hechos que efectúan los autores James Brennan (1) y Natalia Duval (2).  

¿Cuáles fueron los aportes fundamentales del Partido? De entrada, el espíritu de lucha contra la burocracia sindical, de no temerle ni respetarla, sino que, por el contrario, había que echarla con las bases y ocupar sus posiciones. ¿Para qué? Para tener una herramienta que, al servicio de los trabajadores, lograra arrancar las reivindicaciones de fábrica a la patronal imperialista. Ello llevaba además a tener que enfrentar los planes de la dictadura militar de entonces y las tácticas frenadoras de la CGT local y traidoras de José I. Rucci y Cía. a nivel nacional. De esta manera, el 23 de marzo de 1970 en asamblea se echó al burócrata Lozano del Sitrac y se eligió una Comisión Provisoria representativa de los obreros, consolidándose luego de ardua lucha como nueva Comisión Directiva electa el 7/07/70, encabezada por el “Gringo” Masera, Domingo Bizzi y otros, y entre los vocales a Gregorio Flores y José Páez.  

El trabajo sindical por abajo, recogiendo los puntos sentidos de reclamo frente a la superexplotación de Fiat (los famosos premios a la producción, los aumentos salariales, las condiciones de salubridad, Forja y los ritmos de trabajo), se fue consolidando porque se hizo con democracia de base mediante asambleas, elección de delegados, de paritarios y de Comisión Directiva, en contacto permanente con los compañeros, ya que todos sus miembros siguieron trabajando en planta en forma rotativa y los que cumplían funciones gremiales eran pagos por el Sindicato no por la empresa, y cobraban menos que sus compañeros en actividad. (3)

Sin embargo, no se trataba de cultivar la “quintita”. V.C. planteó siempre la necesidad de extender la lucha, juntarla con la de los demás trabajadores de fábricas (Perkins, Smata, calzado, etc.), de empleados públicos (SEP, Municipales), de los estudiantes, los barrios, los intelectuales y las capas medias.

En ese marco fue que los obreros de Fiat encabezaron movilizaciones históricas como el Ferreyrazo y el Viborazo, al igual que aquellas inolvidables ocupaciones de fábrica del 14/05/70 y del 14/01/71, el repudio a la elección de Rucci en la CGT Azopardo y la marcha a la cárcel de Encausados, el 3/3/71, en solidaridad con los presos políticos (desde la Cárcel hablaron Ignacio Vélez de Montoneros, Domingo Menna del PRT-ERP y Sergio Ortiz, del Partido).  

Esta cuestión de la movilización en conjunto con otros sectores obreros y populares se destaca en varios documentos del Sitrac-m. (4)  

En esa dirección resultaba decisivo unir a todos los sindicatos, agrupaciones y activistas clasistas y combativos del país, los que fueron al Encuentro Nacional que se realizó el 28 y 29-08-71 en el local de Sitrac de calle San José de Calasanz esquina Boulevard San Juan, para armar la columna principal que se batió luego contra la burocracia sindical e intentó influir en la política nacional.  

Sindicalismo de liberación, clasismo, independencia de clase para lograr un gobierno popular dirigido por los obreros en miras de liquidar la explotación del hombre por el hombre. (5)  

El papel que le cupo a V.C. no empaña el de otros sectores revolucionarios como fueron el Peronismo de Base –sobre todo antes del regreso de Perón-, de El Obrero, el PRT e independientes. También se destacó el abogado Alfredo “Cuqui” Curuchet, asesor inclaudicable que siempre estuvo y participó de las luchas, razón por la cual fue detenido, allanado y atentado su estudio y luego fue uno de los primeros mártires a manos de las fascistas Tres A.

Esas fueron las causas del tremendo golpe represivo asestado por los enemigos del pueblo, quienes presididos por el dictador A. Lanusse montaron la farsa del Gran Acuerdo Nacional (G.A.N.) con el objetivo de acabar con el auge de la lucha popular que había abierto el Cordobazo, plan que no podían llevar a cabo sin eliminar la presencia revolucionaria y clasista del Sitrac-m. Así se explican los atentados, detenciones, intervenciones y despidos. Querían terminar con la lucha obrera y el ejemplo del más importante sindicato clasista de entonces.  

Sin embargo, la llama encendida se mantendría por largo tiempo y no pudieron apagarla. Pronto el Smata de Córdoba dirigido por René Salamanca con la participación de Roberto Nájera y otros camaradas del Partido que conducían la comisión interna en la fábrica Transax, también recogió muchos de los legados del Sitrac-m.(6)  

La influencia de la nueva izquierda con sus aires renovadores de democracia y proyectos revolucionarios entre la que se encontraba V.C., se notó otra vez en la comunicación franca con las bases y la gente, a la hora del análisis que incluyó la autocrítica, como se hizo al balancear la lucha de las paritarias, o al momento de analizar la resistencia contra el golpe recibido en octubre de 1971. (7) También en la actitud solidaria que mantuvieron estos sindicatos con sus hermanos de lucha tanto de Córdoba como del resto del país, a los que siempre apoyaron con paros y movilizaciones en sus conflictos, lo que despertaba la reacción de la burocracia que veía con temor que sus bases se contagiaran y terminaran echándola como a sus pares.  

El Partido concentró su trabajo en Fiat Concord –el Sitrac- y su primera propuesta fue que éste encabezara una corriente sindical revolucionaria nacional en lucha contra la burocracia sindical, que no se resignara a ser minoría opositora dentro de la estructura de la CGT, de manera de constituírse en dirección efectiva, como se logró hacer en parte de la existencia del Sitrac.

Por ello, en el periódico partidario de entonces se resaltaba que VC debía ayudar al movimiento obrero a ganar independencia, utilizando las disputas entre los burócratas pero sin atarse a las mismas, siendo hora de dejar de ser minoría opositora para pasar a ser alternativa de dirección. (8)

El otro punto en el que hizo hincapié V.C. fue el de atacar a la dictadura militar desde la consigna “ni golpe ni elección, revolución”, sin hacer de furgón de cola de los proyectos electoraleros y golpistas de los partidos tradicionales que negociaban y entraban en compromisos con los milicos. Entre esos proyectos electoralistas estaban la Hora del Pueblo (PJ y UCRP) y el Encuentro de los Argentinos (PC y aliados).  

Fue alrededor de estos ejes que se plantearon líneas opuestas y el Partido evaluó que en la medida que la actividad del Sitrac-m se alejaba de aquellas posturas relacionadas a su vez con los puntos anteriores, se posibilitaba el escarmiento que le preparaban las clases dominantes.

La justeza de estos principios no impide considerar ahora tal como también lo señaló un documento del Comité Central de V.C. de la primera quincena de mayo de 1973, que se había exagerado el rol a cumplir por este sindicato que prácticamente ocupaba el que le correspondía al partido de la clase obrera, y detrás de esta línea economicista se había dejado de lado la lucha eminentemente política que se debía haber emprendido a nivel partidario. Asimismo, en estos errores de “izquierda” se hizo demasiado hincapié en la disputa con sectores como los de Atilio López y Agustín Tosco, achacándoseles su supuesta connivencia con el GAN a través de La Hora del Pueblo y el Encuentro de los Argentinos. Se hizo eso en vez de hacer blanco central en los sectores más fachos de la burocracia y de la dirigencia partidaria, y en el proyecto de la dictadura, lo que hubiera aunado más esfuerzos antiimperialistas y democráticos en contra del mismo y alrededor de las propuestas partidarias.  

Es que la construcción de la alternativa sindical y politica es inseparable del adecuado tratamiento de los sectores reformistas, contra los que es necesario luchar pero que en modo alguno deben ser catalogados como parte del campo enemigo porque así se cae en el sectarismo y luego en el aislamiento. Para ello debe lograrse un manejo profundo de la historia de los partidos y los sectores políticos argentinos como herramienta indispensable para lograr una teoría adaptada a esta realidad y que oriente las tácticas y posturas concretas.  

Sin embargo, vale la pena subrayar que sin la independencia de clase por la que luchó el Partido, difícilmente se hubiera producido el Ferreyrazo primero –el 13-03-71- y el Viborazo inmediatamente después –el 15-03-71-, los que echaron por tierra con la dictadura de Levingston y marcaron el momento de mayor influencia del Sitrac-m.  

Luego de estas puebladas y frente al G.A.N. montado por la dictadura de Lanusse –continuadora de sus pares Onganía y Levingston- se hace palpable el déficit de la línea de VC contenida en el balance de 1972, al no haber logrado encauzarla con flexibilidad en esas instancias. (9).  

VC destacaba también que en estos sindicatos se habían ido imponiendo las posturas militaristas del PRT y las FAP, disminuyendo la movilización de masas y el desarrollo del sindicato como alternativa clasista independiente, influenciando posturas que veían con simpatía la intervención en las elecciones. En este contexto VC planteó como consigna la de “crear dos, muchos Sitrac”, desconociéndose el cambio operado y la necesidad de adaptar las propuestas. (10)  

De esta forma, no se instrumentó una corriente clasista que agrupara las luchas obreras; no se pudo articular la solidaridad con el Sitrac-m, y en este ambiente desmovilizado, entre otras causas, resultaron favorecidas las posibilidades de éxito del golpe represivo de octubre del 71 contra los dos sindicatos. Frente a esta derrota táctica infligida al movimiento clasista, el Partido planteó la resistencia activa y que el Sitrac-m continuara la lucha en la ilegalidad (11) . La consigna levantada de “Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar, volver a luchar hasta el triunfo final”, grito de guerra de no rendición de los cuerpos orgánicos del Sitrac-m del 9-11-71, estuvo consustanciada con la política profunda y permanente de V.C. que no se dio por vencido.

NOTAS

(1) BRENNAN, James, El Cordobazo, las guerras obreras en Córdoba, 1955/1976, Ed. Sudamericana, Bs.As., 1996. Quien cita en innumerables oportunidades el rol jugado por V.C. en Fiat y el movimiento obrero cordobés y nacional, y aún con algunos errores sobre la línea partidaria, destaca a esta agrupación como la fuente más fecunda de teoría en las tácticas clasistas, citando los periódicos No Transar y el Desacuerdo, ver pp.15, 165, 181, 186, 205, 207, 217/9, 260, 271/3, 295/6, 298, 300, 307, 327, 340/1 348, 350 y 429.

(2) DUVAL, Natalia, Los sindicatos clasistas. Sitrac (1970/1971), Centro Editor de América Latina CEAL, Biblioteca Política, No.235, Bs.As. 1988. Esta autora -que en realidad es Susana Fiorito-, historiadora del movimiento obrero, incluye una breve introducción, luego una cronología que agrega junto con los documentos seleccionados del archivo del Sitrac, los que ilustran paso a paso la experiencia bajo análisis, y la influencia de VC no con nombre y apellido si no a través de las consignas (“ni golpe ni elección revolución”, “en la CGT se reúnen los carneros en la calle luchan los obreros”) y acciones llevadas a cabo (ver pp. 20, 36, 42/5, 58/9, 67, 89, 107, 122, 139/40).

(3) FLORES, Gregorio, Sitrac-Sitram Del cordobazo al clasismo, Ed. Magenta, Bs.As., 1994, p.151, entrevista a Domingo Bizzi de la Comisión Directiva. (4) Volante del 14-01-71; Boletín No.2, junio de 1971, p.1.

(5) La consigna sobre el gobierno popular revolucionario dirigido por la clase obrera aparece en sólo un documento, aunque muy importante como que se lo conoció como “El Programa de Sitrac-Sitram” y donde tuvo participación el camarada Roberto Luis Cristina, en el marco de asambleas abiertas y debates del cuerpo de delegados y comisión directiva. Pero en general las propuestas eran la de una sociedad socialista. Allí quizás se planteó una ventaja del discurso y la línea del PRT que engarzaba más en la esencia obrera y clasista de esta vertiente sindical, que a veces no queda suficientemente reflejada en las posturas antiimperialistas. Aspecto a tener en cuenta para la inclusión y mantenimiento de los cuadros obreros y populares dentro del Partido y su estrategia revolucionaria.

(6) Esta continuidad del Sitrac-Sitram fue objetada por el Partido Comunista Revolucionario (PCR) quien dirigía el Smata y decía que éste no debía ser otro Sitrac, que supuestamente había sido “rifado” por posiciones ultraizquierdistas. De acuerdo a su tesis presuntamente insurreccionalista, el PCR decía que iba a preservar el Smata hasta el momento de la insurrección y la toma del poder. Sin embargo terminó facilitando la intervención del gremio por parte del gobierno de Isabel Perón en el orden nacional y del golpista brigadier Raúl Lacabanne en Córdoba, en agosto de 1994, con una prolongada huelga previa que el PCR justificó diciendo “un topetazo más y cae el ruso Gelbard” (ministro de Economía).

(7) Boletín Extra, 1/agosto/1971, p.1 y Boletín Sitrac-m No.1, 8-11-71, respectivamente.

(8) No Transar No.94, 3-11-70.

(9) Ocurrió que el cambio de proyecto de parte de la dictadura, no fue visto más allá de su espíritu continuista y su rol de bombero del auge popular, impidiendo ello advertir que se abría una situación política distinta a la que se desarrollara hasta el Viborazo. Es que lograron atraer al grueso de las fuerzas políticas burguesas tradicionales, y concitar también las ansias populares de volver a participar en elecciones. Y así, se tornó difícil seguir luchando sin cuartel contra la dictadura continuando con la consigna “ni golpe ni elección, revolución”, por la falta la comprensión de la nueva etapa que se comenzaba a atravesar. Y aquí se dio una paradoja, porque VC por primera vez salió a la palestra política específica con la construcción de la Fuerza Revolucionaria Antiacuerdista (FRA) y el periódico Desacuerdo, aún evaluando indebidamente que había perspectivas efectivas de derrotar esta maniobra dictatorial, y englobando a toda la oposición burguesa como parte de la misma como reconoce el material del C.C. mencionado (pp.6/7). Se planteó luchar contra el GAN y en particular contra La Hora del Pueblo

y el Encuentro Nacional de los Argentinos –este último inspirado por el P.C.A.-, no apreciándose debidamente el avance de la conciencia antiimperialista y democrática del pueblo argentino (ibíd, p.7).

(10) El conocimiento preciso del desarrollo histórico y político que llevó a la irrupción del Sitrac-m fue manejado por el Partido tal como surge de: “Cordobazo. Fiat marca un camino”, Organizadores de Comisiones Obreras de Córdoba, Año I, No.2, septiembre, de 1970). Por eso la propuesta de crear nuevos Sitrac, sabiéndose de antemano que era fruto de un proceso específico, complejo y de varios años de trabajo y maduración, no resultaba fácilmente reproducible tal como sostuvo el documento del C.C. de VC de 1ª quincena de mayo de 1973, pp.8 y 16.

(11) No Transar No. 105 y 106.

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