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Tomar medidas contra monopolios, tan malos como el coronavirus
En LIBERACIÓN Nº 364 (“Romper con los monopolios, esta es la cuestión”), Nº 365 (“Sin romper con los monopolios de la alimentación seguirán inflación y hambre”) y Nº 366 (“Quiénes son los amigos y quiénes los enemigos”), hemos denunciado a los grandes responsables de la crisis, el hambre y el endeudamiento de los argentinos. Son los bancos, energéticas, exportadoras, siderúrgicas, automotrices, pulpos de la alimentación y grandes productores sojeros, más algunos renglones aptos para la lucha política como Clarín, monopolio de la desinformación.
Al entrar en lucha contra el COVID-19 el gobierno de Alberto Fernández, ha tomado algunas buenas medidas sanitarias y económicas (ver Editorial). Sin embargo incurre en el grave error político de buscar una alianza con esos monopolios para enfrentar “unidos” a la pandemia. De allí sus reuniones con la plana mayor de la Unión Industrial Argentina (UIA), Mesa de Enlace Rural, Asociación Empresaria Argentina y Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP).
La conducta criminal de esos sectores fue la de siempre. Aumentaron brutalmente los precios, sobre todo de alimentos y productos de limpieza, sin respetar “Precios Máximos”. Despidieron miles de empleados, como Techint, Mirgor y Penta. Suspendieron personal pagando la mitad de los salarios, como Renault, otras automotrices y petroleras. Estas cesantías y suspensiones con recorte de haberes estaban prohibidas por el decreto de la emergencia y leyes laborales, pero los monopolios aplican su ley de la selva.
Repitiendo la fábula del monopolio malo y el bueno, algunos como Molinos se reunieron aparte con el presidente para vender productos de alimentación al Estado. Al monopolizar ese negocio ganarán más dinero que antes. Hay que ser muy ingenuo o muy limitado políticamente para confiar en Techint, Molinos, Clarín, Aceitera General Deheza, Fiat, Coto y demás delincuentes de marca mayor.
Esos pulpos determinan los precios en rubros esenciales como los alimentos, energía, acero, exportaciones, comunicaciones, etc.
El quiebre en que había caído la Argentina después del cuatrienio de Mauricio Macri, más la durísima crisis por la pandemia actual, requiere que el Estado se haga de los resortes básicos de la economía. Sólo así tendrá los recursos y los fondos para asistir a la mayoría de los argentinos y salir adelante. De lo contrario, si se queda conforme con la situación actual y a lo sumo se contenta con un sólo impuesto extraordinario y por única vez (que será progresivo, pero con 800 millones de dólares será apenas un paliativo), tendrá que limitarse a imprimir billetes, emitiendo sin respaldo de la economía, con los graves riesgos inflacionarios que eso supone.
Bancos, Clarinete y derecha
Se impone una medida nacionalizadora que permita al Estado hacerse cargo de los bancos como un servicio vital y estratégico y terminar con el curro del capital financiero nacional e internacional. Los bancos ganaron 314.044 millones de pesos en 2019. Ahora con sus ganancias están comprando dólares y empujan el precio hacia 110 pesos por dólar, fugando esos capitales. Y están haciendo negocios con el sufrimiento de los argentinos: cobran 70 por ciento de interés (tasa TFT) para refinanciar saldos de tarjetas impagos por la crisis.
Es imperioso nacionalizar la banca y el comercio exterior, para que el Estado maneje el crédito y las divisas, sacándolas de la órbita delincuencial en que se mueven hasta ahora.
En estas batallas es estratégico el valor de los medios de comunicación. Si Magnetto, Haddad y Vila manejan la agenda y la información, estamos perdidos. Ellos son capaces de “hacerle el bocho” a muchísima gente, cambiar los valores y condicionar al gobierno. Ya están fogoneando a caceroleros. Se oponen al módico impuesto por única vez a la riqueza. Critican con saña a la vicepresidenta Cristina. Quieren terminar con la cuarentena para reanudar sus negocios aunque se contagie y muera más gente. No desean asistencia del Estado para los más humildes porque sería más “gasto público”.
Por eso exigimos al gobierno de Fernández-Fernández que promueva una nueva ley de servicios de comunicación audiovisuales. Sin romper las cadenas de Clarín, Infobae y América la verdad no será liberada. No se podrá informar y movilizar a nuestro pueblo en medio de las críticas situaciones de hoy y las que se van a vivir en mayo-junio.
Finalmente para dar esta pelea hace falta reagrupar a los sectores políticos democráticos y populares. El presidente cree erróneamente que eso se logrará en reuniones con Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Jorge Macri y otras basuras de Cambiemos. Quiere sumar a los representantes de monopolios mencionados. Y agregar a los burócratas traidores de la CGT, que como el de la UOCRA convalidó los despidos de Techint y el de SMATA que hizo lo propio con el recorte de salarios en Renault.
Pedimos al gobierno que llame a una amplia unidad popular, partiendo de sus posiciones de centro y de centro-izquierda y convocando a la izquierda y sectores nak&pop, sindicatos combativos, movimientos territoriales, pueblos originarios, organismos de DD HH, movimientos feministas, centros de estudiantes, cooperativas, ex combatientes de Malvinas, Pymes, etc.
No es “con todos”. Es con todos los sectores populares contra todos los defensores de los monopolios y la derecha. Estos son peor que el coronavirus. Si te acercás a ellos te contagian y te mandan a terapia intensiva o al cementerio.