SINDICAL

La CGT, dividida, y lejos de convocar a un Paro General

            La pérdida del poder adquisitivo de los salarios ya es insostenible, con trabajadores formales por debajo de la línea de la pobreza; los despidos siguen en espiral ascendente, al igual que el cierre de comercios y empresas pequeñas, que no resisten los aumentos de tarifas y el parate económico. Ni qué hablar de los jubilados, con haberes paupérrimos que no cubren ni la cuarta parte de la Canasta Básica Total, hoy rozando el millón de pesos.

            Según UNICEF, un millón de niños y niñas se van a dormir sin cenar, en el país que produce alimentos para 400 millones de personas. La pobreza alcanza ya al 55,5 por ciento de la población.

            En LIBERACIÓN Nº 414 denunciamos a la cúpula sindical de la CGT que una vez más claudicó y concurrió a la Mesa de Diálogo convocada por el gobierno facho-libertario, sentándose junto al secretario de Trabajo Julio Cordero (grupo Techint). Así volvían a traicionar los intereses de las bases trabajadoras, que padecen el ajuste y el plan Motosierra.

            Pero a pesar de sentarse obedientes en la mesa del gobierno ajustador, ni así lograron los burócratas que el gobierno frenara su intención de avanzar con la reforma laboral antiobrera. Es que está envalentonado luego de la aprobación de la ley Bases, contra la cual la CGT no convocó a ninguna medida de fuerza ni movilización.

            Como no obtenían ninguna migaja de esta Mesa, la CGT estuvo algunas semanas en modo “díscolo” y hasta anunció que podía venir el tan demorado tercer Paro General. Pero fue puro humo porque el pasado 14 de agosto, 17 dirigentes de la segunda línea de la CGT participaron de una mesa sobre formación laboral y empleo, junto a una representación patronal. La delegación fue encabezada por el gastronómico Argentino Geneiro, secretario de Capacitación y Formación Profesional de la CGT y constituyó un nuevo gesto de acercamiento al gobierno por parte de los “dialoguistas” de la central obrera.

            Pablo Moyano, en cambio, se reunió ese mismo día con Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE, para organizar una nueva medida de fuerza junto a todos los sectores “que estén dispuestos a luchar”.

            La actitud rastrera de los dirigentes cegetistas contrasta con la lucha que están llevando adelante otros sindicatos, como los docentes de Córdoba, que con paros y movilizaciones, obligaron al gobierno de Martín Llaryora a mejorar la propuesta salarial que había ofrecido y que dejaba a un gran sector de la docencia por debajo de la línea de pobreza.

            Los aceiteros por su parte, realizaron un paro general durante siete días, en los cuales paralizaron los puertos del complejo agro-exportador, justamente el sector que especula para que el gobierno devalúe y así obtener más ganancias con las exportaciones, a costa del sufrimiento del pueblo argentino. Esos trabajadores no cedieron ante las presiones del gobierno y las patronales, y obligaron a la secretaría de Trabajo a decretar la conciliación obligatoria que comenzó el 12 de agosto. Pero si transcurrido ese período no obtienen sus demandas, que incluye un salario básico de 1.550.000 pesos, además de otras mejoras, ya han anunciado que van a volver a las medidas de fuerza.

            No son los únicos, también el SUTNA (Neumático) está peleando contra los despidos en Bridgestone y los docentes universitarios de las dos CONADU reclaman aumento salarial y del presupuesto universitario.

            Sin acusar recibo de las demandas populares, el gobierno de La Libertad Avanza continúa con su política antiobrera y logró en Diputados media sanción para la declaración de “esencialidad” de la educación, que no es otra cosa que restringir el derecho de huelga para los trabajadores y las trabajadoras de la educación.

            Así, sin respuesta contundente por parte de las centrales obreras, que por mucho menos en otras épocas, hubieran convocado a medidas de fuerza, el gobierno facho-libertario sigue con su avanzada antiobrera. No debería sorprender a nadie, pues es una constante de los dirigentes traidores de la CGT, incluyendo a la CTA que dirige el diputado Hugo Yasky: durante los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández, a pesar del ajuste que implicó el acuerdo con el FMI, tampoco convocaron a ninguna movilización para defender el salario y los haberes jubilatorios.

            Desde las Agrupaciones de Base Clasistas (ABC), apoyamos la justa lucha de los trabajadores aceiteros, docentes, del neumático, estatales, etc., que no transan y ganan las calles para frenar el ajuste, lograr mejoras salariales y oponerse a los despidos.

            La reunión de Moyano y Aguiar no puede ser solo una declaración y una foto; tiene que concretarse y para ello es necesario que los sindicatos más combativos, junto a los cuerpos de delegados y el activismo sindical, promuevan asambleas de base en los lugares de trabajo, para que el plan de lucha que está haciendo falta para frenar el plan Motosierra y la voracidad de las patronales, se trabaje desde abajo y meta presión a las conducciones traidoras.

            Hay que sumar a todos los sectores afectados por el tremendo ajuste de Milei y el FMI, como las organizaciones piqueteras que están siendo perseguidas y demonizadas, a través de denuncias y causas judiciales.

            La bronca crece por abajo, eso se ve y se palpa a diario, pero hace falta transformarla en fuerza organizada para salir en unidad a las calles, pasando por encima de las conducciones burocráticas y traidoras.

            Con el ejemplo de los aceiteros y docentes, hay que redoblar el trabajo en las bases trabajadoras y en los territorios tan golpeados por el hambre. Organizar la resistencia y sumar fuerzas entre todos los sectores golpeados por el ajuste, para avanzar hacia la Unidad de trabajadores ocupados y desocupados, junto con las organizaciones sociales combativas, capas medias, Pymes, etc, para ir ganando más fuerza en el camino de la lucha, hacia el Paro General y el Plan de Lucha para derrotar el ajuste y el plan Motosierra de Milei, el FMI y los monopolios. Esto planteamos como AGRUPACIONES DE BASE CLASISTAS