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PERDIÓ LA DERECHA Y EL FASCISMO EN CHILE
El nuevo presidente no es ningún Salvador Allende
En el balotaje presidencial perdió la ultraderecha fascista representada por José Antonio Kast, del Partido Republicano, una fuerza que reivindicaba el legado de la dictadura de Pinochet. Y que, peor aún, continuaba con prédica de entrega del país a los grandes capitales y de represión al pueblo, calificando de “terroristas” a los pueblos originarios, condenando a la inmigración, etc. Perdió una mezcla de Macri, Espert y Milei.
Fue vencido, afortunadamente para el hermano pueblo de Chile por el frente Apruebo Dignidad, de Gabriel Boric, que reunía a sectores de centroizquierda y a la izquierda reformista del Partido Comunista. Su programa, de tipo socialdemócrata, plantea fortalecer el Estado para mejorar -dentro del capitalismo – la situación de los trabajadores, sectores populares y empresarios, aumentar la inversión en Salud y Educación, y otros tópicos sociales.
Boric se impuso con el 55,86% de los votos sobre Kast, que tuvo el 44,14%. O sea que habiendo salido segundo en la primera vuelta, en la segunda le sacó casi 12 puntos de ventaja al pinochetista. Tiene 35 años de edad y cuando asuma el 11 de marzo de 2022 será el presidente más joven.
Su cosecha electoral fue muy numerosa: 4.614.469 votos, casi un millón más que Kast. La elección tuvo un alto porcentaje de participación, pues llegó al 56 por ciento del padrón, no siendo elecciones obligatorias.
Esa alta participación indica que el pueblo chileno vio que estaban en juego cosas muy importantes y no quiso quedarse en su casa.
Reiteramos que la derrota de Kast es un factor muy positivo para la política trasandina pero también para la Patria Grande Latinoamericana, porque significa el certificado de defunción del Cartel de Lima que, organizado por Estados Unidos con su títere de la OEA, Luis Almagro, quería imponer la política del imperialismo en toda la región. Eso explica que el centroizquierdista Grupo de Puebla, liderado por los gobiernos de México y Argentina, saludara el triunfo de Boric.
De todos modos, el PL advierte de los límites de esa mencionada victoria y cree que no habrá cambios de fondo al menos en el corto y quizás mediano plazo en Chile.
En primer término, porque la composición del Congreso, en base a los resultados de la primera vuelta de noviembre, no fueron favorables al frente de Boric sino a la derecha y centro derecha. La bancada de la coalición liderada por Boric, Apruebo Dignidad, contará con 37 de los 155 diputados y cinco de los 50 senadores. Puede sumar a otros aliados de centroizquierda, pero en general la derecha y centroderecha mantendrá las bancadas más numerosas en ambas cámaras. Y ya se sabe lo dañino y destructivo que es la oposición de derecha cuando quiere obstruir medidas populares de un gobierno más o menos progre, como se vio en Argentina con el macrismo.
En segundo lugar, y esto es lo decisivo, la propia naturaleza burguesa, socialdemócrata y oportunista de Boric y la dirigencia de su frente que hoy podríamos calificar de “centroizquierda” y que como ocurrió en Argentina con el Frente de Todos en 2020 y 2021, puede correrse a la derecha.
¿Va a proponer alguna reforma agraria? ¿Va a romper con las cámaras del gran empresariado? ¿Va a dar derechos efectivos a los mapuches? ¿Va a unirse con los gobiernos antiimperialistas de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia?
En principio todos esos interrogantes tienen una respuesta negativa. Boric no hará eso. Como una prueba parcial, están sus tuits de 2018 y 2021 condenatorios del gobierno de Nicaragua como si fuera una dictadura, y sus críticas derechistas similares contra Cuba y Venezuela. Habrá que ver con qué línea y gabinete asume en marzo de 2022, pero se puede anticipar que Boric es parecido a la socialdemócrata Bachelet. No es ningún Salvador Allende.
SERGIO ORTIZ