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La nefasta teoría del “mal menor”

CRISIS PROFUNDA REQUIERE REMEDIOS FUERTES

            La crisis del capitalismo dependiente argentino es gravísima y abarca la economía, la política, la justicia, los medios, el medio ambiente, el sindicalismo, la educación, la salud, etc. Sus consecuencias golpean más en el terreno económico-social porque privan a millones de argentinos de comida, techo, trabajo, ingresos suficientes.

            El INDEC indicó que en abril de 2023, la Canasta Básica Total para una familia con dos hijos fue de $ 203.361. Es la línea de pobreza. Y la Canasta Básica Alimentaria para esa familia fue de $ 94.148. Es la línea de indigencia, superior al Salario Mínimo Vital y Móvil que ese mes fue de $ 80.342. Con 18.6 millones de argentinos bajo la línea de pobreza (4.1 millones de indigentes), solucionar este drama es lo más urgente. Que las familias tengan un ingreso suficiente para vivir dignamente, y en especial los más humildes puedan desayunar, almorzar, merendar y cenar, o sea las cuatro comidas diarias. Y que duerman en sus domicilios, no en la calle ni en cajeros automáticos; nunca, pero menos aún ahora en invierno.

            Atender esas necesidades populares requiere un fuerte “gasto público” (léase inversión), pero el gobierno actual no lo hace. Está tratando de cumplir al pie de la letra los acuerdos con el FMI, que le vedan un “déficit fiscal” mayor al 1,9 por ciento en 2023. Tampoco puede emitir pesos para afrontar esas demandas populares, algo que por suerte sí hizo durante la pandemia, Sin embargo el Banco Central no tiene inconveniente en pagar un billón de pesos mensuales en Leliq, para recompensar a los bancos, supuestamente para esterilizar pesos y evitar que alimenten la inflación. La inflación sigue volando y el INDEC dio la inflación de mayo: 7,8.

            De esa masa de 15 billones de pesos en Leliq inmovilizadas en los bancos, hubo propuestas como la del profesor Horacio Rovelli: que el estado empleara una parte para inversión en obra pública y viviendas populares. Nadie del gobierno le llevó el apunte. Al contrario, siguen con el aumento de las tasas de interés para atraer más depósitos en los bancos, que se siguen rigiendo y ganando fortunas con la ley de Entidades Financieras de 1977, de Diz y Martínez de Hoz.

            Sergio Massa sigue pagando la deuda al FMI, sólo rediscutiendo algunas metas y pidiendo adelanto de desembolsos, que por supuesto habrá que pagar. Pidió 10.600 millones de dólares para junio, cuando debían llegar entre junio, septiembre y diciembre. En estos días viajará a Washington para rogarles a Georgieva y Gopinath, del Fondo.

            El problema es doble, porque además de encadenar al país con mayor deuda, las condiciones del Fondo también son políticas. Por ejemplo, acotar la relación de Argentina con China, vedando al 5G chino, las inversiones de Beijing, la cuarta central nuclear, etc.

            Como Massa y todo el gobierno están desesperados por conseguir dólares y mayor comercio dentro de la matriz dependiente agro minera exportadora, “todos los colectivos los dejan bien”, Washington y Beijing. A nosotros no nos da lo mismo. Rechazamos al imperialismo yanqui y el FMI, preferimos el comercio y las relaciones con China y otros países del Tercer Mundo. Eso sí, con la aclaración que defendemos por sobre todo los intereses de nuestro pueblo y nuestro país. Y no queremos que el litio argentino lo entreguen los Gerardo Morales y Massa a nadie, tampoco a China. El litio debe ser declarado de interés estratégico, para que se ocupe el Estado nacional y no los gobernadores como el de Jujuy y otros que quieren entregarlo a multinacionales. Mejor es una empresa estatal nacional, asociada a similares estatales de Chile y Bolivia. Y que esa empresa utilice el litio para fabricar baterías y otros productos, en vez de exportarlo así nomás.

LUCHAR POR SOLUCIONES, NO POR EL “MAL MENOR”

            Esos problemas económicos y los demás de la agenda popular, requieren soluciones. Si los monopolios suben los precios, meterles controles fuertes y sanciones, estatización de Molinos y Arcor, y conformar una empresa nacional de alimentos. Si los monopolios subfacturan exportaciones y sobrefacturan importaciones, hay que estatizar el comercio exterior. Si los bancos ganan fortunas con las diferencias de tasas y fugan capitales, ¡nacionalización del sistema bancario! Si el FMI aprieta con una deuda ilegal: desconocer esa deuda, suspender los pagos y hacer una auditoría para ver las partes legales, el resto desconocerlo y enjuiciar a los responsables.

            Y así en los demás temas. Hay que luchar por soluciones populares y antiimperialistas. No resignarse a seguir con la crisis y muchísimo menos ir a cosas peores como sería la vuelta del macrismo en sus dos versiones o Milei.

            Los peronistas dijeron varios años que si no se los apoyaba vendrían de nuevo Macri y los suyos. Y el  resultado fue que con este gobierno peronista crecieron la derecha y la ultraderecha. O sea que el “mal menor” del FDT en 2019 frente al macrismo convirtió ahora en peligro cierto la vuelta del neoliberalismo más extremo y de derecha. Guatemala nos llevó al umbral de Guatepeor.

            Si llegaran al gobierno Rodríguez Larreta, Bullrich o Milei, o sea Guatepeor, los que hoy se disimulan como “Unión por la Patria” nos volverán a decir que ellos serían en 2027 una buena opción, como “mal menor”. Y seguiría la calesita de la dependencia y los sufrimientos del pueblo argentino.

            Hay que romper con esas falsas opciones, que se reiteran. Con una u otra estamos tocando fondo, con el Fondo.

            Y esto no se cura con las elecciones de agosto y octubre venidero. Después de esos comicios, gane quien gane, hay que unir en la lucha a todos los sectores populares, antiimperialistas y de izquierda, para formar un Frente Antiimperialista. Si se profundiza el ajuste hay que promover un Argentinazo y abrir una situación revolucionaria, con un gobierno de transición y unidad que aplique medidas como las mencionadas: ruptura con el FMI, aumentos de salarios, jubilaciones y planes; combate a la inflación, estatización de la banca y el comercio exterior, creación de una empresa nacional de alimentos, libertad de Milagro Sala y los presos políticos, cumplir con los pueblos originarios, reforma judicial a fondo, nueva ley de medios contra el monopolio Clarín y sanciones a monopolios ingleses para forzar la negociación de Londres sobre las Malvinas argentinas.

            Dirán que esto es utópico. Lo mismo dijeron de Moreno, Belgrano, San Martín y los demás patriotas de la Primera Independencia. Ahora no queremos ser neocolonia de Washington como propone la derecha, ni tampoco ser Corea del Sur, como pidió Cristina. Luchamos por la Segunda y Definitiva Independencia.

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