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NOTAS POLÍTICAS
¿Quiénes fueron y son funcionales a la derecha?
A más de cinco meses de haberse iniciado el gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel, hay que ser un analfabeto político para no darse cuenta que estamos sufriendo un plan de ajuste en motosierra y licuación de activos, con entrega del país y una fuerte represión policial, de Gendarmería y de ser posible incluso las FF AA para desarticular la resistencia.
Algunos fragmentos de la destrucción son la alta inflación: en los primeros 4 meses del año fue del 65%. Y si en abril bajó al 8,8%, tuvo mucho que ver la tremenda depresión económica, en un año donde el PBI caerá 2,8 por ciento según el FMI, que otros organismos estiran a 3,1.
En seis meses, de octubre 2023 a marzo 2024, hubo una pérdida de 94.000 empleos formales registrados privados. En tanto, el empleo público se redujo hasta febrero en 54.000 personas, con Milei jactándose ante los foros empresarios que despedirá a 70.000 empleados públicos. Estos, además, son estigmatizados, como “vagos”.
Las grandes riquezas en alimentos, minería, hidrocarburíferos, etc, están en el centro de la entrega que el gobierno busca concretar a fuertes grupos económicos extranjeros y nacionales. A eso apunta la ley Bases y el Régimen de Incentivo a los Grandes Inversores (RIGI), que harán del país una mera factoría, sin industria ni ciencia ni desarrollo nacional.
Ese proyecto, además de ser profundamente retrógrado, apunta a conseguir divisas pero al sólo efecto de pagar la deuda externa, que requerirá más millones de dólares. Más pagamos y más debemos. Según el economista Horacio Rovelli, este gobierno ha aumentado esa deuda en 32.371 millones de dólares y la factura total supera los 403.000 millones de dólares.
Por eso este gobierno tiene el apoyo del arco del empresariado monopólico, que lo aplaude en el Foro del Llao Llao, el CICYP, la Cámara Americana de Comercio (AmCham), retribuyendo al presidente que los felicita como héroes por eludir impuestos y fugar sus capitales. Ese es el poder económico concentrado que motoriza y aprovecha el plan de ajuste, entrega y represión que llevan adelante Milei y sus aliados Bullrich, Macri, De Loredo, Pichetto, Llaryora, etc.
Conocer y delimitar al enemigo es el primer paso para desarrollar una estrategia para vencerlo, concentrando la puntería en ese blanco. En la jerga marxista-leninista se llama definir “el enemigo principal”.
¿CÓMO LLEGARON AL GOBIERNO?
¿Cómo llegó ese “imperio del mal” al gobierno?
La razón es que esas fuerzas poderosas de la economía y las finanzas, de acá y el mundo, con activa participación del imperio yanqui y del sionismo, siempre existieron y apadrinaron a las corrientes políticas afines, por ejemplo a Macri en 2015. Luego de su derrota en 2019 algunos se cobijaron en el gobernante Frente de Todos, sobre todo con Massa, hombre de la Embassy y de vínculos con el Departamento de Estado.
Llegado el momento, en 2023, los Rocca, Eurnekian, Elsztain, Galperín, Rattazzi, Funes de Rioja, Pereda Born, etc, apostaron por Milei. Lucharon por un gobierno que los represente cabalmente y les llene los bolsillos, acá y en el mundo, y un ajuste sin piedad a los de abajo.
En su llegada al gobierno tuvieron factores y aliados que los favorecieron. Es importante subrayar esto, para sacar lecciones de cara al presente y futuro.
Durante mucho tiempo los dirigentes peronistas y muchos activistas de ese palo chicaneaban a la izquierda acusándola de ser “funcional a la derecha”. Si la izquierda criticaba el acuerdo reservado de YPF con Chevron por Vaca Muerta, firmado por CFK y Kicillof, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda rechazaba los operativos represivos de Sergio Berni y la Gendarmería contra las huelgas obreras en la Panamericana, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda objetaba la candidatura presidencial de Scioli en 2015, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda criticaba poner a Alberto Fernández en la presidencia en 2019 y a Massa como titular de Diputados, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda denunciaba el acuerdo firmado con el FMI en Diputados en marzo de 2022, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda se oponía a la complicidad de la burocracia sindical que en cuatro años no hizo un solo paro contra el ajuste, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda repudiaba el retroceso en la estatización de Vicentin, era “funcional a la derecha”. Si la izquierda lamentaba que Cristina recibiera a la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, era “funcional a la derecha”. La “jefa” avaló a Massa como ministro de Economía primero y presidenciable después, y como la izquierda no estaba de acuerdo, era “funcional a la derecha”.
Los hechos son obstinados. Scioli es el actual secretario de Turismo y Transporte, y pide un Premio Nobel para Milei. Pichetto fue candidato a vicepresidente de Macri y hoy es aliado de los fachos seudo libertarios. Berni dice ser un admirador de Bullrich. Massa está trabajando para el fondo buitre Greylock. Cristina ha sido una de las grandes responsables del terrible fracaso de su gobierno 2019-2023 y no ha hecho ninguna autocrítica, mandándose a guardar en casita los primeros meses, cuando la izquierda tan criticada por ella encabezaba las protestas callejeras el 20 de diciembre y el paro del 23 de enero.
Queda claro que hubo sectores “funcionales” a la victoria de la derecha, pero no fueron de izquierda sino de adentro del peronismo, kirchnerismo, frentetodismo, etc. Los que levantaron el dedito acusador son los que favorecieron la llegada de Milei a la Casa Rosada, incluso algunos como Massa han sido señalados de haber armado las listas de Milei en provincia de Buenos Aires. Obvio, no hablamos de todos los peronistas sino de dirigentes como los acá nombrados, mientras otros militantes peronistas lucharon y sufrieron las consecuencias, como la compañera Milagro Sala, presa política durante ocho años, cuatro de Macri y cuatro de Fernández, a la que Cristina no se dignó visitar ni una sola vez.
Así que lávense bien la boca antes de repetir la mentira de que “la izquierda es funcional a la derecha”.