Derechos Humanos
No olvidamos a Santiago Maldonado:
Es otra vez agosto y ya pasaron 5 años desde aquel ⅛ en que la Gendarmería arremetió contra la comunidad mapuche que realizaba un corte de ruta en la provincia de Chubut para reclamar por el derecho de sus tierras ancestrales hoy en manos de los latifundistas del grupo Benetton. Lo que sucedió aquel 2017 no fue un hecho aislado. El clima de violencia e impunidad con el que las Fuerzas de seguridad venían actuando en el denominado “conflicto mapuche” venia en auge, tanto en Argentina como en Chile, en forma de detenciones, persecuciones, allanamientos y actitudes que evidenciaban una clara postura discriminatoria.
Santiago Maldonado desapareció como consecuencia de la acción represiva de Gendarmería en uno de sus operativos contra las comunidades ancestrales, la cual podría ser descripta como una mezcla de los westerns propios del cine americano con una operación propia de los grupos de choque de las FFAA. Balas de goma, perdigones de plomo, destrucción de propiedad y elementos del pueblo originario (también algo similar a lo que se hacían en Vietnam las tropas imperialistas de Estados Unidos que arrasaban pueblos como se muestra películas como platoon) convirtiendo lo realizado por Gendarmería en una operación de “búsqueda y destrucción”.
Finalizado el operativo luego de que “corrieran” a los manifestantes, quienes se refugiaron en los bosques cercanos al rio Chubut, comenzaron los hechos que carecen de claridad. Testigos afirmaron que Santiago fue detenido por los gendarmes, mientras que éstos negaban tener a Santiago a su disposición. Se iniciaron los rastrillajes e inspecciones que parecían no llevar hacia ningún lado, puesto que de Maldonado no existían rastros o pistas concluyentes. Eso, además de las irregularidades, amenazas a testigos, procesos muy negligentes y cómplices de dos jueces hasta que finalmente, luego de un QUINTO rastrillaje, darían con el cadáver del joven mochilero.
El gobierno de Macri fue el gran responsable de esa represión y esa desaparición forzada concluida en muerte, con su ministra de “Seguridad” Patricia Bullrich en primer lugar. Ese bando homicida y su prensa adicta negaban que Santiago hubiera sido reprimido, lo daban como viajero en Chile o en provincias argentinas, etc.
El Poder Judicial en un primer momento determinó que la causa de la muerte fue un ahogamiento simple, como si de un accidente desafortunado se tratara, pero la cámara consideró a la investigación como insuficiente y carga de controversias. La querella del hermano del fallecido, Sergio Maldonado, y su abogada Verónica Heredia, sostuvo que Santiago fue asesinado y plantado en el lugar como si se tirara una bolsa de basura.
Esa querella pidió a la Corte Suprema de Injusticia que designara nuevo juez, pero hace años que los cortesanos no aprueban ese pedido.
Este caso movilizó a gran cantidad de sectores políticos, movimientos sociales y de DDHH, ante la represión y cantidad de mentiras, especulaciones y gran cantidad de intentos por encubrir el hecho principal. Pero lo de Santiago sirvió para terminar de visibilizar el conflicto mapuche y demostrar que sigue existiendo por parte del estado nacional y de un sector de la población la idea de perseguir a las comunidades autóctonas por considerarlas menos, por no ser de descendencia europea. En este país se prefiere defender la propiedad privada de empresas multinacionales antes que los derechos constitucionalmente reconocidos a estos grupos nativos.
Santiago fue un joven mochilero, artesano, tatuador, solidario y anarquista. Nosotros desde una trinchera diferente en lo ideológico, pues somos marxistas, lo recordamos y rendimos homenaje a su memoria y a su compromiso con las causas justas como el reclamo por las tierras mapuches en Chubut. Exigimos justicia y volvemos a utilizar una frase importante “NUNCA MÁS”
LULO MALESSORI