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Más endeudamiento externo macrista, bonos a 100 años

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El gobierno de Macri tomó deuda a 100 años, a tasas altísimas, beneficiando a bancos amigos y destinando el dinero a pagar deudas y a gastos no operativos del Estado.

La medida se adoptó en un contexto en el que el gobierno emitió más de 80.000 millones de dólares de deuda en un año y medio de mandato. Esta enorme cifra, una de las más altas del mundo entre los países no centrales, no se adquirió para mejorar la infraestructura del país ni para impulsar el desarrollo económico desde el Estado, sino para pagar intereses y deudas y para sostener la fuga de capitales.

La deuda en cuestión fue emitida por el Ministerio de Finanzas y generó más burlas que elogios aún entre los economistas ortodoxos; incluso el periodista del Financial Times Robin Wigglesworth realizó una encuesta en Twitter sobre la medida “más loca” del mundo financiero, en la que los bonos centenarios resultaron ampliamente ganadores con el 69 por ciento de los votos.

Se trata de una deuda de 2.750 millones de dólares a devolver en el año 2117, pagando una tasa anual de 7,125%. Esto significa que, por cada 100 dólares prestados al Estado argentino a través de este bono, cada año se pagarían 7,125. Sin embargo, los bonos no se vendieron a su valor nominal sino un poco menos; un “inversor” habría pagado menos de u$d 90 por cada 100 dólares, a pesar de lo cual recibiría el mismo pago anual: por eso el “rendimiento” es de alrededor del 8%.

Con semejante tasa, los compradores del bono prevén recuperar lo invertido en tan sólo 13 años, quedándole 87 años para seguir cobrando pura ganancia en concepto de intereses.

Esta es una de las claves de esta toma de deuda: la tasa es anormalmente alta, permitiendo compensar las incertidumbres de un futuro a largo plazo con los intereses excesivos. De hecho, hubo otros países que tomaron deuda a 100 años en los últimos tiempos, pero reconociendo intereses muy inferiores: México se endeudó a un 5,25% anual, en tanto que Irlanda pactó un 2,35% y Bélgica un 2,3%. Anteriormente Francia había emitido un bono a 50 años reconociendo intereses al 1,9% anual.

Los compradores de los bonos prevén una ganancia a largo plazo; sin embargo, hubo otros actores en esta operación que obtuvieron beneficios contantes y sonantes de manera inmediata.

La resolución que oficializa el bono centenario es la 97-E/2017 del Ministerio que conduce Luís Caputo y establece comisiones y honorarios para los bancos que participan de la colocación.

Cuatro bancos sindicados como los verdaderos ideólogos de la operación recibieron más de 57 millones de pesos por sus servicios, ya que fija una comisión de una comisión del 0,12% del capital total. Las entidades favorecidas presentan nombres muy repetidos en la larga historia de endeudamiento argentino: HSBC, Citigroup y Santander. Estos tres bancos figuraban también entre los que cobraron 150 millones de dólares con el escandaloso “megacanje” de 2001, bajo la gestión de Domingo Cavallo y Federico Sturzenegger (el actual presidente del Banco Central era en ese entonces Secretario de Política Económica del gobierno de la Alianza).

Otro banco que cobrará por participar en la colocación será el Bank of New York Mellon (BNYM), designado como agente fiduciario (el que manejará la plata involucrada para realizar los pagos). Durante el gobierno anterior se había planteado revocar el contrato por el que ese banco manejaba los fondos de los pagos de deuda argentinos, luego de que la entidad financiera acatara la disposición del juez Thomas Griesa de inhibir el pago a acreedores por el reclamo de los fondos buitre. El BNYM recibió 40.00 dólares por honorarios y más de 700 mil adicionales por gastos de “impresiones, distribución de prospectos, traducción y otros gastos asociados habituales”.

Al cierre de esta edición de LIBERACIÓN, el gobierno pidió autorización a la Comisión de Valores de Estados Unidos para emitir deuda por 12.500 millones de dólares, la segunda solicitud de bonos más importante de la historia argentina, sólo por detrás del pedido de 16.500 millones de dólares en abril del año pasado para pagarle a los buitres.

Este endeudamiento a larguísimo plazo pone de manifiesto los lineamientos generales de la toma de deuda del gobierno actual: comprometerse con el capital financiero a tasas elevadas y por largo tiempo, favorecer de manera inmediata a un grupo de bancos, y no usar los recursos obtenidos para fortalecer a la economía nacional sino para pagar deuda, costear la bicicleta financiera y a lo sumo paliar una parte del déficit fiscal. ¡Es la entrega del país por generaciones enteras!

JORGE RAMÍREZ

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