Liberación - Órgano de Prensa
Lo más importante es luchar por una solución antiimperialista
EDITORIAL
Hay muchas cosas claras sobre la crisis argentina. Otras no están resueltas, respecto a cómo va a terminar dicha crisis: si como la generalidad de las veces, pegando sobre las espaldas del pueblo trabajador o bien con una solución popular donde los monopolios tengan que poner algo de sus inmensas fortunas.
Es una crisis económica de fondo, cuyo síntoma emergente es la inflación: 7,4 por ciento en julio y 46,2 en lo que va del año, con la posibilidad de que cierre el 2022 en alrededor del 90.
Eso determina ganadores y perdedores. Ganan muchísimo los monopolios, exportadores y banqueros, y gana un poco el gobierno porque recauda más por IVA y otros impuestos. En cambio, pierden por goleada los trabajadores, gente humilde y de clase media, que tienen ingresos insuficientes y en pesos, devaluados con un dólar blue de 300 pesos.
El gobierno del Frente de Todos, de los dos Fernández y Massa, no pudo ni supo controlar la inflación porque ni siquiera tiene un buen diagnóstico de esa enfermedad; ni con Guzmán, Batakis ni el actual superministro Massa. Dicen que se debe a múltiples causas, coincidiendo con el FMI, pero esa es media verdad o sea mentira. Niegan y ocultan que la principal de todas es el manejo monopólico de 200 formadores de precios en toda la economía, con firmas que se repiten en varios rubros.
Y en vez de apretar a esos formadores de precios, incluso con la incautación de sus empresas, siguen buscando acuerdos con la Unión Industrial, la Cámara de Comercio norteamericana (AmCham), la Mesa de Enlace, la COPAL y el Consejo Argentino Agroindustrial (CAAI).
Ese es un ejemplo del fracaso del gobierno, del ajuste que padece el pueblo y de una crisis que va a reventar porque la pobreza y sobre todo el hambre no esperan.
Respecto a los monopolios, el Frente de Todos sigue en el retroceso de julio de 2020 cuando desistió de la estatización de Vicentín, empresa de alimentos y exportadora que tenía grandes deudas con bancos del Estado. Pudo ser una herramienta estatal para intervenir en el el mercado de alimentos, la exportación y liquidación de divisas, etc.
Desde entonces la línea es buscar el acuerdo con los monopolios. Por eso Guzmán iba a los coloquios de la AmCham y privilegiaba el diálogo con Funes de Rioja (UIA, COPAL), pactaba con Kristalina Georgieva (FMI) para pagar la deuda contraída por Macri. Y Massa hace otro tanto con esos mismos interlocutores, con el embajador Marc Stanley y la Mesa de Enlace Rural. Su plan busca dólares a cómo dé lugar, con tal de pagar al Fondo aquella deuda ilegal y cumplir con el cogobierno establecido en el acuerdo de marzo pasado.
Massa ofrece beneficios a los sojeros y agroexportadores de CAAI para que prefinancien exportaciones y liquiden divisas haciendo una buena diferencia a costa del Estado. También quiere endeudarse con tres bancos internacionales ofreciendo tasas en dólares del ¡15 por ciento anual!
Después de dos años y 8 meses de gobierno del FDT no podemos esperar nada bueno. Y menos aún de Massa, con más años al servicio de lo que le ordene la Embassy. Diría Mao: “desechar las ilusiones y prepararse para el combate”. Sólo tontos y retontos, ingenuos, posibilistas, oportunistas y/o traidores, pueden aplaudir esta gestión del ajuste fondomonetarista.
¿QUÉ HACER?
Lo primero es tener claro que la crisis tiene culpables económicos, políticos y mediáticos, de acá y del imperialismo, del oficialismo peronista y la oposición macrista. En especial hay que sacarle la careta a Massa, que puede engañar a alguna gente y a otra convencerla de que tienen que apoyarlo, como lo logró con Cristina y La Cámpora, lamentablemente descendidos a socios y cómplices.
Lo segundo es demostrar esa oposición popular en las calles, mediante protestas, huelgas, acampes, movilizaciones, asambleas, piquetes, ocupaciones, actos, denuncias y toda otra forma de expresión popular. Si el pueblo no se moviliza estará derrotado de antemano porque esa es su principal herramienta. A la hora de luchar los movimientos sociales y algunos gremios puntuales son la vanguardia.
Lo tercero es unir todo ese diverso torrente social en un programa reivindicativo pero también político, porque la crisis es ante todo política. El PL insiste en sus 7 puntos:
1.-Salario mínimo igual a la canasta básica total de 105.000 pesos y jubilaciones con el 82 por ciento móvil, los Potenciar Trabajo a la mitad de esa suma y un Ingreso Básico Universal.
2.-Control sobre los formadores de precios para frenar la inflación. Nacionalización del comercio exterior y de los puertos. Soberanía sobre el río Paraná. Anulación del decreto 949/2020.
3.-Fuertes impuestos a las grandes fortunas, a la renta inesperada y aumento de retenciones a las exportaciones. Impuesto a la renta normal potencial de la tierra. Que los pueblos originarios tengan sus tierras y sus derechos.
4.-Nacionalización de la banca y fin del negociado de las Leliq. Créditos a la producción nacional mediana, las Pymes y cooperativas. Basta de tarifazos. Estatización del sector energético.
5.-Auditoría y suspensión de pagos de la deuda externa, anulación del pacto con el FMI.
6.-Cárcel a Macri, Bullrich, Dujovne y los vaciadores del país. Libertad a Milagro Sala y todos los presos políticos.
7.-Solidaridad con Cuba, Venezuela, Nicaragua y demás pueblos agredidos por el imperialismo. Por un mundo multipolar y más justo. Contra el imperialismo, el fascismo y en defensa de la paz mundial.
Este programa debe ser mejorado con los aportes de otras fuerzas populares. Algunas estamos en la oposición al gobierno (PL, Convocatoria Segunda Independencia, OLP RyL, Rebelión Popular, etc). Otras están distanciándose del gobierno, como Soberanos, Encuentro Patriótico, etc, y eso parece repetirse con MTE-Frente Patria Grande, Unidad Popular de Claudio Lozano y sectores del PC. Hay que dejarse de joder con el sectarismo y el oportunismo. Es necesario unirnos en un frente antiimperialista sin que nadie pierda su independencia ni su orgánica y menos su historia.