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La situación de la docencia en Argentina y el partido de Moreno en Buenos Aires

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Un poco de historia

            En el año 1966 el gobierno militar de Onganía intervino e invadió sangrientamente la Universidad de Buenos Aires en la “Noche de los bastones largos”. Además de la contundente represión, el gobierno militar detuvo y expulsó a más de 700 profesores, destruyendo así la alta calidad educativa y científica que costó décadas construir. Fue la mayor emigración de científicos del país. Y eso lo hizo un gobierno de la oligarquía y el capital internacional y “nacional”.

            En el gobierno de Menem (1989-1999), el ministro Cavallo, al servicio de los mismos intereses del capital financiero, ante la protesta de los investigadores y científicos los mandó a “lavar los platos”. Durante el menemismo se impulsó la Ley Federal de Educación que acompañó el proceso de flexibilización laboral y que significó un ataque a la calidad educativa. Todo bajo las órdenes del gran capital local y la embajada de EE.UU.

            Después del estallido popular llamado “crisis del 2001” se inicia un acampe docente en el Congreso Nacional debido al desastre social al cual condujo Cavallo con sus políticas de ajuste. “La Carpa Blanca” fue un emblema de resistencia y lucha de la docencia a nivel nacional, esa correlación de fuerzas pudo avanzar en una nueva Ley de Educación, derogando la Ley Federal, una Ley de Financiamiento Educativo y algo muy importante, se inicia un nuevo ámbito de negociación colectiva: la Paritaria Docente con un piso salarial unificado para toda la Argentina.

            “Las tizas no se manchan con sangre” repetíamos los docentes después del asesinato del trabajador de la educación, Carlos Fuentealba, el 5 de abril del 2007, en la durísima represión del gobierno provincial de Jorge Sobisch (gobernaba el país Néstor Kirchner). El accionar de la policía de Neuquén fue una decisión política ante el pedido de aumento salarial.

            Los gobiernos kirchneristas que se sucedieron entre 2003 y 2015 no hicieron mucho más por la educación pública, el financiamiento educativo siempre estuvo en el  del 5% del PBI y aumentaron un punto. Si comparamos con el resto de países de América Latina, por ejemplo, Cuba destina un 16 del PBI o Bolivia un 9. La calidad educativa fue en progresiva decadencia, con el fin de formar mano de obra barata para el sistema capitalista.

            A esto se sucede el gobierno macrista, el cual sólo prevé ajuste y desguace de la educación con Esteban Bullrich como ministro. Éste pregonaba: “El problema es que nosotros tenemos que educar a los niños y niñas del sistema educativo para que hagan dos cosas, o sean los que crean esos empleos, generan, y le aportan al mundo esos empleos o crear argentinos y argentinas que sean capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla. Y de entender que no saber lo que viene es un valor…”. Posteriormente en el  2018 ocurre la explosión de la Escuela Primaria N° 49 en el partido de Moreno por escape de gas. Provoca el asesinato de dos trabajadores de la educación, Sandra Calamano y Rubén Rodríguez. La docencia morenense sale en forma espontánea a reclamar y se produce lo que conocemos como “el Morenazo”, con movilizaciones masivas por pedido de justicia y presupuesto educativo para infraestructura escolar. La muerte de nuestros compañeros refleja el terrible recorte en educación y que aún continúa.

EL MOMENTO ACTUAL

            Las últimas medidas del gobierno de Milei fueron mantener el pobrísimo presupuesto educativo que viene de Alberto Fernández, no enviar las partidas para incentivo docente siendo este parte del salario de profesores y maestros (FONID), y del ítem conectividad para las provincias. La “Ley Ómnibus” declara la educación como “servicio esencial” atacando directamente el derecho a huelga, los docentes deberán completar exámenes cada cinco años para validar saberes con el objetivo de  obtener una “mejora salarial”, habilitando la “meritocracia” en la carrera docente. Agrega el derecho de la patronal a echar a un trabajador docente si así lo considera arbitrariamente, significa terminar con los “cambios de función” (los docentes realizan trabajos administrativos por enfermedades graves, por ejemplo, oncológicas o psiquiátricas). Esto en el marco de un terrible ajuste a los trabajadores con salarios a la baja, aumento de transporte y en el precio de los alimentos, pago de deuda externa ilegal y aplicación de órdenes del FMI.

            Si la educación está en “crisis” se culpa al docente como principal responsable y no a las políticas antes mencionadas. Este servicio público lo quieren convertir en espacio posible de inversión. Por lo tanto, la educación y desarrollo científico y tecnológico (CONICET, Universidad Pública, ARSAT, etc.) aparecen a los ojos del capital como espacios de rentabilidad. Millones de estudiantes que necesitan estudiar son observados por sectores que buscan acrecentar sus ganancias. Este desfinanciamiento educativo intencional, llamado recorte del gasto público, es puntapié para un proceso de entrega al sector privado.

            El partido de Moreno es lugar clave para aplicar el ajuste social y educativo ordenado por el FMI. El conurbano bonaerense poco importa y esto se refleja en la no construcción de escuelas y escaso personal docente. No hay bibliotecarios por turno escolar. Muchas escuelas no tienen la cantidad de preceptores, profesores, maestros, ni los Equipos de Orientación Escolar necesarios. Las dificultades que se presentan son el ausentismo crónico, estudiantes con deficiencias alimentarias, comedores escolares superpoblados, violencia escolar, enfermedades recurrentes, dificultad para el aprendizaje, etc.

            La docencia se encuentra sobrecargada, las tareas van desde planificación y aprendizajes (actividad específica de la profesión), entrega de SAE (Servicio Alimentario Escolar), atención de situaciones de violencia dentro y fuera del ámbito escolar, hasta control y arreglo de mobiliario (infraestructura escolar). El salario docente no cubre la canasta básica, entonces muchos trabajan dos y tres turnos escolares.

            Solo el entendimiento de la situación que vivimos y el debate abierto con trabajadores de todos los sectores sobre las causas de los problemas que nos aquejan y el compromiso social serán un inicio para cambiar esta realidad.

TERE TECHEIRA E IVANA ALMAFUERTE

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