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Falta un Frente Antiimperialista

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Bernardo Neustadt, prototipo del periodista amigo de la dictadura militar-cívica, disimuló la dependencia negando la existencia del imperialismo. “El único imperialismo que existe es el de la estupidez”, decía. En ese y otros temas fundamentales estaba sirviendo a los monopolios.

El imperialismo, fundamentalmente el yanqui en el mundo y nuestra América en particular, es el gran obstáculo para el progreso, la soberanía, la democracia y los derechos de los pueblos.

Y con Mauricio Macri esa realidad ominosa es más dura que antes. El imperialismo es un factor de poder real desde adentro, con los monopolios y bancos, más las recetas fondomonetaristas aplicadas a sangre y fuego con ajustes como el actual. Y también es un factor de dominación desde afuera, con las políticas de Wall Street y su vigencia en nuestro territorio, el Comando Sur y las bases militares estadounidenses en la región, las alianzas regionales proyanquis con Macri, Temer, Santos, el peruano PPK y ahora Piñera en Chile. También en cuanto a la injerencia cultural y mediática, con la SIP, la CNN y las redes de Google coordinado con el Pentágono y la CIA.

La deuda externa muestra la dominación del capital financiero internacional, asociado al gobierno de Macri y sus CEOs, varios de los cuales, como Luis Caputo, han sido directivos de esos bancos extranjeros.

Según el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), Macri, Caputo, Dujovne y Sturzenegger habían endeudado hasta fines de 2017 al país en 128.000 millones de dólares (el Observatorio Germán Abdala dio una cifra algo superior).

Esa denuncia fue retomada por Tomás Lukin en Página/12 el 8/1: “los vencimientos de este año son los más elevados del período 2017-2047. Deberán cancelarse 9.019 millones de dólares de intereses, 7.555 millones en concepto de capital y 15.718 millones de dólares por vencimientos de Letras del Tesoro en dólares”. O sea, en 2018 “el Gobierno necesitará divisas para financiar vencimientos de capital e intereses por 32.292 millones de dólares, o en parte renegociados con más intereses”.

Semejante endeudamiento –que no sirvió para obras del desarrollo sino en su mayor parte para la fuga de capitales, previa bicicleta financiera- está teniendo efectos catastróficos para nuestro pueblo y muchas generaciones. Un dato de color, siniestro, es que “cada segundo, según el Observatorio Fiscal, se suman 862 dólares de nueva deuda”.

Semejante endeudamiento lleva a la pobreza de las mayorías y el atraso del país, porque privilegia a esos acreedores externos y sus aliados locales, para pagar vencimientos empinados por la usura. Esta prioridad supone ajustar y relegar, poniendo en lugares secundarios a obras nacionales del desarrollo y la inversión social en educación, salud, vivienda, etc.

Es una historia que ya se padeció, con el endeudamiento de la dictadura militar-cívica, engordada por el menemismo y la Alianza, que terminó impactando en la gran crisis de diciembre de 2001. Los responsables de ese drama fueron los bancos de Rockefeller, el Chase y JP Morgan, Citibank y los planes del FMI y el Banco Mundial.

Muchos miles de millones de dólares fueron succionados por esos imperialistas y entre los condicionamientos también estuvo la privatización de empresas públicas. Los argentinos quedamos secos de divisas y más pobres en patrimonio; los monopolios, bancos y privatizadas nadaron en plata.

Esa no es una historia vieja y superada, es actual y agravada por la administración Macri. Por eso la deuda externa es una gran divisoria para las fuerzas políticas. La mayoría de éstas hoy omite tomar posición o hace una crítica menor.

 

UNA NEOCOLONIA

Para el PL, es necesario un Frente Antiimperialista con el planteo de no pago de la deuda externa. Los fondos ahorrados deben ser destinados a fines de desarrollo y justicia social de nuestro pueblo, en vez de ir a pagar la usura mundial. Hay que investigar los negociados de Macri y Caputo para que éstos terminen presos. Es necesario romper con el Fondo Monetario y el BM, formar un Banco del Sur con la Unasur y Celac, acercarse al banco internacional auspiciado por China en el marco de la Nueva Ruta de la Seda, etc.

Además, el PL insiste en el costado político y estratégico que demanda el Frente Antiimperialista, además de lo referido a la economía y el endeudamiento. Es que el gobierno del PRO-Cambiemos firma acuerdos con la DEA yanqui para darles una base en Misiones y consulta con el Comando Sur para crear una “fuerza de despliegue rápido”, militar. Y no dicen nada sobre Malvinas, que siguen usurpadas por los británicos como base de la OTAN. En cambio el macrismo es materia dispuesta para sumarse a los yanquis en sus campañas contra Cuba, Venezuela y Bolivia.

Todos esos aspectos tienen un lugar destacado en la realidad argentina y hacen a la esencia de un Frente Antiimperialista. La consigna de “Liberación o Dependencia”, es muy actual, como “Patria latinoamericana o neocolonia”. No puede haber unidad política, ni ahora ni en 2019, esquivando estas definiciones básicas y suplantándolas por un rejunte electoral de centroderecha con eje en el PJ para refritar el fracaso de la Alianza. “Seamos libres, lo demás no importa nada” reclamaba el gran José de San Martín.

 

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